Países iberoamericanos con potencial para ser invitados de honor en Annecy
Analizamos la actualidad de la animación iberoamericana para identificar a los posibles próximos homenajeados en el festival francés
27 de junio de 2025Por Luis Miguel Cruz

Ser país de honor es uno de los mayores privilegios concedidos por el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy. En la última década, el certamen ha abierto sus vitrinas más destacadas a cuatro naciones iberoamericanas: Portugal, México, Brasil y España. Cinco, pues si ampliamos un poco el marco temporal, también encontramos a Argentina en la lista. Con estos antecedentes y el grandísimo talento que hay en nuestra región, uno no puede sino preguntarse cuál será el siguiente país iberoamericano celebrado por el evento de animación más importante del mundo.
Tras analizar el panorama contemporáneo del bloque, nos decantamos por las opciones que te presentamos a continuación. Estemos muy atentos, pues la calidad de la animación iberoamericana nos invita a pensar que solo es cuestión de tiempo para que nuestra región vuelva a tener una presencia estelar en Annecy.
Nota: La lista es presentada en orden alfabético.
Caribe y Centroamérica: una fuerza en ascenso
En su momento, Bea Bartolomé, quien fungiera como directora de los Premios Quirino, nos dijo que uno de los aspectos más complejos para fungir como país invitado en Annecy son los fondos que permitan “armar delegación y actividades”, razón por la cual sugirió que algunos territorios podrían “hacer regiones para retrospectivas empujadas entre varios países latinoamericanos”. El festival galo no es ajeno a la idea, tal como quedó demostrado en 2021 cuando se rindió homenaje a la animación africana.
Todo esto nos invitó a pensar en un reconocimiento a la animación de Caribe y Centroamérica, que tanto ha crecido en los últimos años, pero que sigue esperando un empuje decisivo que potencie sus industrias en la escala global.
El esfuerzo podría ser encabezado por Cuba y República Dominicana: el primero, con su producción histórica que va de clásicos como Vampiros en La Habana y Elpidio Valdés, del mítico Juan Padrón, a obras contemporáneas como Acuarelas de Cuba, La Súper y Titoverse; el segundo podría verse impulsado por su estupenda actualidad con Capitán Avispa de Jean Gabriel Guerra y Jonnathan Melendez, y Olivia & las nubes de Tomás Pichardo Espaillat, destacando además que este último título estuvo en la competencia Contrechamp 2025.
A esto se suman los nombres de artistas de toda la región, ansiosos por compartir más de sus trabajos y culturas, desde los mundialmente conocidos Vivienne Medrano y Pablo León, hasta los emergentes Elena Calvo, Loriana Campos, Santiago Salas y Úrsula Echeverría. Mención aparte para esta última, quien ha sido enlistada como la primera artista que representa a Guatemala en toda la historia del festival.
Chile: Que siga la fiesta por el centenario
La animación chilena cumplió cien años en 2021 y aunque el centenario fue celebrado en distintos puntos del país sudamericano, siempre quedó la sensación de que un hito de este tipo exigía una fiesta a lo grande. Una con sede en el encuentro animado más importante del mundo. Han pasado algunos años, pero esto poco importa, pues la industria chilena tiene muchas glorias que compartir.
Esto va desde títulos históricos como La transmisión del mando presidencial de Alfredo Serey, que lo empezó todo, hasta Historia de un oso de Gabriel Osorio, que representó el primer Oscar animado del cine iberoamericano. Si de largometrajes se trata, la aventura comenzó con 15 mil dibujos de Jaime Escudero, para extenderse con clásicos contemporáneos como Nahuel y el libro mágico de Germán Acuña.
En cuanto a sus estudios, es imposible no celebrar la labor de Pájaro, Typpo, Zumbástico, Marmota, Gigante Azul y muchos otros. No nos olvidemos de su potente stop motion, representado por artistas como el nominado al Oscar por el cortometraje Bestia, Hugo Covarrubias, así como por dos referentes como Cristóbal León y Joaquín Cociña, y sin olvidarnos de estudios como PunkRobot y Pataka. Ni qué decir de sus eventos, como Chilemonos, que luce como un auténtico gigante.
Por todo esto y más, nos queda claro que la de la animación chilena es una historia de éxito que crece con cada día que pasa y que exige ser conocida por el mundo entero.
Colombia: rumbo a convertirse en potencia
La industria colombiana ha alcanzado un importante punto de madurez en los últimos años, como se confirmó en Annecy 2025, donde figuró como la cuarta delegación iberoamericana con mayor representación.
El crecimiento ha sido impulsado desde diversos frentes, entre los que sobresalen los estudios, como 3Dados Media, Bombillo Amarillo, Dinamita Animación, Fosfenos Media, Hierro Animación y Piragna, por nombrar algunos, que han apostado con fuerza por una amplia gama de proyectos nacionales e internacionales.
En un terreno más individual, uno no puede sino sorprenderse ante el calibre de artistas como Marcela Rincón, Diego Felipe Guzmán, Estefanía Piñeres, Carlos Gómez Salamanca y Alei Valet Siv, así como Carla Melo Gampert, Andrea Muñoz, Diego Felipe Cortés, María Angélica Restrepo y Carlos Velandia desde la rama experimental. Mención aparte para estos últimos, que han posicionado al país sudamericano como una potencia en la animación alternativa.
Algunos de los mayores avances han llegado desde asociaciones y colectivos como Gema y Moebius, que han unificado esfuerzos de forma decisiva. Ni qué decir de los eventos, pues en menos de cinco años hemos podido atestiguar el nacimiento de festivales como Comfama y Anibia, con ambiciosas iniciativas que invitan al desarrollo de la industria desde la producción y la difusión. Esto último incluye proyecciones, así como muchas otras actividades que garantizan un mayor acercamiento de las audiencias que de este modo han abrazado la certeza de que la animación es arte.
Colombia ha pisado el acelerador y apunta con fuerza a convertirse en un gigante de la región, un paso que bien podría concretarse dentro de poco. Tal vez incluso con una consagración definitiva en Annecy.
España: del entusiasmo al liderazgo
Fue país de honor en Annecy 2015 y aunque algunos podrían decir que ha pasado poco tiempo, basta echar un vistazo atrás para darnos cuenta de que la España animada de hace una década es muy distinta a la actual. La de ese entonces lucía ansiosa por comerse al mundo con una industria que crecía cada día más, pero que aún tenía camino por recorrer para hablarse de tú a tú con los gigantes.
La de hoy es sabedora de que no existen límites cuando de creatividad se trata. Es una España cuya producción anual ha aumentado de manera significativa, tanto en el número de obras como en la diversidad temática, técnica y de formatos.
Es también una que sabe lo que es ser protagonista en las grandes citas cinematográficas como el Oscar, los Annie, los European Film Awards y los Emmy. Es una España, además, cuyos artistas han alcanzado un auténtico estado de gracia.
Así se confirma en la consolidación de talentos como Alberto Mielgo y Alberto Vázquez; en el salto a nuevos retos de referentes como Irene Iborra e Isabel Herguera; en la incorporación al arte animado por parte de Pablo Berger; y en el franco ascenso de nuevos talentos como Diego Porral, Carmen Córdoba y James Castillo, por nombrar algunos.
Es, finalmente, una punta de lanza en Iberoamérica, que marca el camino a seguir para todo el bloque intercontinental. No solo desde la producción, sino también desde los apoyos y el trabajo colectivo, potenciado por instituciones nacionales y regionales, así como por asociaciones y clústeres entre los que sobresale DIBOOS.
Es una España que sueña y que hace soñar, y que invariablemente nos hace pensar dónde estará la industria animada del país en los próximos diez años. Una incógnita que podría empezar a resolverse en Annecy.