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Recuento 2022: Mejores directores iberoamericanos de animación

Recordamos a los diez cineastas cuya labor a lo largo del año moldeó el futuro de nuestras industrias.

12 de diciembre de 2022
Por Luis Miguel Cruz
Recuento 2022: Mejores directores iberoamericanos de animación
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El 2022 fue un estupendo año para la animación iberoamericana. No sólo para las producciones, sino para nuestros artistas, empezando por los directores que encabezan los equipos que hacen posible el arte animado. Fueron muchos los que sobresalieron, pero recordamos a los diez que más dieron de qué hablar a lo largo de este año. Gracias a todos ellos por poner nuestras industrias en alto.

 

10. Alê Abreu (Perlimps)

La espera fue larga, pero Alê Abreu está de vuelta. Luego de hacer historia con O Menino e o Mundo, primera película brasileña en ser nominada al Oscar animado, el cineasta regresó durante el 2022 con una apuesta completamente diferente, pero dotada de un mensaje igual de trascendente. Se trata de Perlimps, una cinta que recurre a la fantasía para abordar la importancia de la unión entre pueblos, con dos animales de naciones enemigas que deben unirse para enfrentar una amenaza común. Su estreno fue recibido con bombo y platillo en Annecy, para después pasar con éxito por varios festivales de prestigio. Que no les sorprenda su ausencia en la lista de preseleccionados al Oscar, que el brasileiro tiene experiencia en la carrera y es muy probable que esté apostando por una futura edición del certamen hollywoodense.

 

9. José Miguel Ribeiro (Nayola)

La de José Miguel Ribeiro merece ser considerada una de las óperas primas más formidables del año. El portugués incursiona en el largometraje con Nayola para ofrecer una serie de profundas reflexiones en torno a la guerra sin necesidad de centrarse en un campo de batalla, sino ahondando en la historia de tres generaciones de mujeres cuyas vidas se han visto marcadas por el conflicto. Una trama que invita a reflexionar sobre cómo los soldados no son los únicos aquejados por el belicismo, sino que sus cicatrices se extienden por sus familias y por consiguiente, por toda la sociedad. No menos sobresaliente es que el cineasta no lo hace desde la eterna perspectiva occidental, sino desde el enfoque africano con la guerra civil angoleña, lo que invita a reflexionar en torno al país y lamentarnos por el hecho de que la guerra siempre salga a figurar como un común denominador de la humanidad.

 

8. Charise Castro-Smith (Encanto)

El éxito de Encanto hizo que todos habláramos de Bruno. Pero también de Charise Castro-Smith, quien luego de un estupendo paso por el terreno del guionismo y la producción, incursionó con todo en la realización de la mano de los Madrigal. La estadounidense de ascendencia cubana fungió como codirectora al lado de Jared Bush y Byron Howard, una tercia creativa que complementada por Lin-Manuel Miranda resultó en una de las producciones animadas más populares de Walt Disney. No sólo ganó el Oscar a Mejor película de animación, sino que puso a todos a bailar y a cantar con We Don’t Talk About que se convirtió en la segunda canción del ratón en alcanzar la primera posición del Billboard Top 100 tras A Whole New World de Aladdin. El gigante estadounidense ya busca distintas formas de regresar a Casita, que van de posibles secuelas a potenciales atracciones en los parques temáticos. Aunque no hay nada oficial, estamos seguros que la creativa jugará un rol decisivo en su desarrollo.

 

7. Carlos López Estrada (Raya and the Last Dragon)

Los gigantes de la animación siempre han contado con talento iberoamericano en sus filas. Sin embargo, el caso de Carlos López Estrada es especial, ya que Raya y el último dragón lo convirtió en el primer mexicano en dirigir una película de Walt Disney Animation Studios, un crédito que compartió con Don Hall y Paul Briggs. Si esto no fuera suficientemente meritorio, también se convirtió en el primer mexicano nominado al Oscar en la categoría de Mejor película de animación. Cualquiera habría pensado que después de estos logros, el cineasta continuaría su flamante recorrido en la casa del ratón, por lo que la sorpresa fue mayor cuando anunció su salida para sumarse a Nexus Studios para la realización de un documental animado que estrenará en 2023 y cuyos detalles no han sido revelados. Mientras tanto, fue confirmado pada la adaptación de acción real de Your Name de Makoto Shinkai.

 

6. Carmen Córdoba (Roberto, Amarradas)

Si hay una cineasta que puede presumir un ascenso meteórico esa es Carmen Córdoba. Debutó en la animación apenas en 2021 con Roberto que no se cansó de acumular reconocimientos: más de 170 galardones y más de 360 selecciones, incluyendo doce festivales calificadores al Oscar y su preselección al Premio de la Academia con la que se convirtió en el noveno corto de nuestra región que buscará la estatuilla hollywoodense en la ceremonia 2023. No conforme con esto, también se permitió estrenar su segundo cortometraje. De técnicas e intenciones completamente distintas, Amarradas comparte una serie de vivencias personales en torno a su madre y sus hijos, lo que implica una trama profundamente intimista, pero sobre todo un paso decisivo a la madurez realizadora. Cualidades que le valieron una bien merecida nominación al Goya. Y va a por más. Actualmente trabaja en su primer largometraje, Un mundo propio, producido por Nico Matji y que se encuentra en fase de desarrollo.

 

5. Hugo Covarrubias (Bestia)

Chile hizo historia tras dar el primer Oscar animado al bloque iberoamericano con Historia de un oso. La industria andina estuvo cerca de repetir la hazaña de la mano de Hugo Covarrubias con Bestia. El cortometraje no sólo fue nominado a la estatuilla hollywoodense, sino que lució como el favorito por varios momentos en la carrera. No ganó, pero siguió generando fascinación por la peculiar manera en que aborda la figura de Íngrid Olderöck, también conocida como la mujer de los perros por la manera en que usaba a estos animales para torturar a sus víctimas durante la dictadura de Augusto Pinochet. También por su brillante uso del stop motion a partir de una variante de la porcelana que se tornó decisiva para potenciar los mensajes simbólicos de esta inquietante historia. Un clásico instantáneo de la animación iberoamericana.

 

4. Alberto Vázquez (Unicorn Wars)

Uno de los nombres que más resonó en este 2022 fue el de Alberto Vázquez. Su Unicorn Wars no sólo estuvo presente en varios de los festivales más importantes del mundo, sino que además conquistó a todos a su paso. Una hazaña de este tipo sólo pudo lograrse con una historia imposible en la que se contrasta la más tierna fantasía con la brutalidad de la guerra y con la cara más oscura de la religión. En otras palabras, una cinta que explora a profundidad algunos de los mayores dilemas de la naturaleza humana al tiempo que deja muy en claro que la animación también puede hablar de temas adultos. Es apenas el segundo largometraje del realizador y ya podemos hablar de una consolidación absoluta. Primero en el formato que continuará explorando con Decorado y también en su estatus de autor con oscuras fantasías que obligan a mirar al interior de nosotros mismos. Seguiremos hablando de esta película por un buen rato que va a por el Goya 2023 y el Oscar 2024.

 

3. João Gonzalez (Ice Merchants)

Si hay alguien que puede presumir un ascenso meteórico en este 2022 es João Gonzalez con Ice Merchants. El portugués siempre manifiesta una enorme modestia cuando se refiere a su cortometraje, pero ni siquiera esto puede hacernos olvidar lo poderoso del proyecto y cómo este no se cansó de cosechar reconocimientos a lo largo del año. En la historia de un padre y un hijo unidos en un contexto improbable, gélido e incluso peligroso, pero todo esto pasa a segundo término ante el amor que los une. Una emoción que es potenciada por su elegante uso de la música, compuesto por el mismo cineasta. Ganó el Leitz Cine Discovery Prize de la Semana de la Crítica de Cannes y nueve festivales calificadores al Oscar, y hoy día se perfila como la mayor esperanza iberoamericana en la carrera por el Premio de la Academia a Mejor cortometraje de animación.

 

2. Guillermo del Toro (Pinocchio)

Guillermo del Toro ya figuraba entre los mejores directores desde hace tiempo, pero no fue sino hasta el 2022 que extendió sus dominios al terreno animado. Ya había hecho mucho por la disciplina, pero fue en este año cuando se concentró de lleno en la realización de su primera película: Pinocchio. Fue un logro en todos los sentidos, lo que incluye la exquisita adaptación a la obra de Carlo Collodi que impregnada con tintes frankensteinianos cuestiona con dureza la obediencia ciega. También el impresionante trabajo de stop motion, que hace apenas unos años era dado por muerto y que ahora alcanza su mayor pico de calidad. No nos olvidemos del respaldo a la animación iberoamericana desde el Taller del Chucho que se ha presentado con todo ante el mundo con un brillante trabajo desde la segunda unidad. Finalmente, por esa lucha continua por crear una cultura animada ante la eterna aseveración de que la animación es cine y de que la animación es arte. Ha sido un fenómeno. Si no ocupa el primer lugar es sólo porque su impacto entre las audiencias se manifestará de lleno hasta el 2023. La nominación al Oscar a Mejor película de animación parece asegurada, pero si hay justicia, también estará en las ternas de Mejor película y director.

 

1. Alberto Mielgo (The Windshield Wiper, Jibaro)

El 2022 fue de Alberto Mielgo. Luego de varios años dando muestras de su enorme talento, no sólo en la dirección, sino también en otras posiciones, el español se consolidó entre los grandes cineastas animados de Iberoamérica y el mundo entero. Su nombre brilló con fuerza gracias a The Windshield Wiper donde hizo un profundo cuestionamiento sobre lo que es el amor; posteriormente volvió a deslumbrar con Jibaro de Love, Death & Robots donde cuestionó el mismo sentimiento, aunque desde una perspectiva más salvaje, incluso oscura, pero no por ellos menos fascinante. Ambas producciones lo llevaron al Olimpo animado: La primera ganó el Oscar a Mejor cortometraje de animación, siendo la segunda producción iberoamericana en hacerse con la codiciada estatuilla; el segundo un par de Emmys que demostraron su enorme valía. Ambos galardones reconocían las narrativas, pero también la impresionante estética que elevó la técnica a tales niveles que muchos siguen preguntándose si sus proyectos son realmente animación o acción real.