La animación es cine. Precisamente por esto, a nadie debería sorprender que mientras algunos directores se especializan en el terreno animado y otros en el de la acción real, hay algunos que han construido sus carreras desde la exploración de ambos mundos. Si de ejemplos se trata, seguro que muchos podrían recordar nombres hollywoodenses como Steven Spielberg, Richard Linklater y Robert Zemeckis, pero no nos olvidemos de los cineastas iberoamericanos que han hecho lo propio con profunda destreza.

A continuación un recuento de directores iberoamericanos que han saltado de la animación a la acción real y viceversa.

Ricardo Arnaiz

Ricardo Arnaiz es un histórico de la animación mexicana e iberoamericana. Hablamos, después de todo, del director de La leyenda de la Nahuala (2007) que inició una de las franquicias más importantes de nuestra región. Ya que hablamos de Leo San Juan y compañía, no está de más recordar que también refrescó la historia con Las leyendas: El origen (2022), que como indica el título, nos llevó a los inicios de la aventura. Sus créditos como cineasta animado también incluyen Nikté (2009) y El americano (2016). Con esta filmografía a sus espaldas, cualquiera pensaría que el realizador seguiría concentrando sus esfuerzos en la animación, pero recientemente optó por probar nuevas posibilidades desde la acción real con Héroes (Sin Escape) (2022) que nos traslada al año de 1847 para presentarnos a un grupo de estudiantes de una escuela militar que se convierten en una importante línea de defensa durante la invasión en la guerra entre México y Estados Unidos. Un grupo que pasaría a la historia bajo el nombre de los Niños Héroes. No sabemos cuál será su siguiente paso, pero confiamos en que no pasará mucho para que lo veamos de vuelta en este arte que tanto nos apasiona.

Pablo Berger

Pablo Berger sólo necesitó tres películas para convertirse en uno de los grandes directores del cine español. Eso sí, todas de acción real y siendo Blancanieves (2012) la más celebrada de todas por sus rasgos diferenciadores: silente, y en blanco y negro. Fue entonces cuando el cineasta optó por aprovechar todo lo aprendido para saltar al terreno animado con Robot Dreams (2023). Una historia tan entrañable como altamente desafiante. Las sinopsis más básicas hablarán de una enternecedora y trágica amistad entre un perro y un androide, pero realmente se trata de una compleja deconstrucción de las relaciones humanas y la manera en que estas evolucionan a través del tiempo y las adversidades. La adaptación a la novela gráfica de Sara Varon ha recibido todo tipo de elogios desde su estreno y por supuesto, numerosos reconocimientos, lo que incluye el Contrechamp de Annecy. Hay buenas razones para creer que la cosecha del filme continuará aumentando, así como su impacto sobre las audiencias. De hecho, nos atrevemos a decir que estamos ante lo que bien podría ser el surgimiento de un clásico contemporáneo.

Juan José Campanella

El argentino puede presumir una carrera sumamente rica en variedad, la cual pasa de los largometrajes plagados de inquietudes sociales muy propias a las series de mayor éxito en el panorama internacional. Centrémonos en el primer caso que nos deja grandísimos títulos, como serían El mismo amor, la misma lluvia (1999), El hijo de la novia (2001), Luna de Avellaneda (2004) y El cuento de las comadrejas (2019). Mención especial para El secreto de sus ojos (2009), que inspirada en la novela de Eduardo Sacheri, suele ser vista como el filme más destacado del panorama iberoamericano contemporáneo. La alianza entre director y escritor derivó en el Oscar a Mejor película en lengua extranjera, pero también en la cinta animada Metegol (2013). Una de las producciones más sobresalientes en nuestras industrias, la cual sorprendió por su uso de una exquisita técnica 3D, pero también por su atinada exploración cultural de un fenómeno tan nuestro como es la pasión futbolera. Situaciones que le valieron reconocimientos en los Goya y los Platino, y el cariño de un público que no para de celebrarla.

Carlos Carrera

Muchos directores aguardan a la consolidación en la acción real para saltar a la animación. No fue el caso de Carlos Carrera, quien puede presumir un recorrido más inusual. Debutó con el corto documental Cuando me vaya (1986), para luego tener su inmersión animada con los también cortos Malayerba nunca muerde (1988) seguido de Un muy cortometraje (1988). No sólo tuvieron una estupenda aceptación, sino que ambos gozaron de un estilo narrativo y visual muy propio que se mantiene hasta nuestros días. Luego de varios proyectos live action, alcanzó la madurez desde la animación con El héroe (1994) que bien puede considerarse una obra decisiva para el cineasta, pero también para el desarrollo de nuestras industrias. Y entonces llegó el distanciamiento. Películas como Sin remitente (1995) y El crimen del padre Amaro (2002) lo llevaron a lo más alto, pero lo alejaron de una clara pasión. El mexicano, sin embargo, nunca se olvidó de sus raíces y trabajó por casi una década para sacar adelante Ana y Bruno (2017), que sobresalió por su ambiciosa técnica 3D, pero sobre todo por su inusual mezcla de elementos como la imaginación, la amistad, la salud mental y la muerte, que dejan una historia tan madura como emotiva.

Javier Fesser

Los treinta años de trayectoria de Javier Fesser le han convertido en todo un referente del cine español. Un estatus alcanzado desde la acción real con títulos como El milagro de P.Tinto (1998), Camino (2008), Campeones (2018) e Historias lamentables (2020). Pero el cineasta no sólo es talentoso, sino que también es extremadamente multifacético, por lo que no perdió la oportunidad de incursionar en el terreno animado con Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo (2014). Su debut no estuvo exento de riesgos, pues además de la enorme popularidad de la dupla creada por Francisco Ibáñez, era la segunda ocasión que el artista trasladaba la dupla a la pantalla grande. La primera ocasión fue con actores de carne y hueso, un filme que generó opiniones encontradas; esta nueva, en animación 3D, tuvo un estreno histórico al tiempo que recibió comentarios primordialmente positivos del público y la crítica. Más de uno se pregunta si lo veremos de vuelta para una nueva aventura animada centrada en el alocado dúo, más aún tras el reciente deceso del mítico historietista.

Guilherme Fiúza Zenha

Guilherme Fiúza Zenha es uno de esos directores que no rehúye a los retos. Algo que puede apreciarse de lleno en una carrera sumamente polifacética que no vacila en pasar de lo adulto a lo familiar. Su debut en el largometraje se dio desde el terreno antológico con una 5 Frações de Uma Quase História (2007) profundamente crítica en su exploración social, para luego incursionar en el fantástico familiar con O Menino no Espelho (2014). Ahora el brasileño se adentra en su primera gran experiencia animada con Chef Jack: O Cozinheiro Aventureiro (2023), una aventura para todos los públicos que además aspira a ser el primer paso de una franquicia que ya planea su expansión por el terreno de las series. Todo esto desde la historia de un intrépido chef en la más compleja prueba gastronómica de la que tengamos memoria.

Cristian Ponce

Aunque incursionó en la animación con el videoclip Campeón mundial de Pedro Saieg (2012), Cristian Ponce siempre ha reconocido que su verdadero salto a lo profundo de este arte se concretó de un modo más bien estratégico. El argentino deseaba crear una historia que deambulara entre el suspenso y el terror, pero consciente de que su visión difícilmente se concretaría desde la acción real, se decantó por las posibilidades de la animación. Todos conocemos el resultado de esta inmersión: La frecuencia Kirlian (2017). No pasó mucho tiempo para que la antología animada alcanzara el estatus de culto con incontables personas preguntándose qué de cierto hay en esta historia y creando además una auténtica mitología en torno a la enigmática Noche del Cometa que lo inició todo. A pesar de las ansias por más respuestas, el creativo decidió que lo mejor sería moverse entre dos mundos. Continuó en el suspenso con la celebrada Historia de lo oculto (2020), pero ya trabaja en un largometraje animado que nos llevará de vuelta al pueblo maldito. ¿Y después? Nos lo preguntamos toda la noche, todas las noches…

Guillermo del Toro

Guillermo del Toro ha alcanzado la fama mundial desde el live action. Un recorrido que incluye películas intimistas en español como Cronos (1992) o El laberinto del fauno (2006), pero también de blockbusters angloparlantes como Hellboy (2004) y Pacific Rim (2013), y por supuesto un Oscar a Mejor película y director por The Shape of Water (2017). Todas elaboradas con la misma destreza, dotadas de efectos prácticos para el grueso de las caracterizaciones y con los monstruos como común denominador. La versatilidad del mexicano no termina aquí, sino que se extiende a la animación. Ésta ha sido su pasión desde muy temprana edad, razón por la cual siempre se ha mantenido cerca de ella. Muchos de sus esfuerzos en el rubro han sido desde la producción, pero más recientemente se han extendido por la dirección. Primero, con episodios de series como The Simpsons, Trollhunters y 3Below: Tales of Arcadia y más recientemente con Pinocchio (2022) que traslada muchas de sus inquietudes al stop motion. Ésta fue su primera película animada, pero definitivamente no será la última, pues ya trabaja en una adaptación de The Buried Giant de Kazuo Ishiguro. No conforme con esto, recientemente ha compartido sus planes de dejar la acción real en beneficio de una carrera realizadora completamente animada.

Fernando Trueba

Si hay un cineasta iberoamericano que disfruta de la diversidad es Fernando Trueba. Hablamos de alguien que ha deambulado libremente por la ficción, el documental y por supuesto, la animación. No sólo eso, sino que sus distintas exploraciones han estado dotadas de la misma calidad y han contado además con el mismo reconocimiento. Belle Epoque (1992) le valió la nominación al Oscar a Mejor película en lengua extranjera; El sueño del moño loco (1989), La niña de tus ojos (1998), El baile de la victoria (2009) y El artista y la modelo (2012) le dieron todo tipo alegrías en los Goya; Calle 54 (2000) le valió la codiciada nominación a Mejor documental por los European Film Awards. En cuanto a la animación se refiere, el español incursionó en ésta con Chico & Rita (2010) que no tardó en hacer historia al alzarse como la primera producción iberoamericana nominada al Oscar en la categoría de Mejor película de animación. Se ha convertido además en un referente del cineasta al ser continuamente citada entre sus obras más icónicas. La aventura no terminó, pues recientemente estrenó segunda inmersión animada, Dispararon al pianista, que combinó animación, musical y documental para ahondar en el misterio de Tenório Jr., y dicho sea de paso, para mostrar una vez más la grandísima calidad del cineasta.