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James A. Castillo: «Hacer las Pinturas Negras debió ser algo brutal»

El director nos compartió las primeras imágenes de su nuevo proyecto con el que buscar acercarnos a la figura de Francisco de Goya.

4 de octubre de 2022
Por Luis Miguel Cruz
James A. Castillo: «Hacer las Pinturas Negras debió ser algo brutal»
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Francisco de Goya es uno de los grandes artistas de todos los tiempos, cuya obra plasmó las distintas caras de España. Las de la nobleza plasmada en sus retratos reales y las del pueblo en la exploración de sus usos y costumbres. Pero también las más oscuras, como serían todas las viejas ideas que de un modo u otro entorpecían el paso de la cultura, el pensamiento lógico y la modernidad. Esto último especialmente palpable en sus célebres Pinturas Negras.

Esta última etapa de su vida y carrera ha sido estudiada hasta el cansancio sin llegar a una conclusión definitiva. Ahora James A. Castillo pretende aportar su visión con El Fantasma de la Quinta en donde especula sobre los demonios que aquejaron al artista en la que debía ser su etapa más pacífica y que terminó siendo la más lúgubre de todas.

Radix habló con el realizador en Weird Market 2022, donde no sólo nos adelantó los detalles del proyecto, sino que nos compartió y contagió su pasión por Francisco de Goya.

 

¿Qué es El Fantasma de la Quinta?

El Fantasma de la Quinta es un corto de animación de terror que explora el proceso artístico y psicológico de Francisco de Goya en su última etapa de pintor en la Quinta del Sordo. Y exploramos de donde surgen esos demonios que le obligan a pintar las Pinturas [Negras] en su casa.

 

¿De dónde surge la idea?

Yo tengo dos facetas en mi carrera. Soy sobre todo diseñador de personajes, y he trabajado mucho con Netflix, con diferentes estudios de animación en Estados Unidos. Pero luego mi faceta de escritor y de director está mucho más enfocada en el mundo del cine de género, que personalmente son unas estructuras narrativas que a mí me atraen mucho, tanto el cine policíaco, terror y demás. Mi primer proyecto, Madrid Noir, ya bebía mucho del cine policíaco de los 40, y cuando me surgió la oportunidad de empezar a mover un proyecto nuevo aquí en España, yo tenía muy claro: quiero hacer terror. Que es un género además que creo que en el mundo de animación se puede explotar mucho y por circunstancias no se hace. Pero ahora parece que en un cine un poco más adulto, sí que tiene lugar en o una posición dentro de la industria y considerábamos que era la manera de hacerlo.

Además, tengo un interés muy profundo en Goya, como personaje. No tanto en su faceta de pintor a nivel de la Corte de España, sino toda la parte que lo ha hecho universal, que es esa capacidad de adentrarse en territorios un poco más oscuros de naturaleza humana. Y junto con Pakoto Martínez y Julio Serrano, nos sentamos y yo tenía una idea más o menos de cómo quería hacerlo y empecé un proceso de investigación y nos dimos cuenta de que había un elemento en Goya que no está tan explorado porque muchas veces se le presenta como representante de la historia de España y a nosotros nos interesaba mucho más, como artistas además que entendíamos que lo que mueve a alguien a crear unas pinturas con el valor cultural que creo que tienen las Pinturas Negras no es ni el dinero ni la fama. Había algo interno dentro de él que le tenía que haber obligado a hacerlo. Y eso se convirtió en la tesis que nos llevó a articular una historia alrededor de ese estudio psicológico de un personaje que prácticamente perdió la razón y casi perdió la vida en el proceso de pintar pinturas y que le lleva ahí.

Cortesía James A. Castillo

A nivel estético, hay un privilegio que nosotros como españoles creo que tenemos una responsabilidad de reapropiarnos de ciertos personajes históricos e intentar darles una profundidad contemporánea, donde no es una cuestión superficial, sino lo que nos importa es la parte más psicológica del personaje. Y bueno, tuvimos la suerte de encontrar un equipo de arte, un equipo de guion y un equipo técnico que entiende el proceso, que entiende el ímpetu de modernizar un poco la historia de Goya.

Y a raíz de esta conversación ha surgido una química entre todos, en la cual creo que hay incluso un elemento un poco de rebelión, incluso como ensalzar la figura de Goya como lo que se merece. Como catalizador del siglo XX, lo que hizo y lo que le interesó, su proceso mental, su proceso creativo, inspiró no sólo el siglo XX, sino el siglo XXI. Entonces, a fin de recuperarlo, es un poco lo que nos ha movido a hacer el proyecto.

 

¿Por qué las Pinturas Negras tienen ese efecto tan hipnótico?

Yo creo que en parte tiene que ver con el misterio. De hecho, hace poco fui al Prado otra vez, fui con un amigo americano que nunca había estado y estuvimos viendo las pinturas y ya habiendo ya leído todas las biografías y visto todo el origen, ya las ves con otro contexto. Y me he dado cuenta de que las descripciones de los cuadros, y es una cosa que yo no sabía, pero Goya no dejó ningún registro ni de lo que significaban ni de los nombres de las obras. Eso fue un curador del siglo XIX que se inventó los nombres y se ha creado una leyenda alrededor de eso.

Y creo que hay un elemento de misterio que invita a la a la interpretación, y creo que por eso se ha mantenido tan vigente, porque mucha obra, sobre todo clásica del siglo XVIII son retratos de reyes, retratos de momentos concretos de la historia española, de la vida o los motivos religiosos, etcétera. Pero tener la posibilidad de intentar adivinar o intuir qué sentimientos llevaron a Goya a crear estas obras es lo que ha mantenido a la gente viniendo y escribiendo tanto sobre él, porque invita mucho justo a eso, a filósofos, estudiosos del arte, les encanta indagar, les encanta suponer qué significan los diferentes cuadros.

También creo que a nivel compositivo, a nivel plástico y puramente de la técnica, hay una violencia en esos cuadros que es difícil apreciar en cualquier otra obra pictórica. Quizás si vamos a Bacon, o tal vez Pollock, Basquiat ese ejercicio un poco más violento de pintar y expresarse, pero para la época era algo muy rompedor el hecho de que él pintase esas obras de esa manera tan brutal. Es un poco, en nuestra película, lo que intentamos enseñar: yo no me puedo creer que en este estado mental y físico, esas pinturas Goya la pintaste un martes por la mañana, alegre, con un café. Son pinturas creadas en la noche, son pinturas creadas en recluido en un espacio en el cual probablemente los días se juntaban en una especie de pesadilla en la que el tiempo se estiraba y dilataba, y que estaba poseído pintando de una manera probablemente mucho más brusca y mucho más cruda de lo que podemos imaginar y queremos explorar toda esa parte también. A nivel físico, hacerlo debió ser algo brutal y creo que eso está plasmado en las obras. Cuando lo ves, por eso impacta tanto, porque hay una vulnerabilidad también en las obras que es difícil encontrar en muchas obras.

 

¿Qué tan desafiante es emular a uno de los artistas más grandes de todos los tiempos así como su obra?

Hombre, es delicado y de hecho muchas de esas conversaciones al principio tenían que ver con el miedo que nos daba ser demasiado textuales con lo que estábamos enseñando. Porque no estábamos ahí, evidentemente, y no hay registro de lo que pasó ahí. Por lo tanto, inevitablemente vamos a tener que tomarnos licencias artísticas. Eso ya por un lado nos libera un poco y favorecemos presentar la obra de una manera que ayude a que el fin central, el tema central de la obra, que es ese precio por crear arte, quede claro. Entonces obviamos ciertas cosas históricas, como por ejemplo que él convivía con una persona en la casa. Tenemos una idea de cómo introducirlo de manera sutil, pero no son personajes que van a estar presentes en la obra.

A nivel del reconocimiento de las obras, de alguna manera intentamos no recrear las obras en la pieza, sino utilizarlas únicamente como tótem, para permitirnos adentrarnos un poco en el proceso mental. No recreamos los momentos que, hay muchas veces que en ciertas reproducciones de ficción que se han creado en la historia sobre Goya, existe una como una necesidad de intentar recrear las obras de una manera más realista, como imágenes reales. Creo que en nuestro caso no es mi intención. Y luego lo que comentábamos de la reivindicación. Es un personaje que arrastra mucho significado para mucha gente y eso somos muy conscientes, lo sabemos y en parte también nos motiva a que de alguna manera la gente intente no centrarse demasiado únicamente en lo que conoce de Goya, sino permitirle sumergirse en una parte, a lo mejor un poco más amorfa, una parte de inspiración artística que es menos conocida. Y de ahí, de hecho, surge la necesidad de encontrar un narrador para la historia que no sea Goya, porque no queremos poner palabras en la voz de un personaje como Goya, que es tan históricos y que además escribió mucho y cuya palabra está muy bien documentada. Ese no es nuestro interés. Entonces de ahí surge la idea de transformar a la casa en un narrador omnisciente que ve lo que está haciendo Goya. No Goya el pintor, sino Goya, el señor de 80 años que trae consigo todo ese pasado. Nos libera un poco de esa responsabilidad de ponerle palabras a Goya y nos centramos únicamente en qué pasaría por la cabeza de un ente que es testigo de lo que está haciendo Goya en ese momento. De esa manera también intentamos separar un poco a la gente. De hecho, el nombre nunca se menciona durante el corto, porque lo que nos importa es el hombre, la persona detrás del nombre de Goya.

 

Goya, como todos, tuvo luz y sombra, lo que puede apreciarse en su obra como serían las distintas visiones de San Isidro. ¿Podemos esperar estas dualidades en El Fantasma de la Quinta?

Hay un hay un proceso. Por supuesto, aquel público que tenga una noción más clara de Goya y tenga una cultura sobre Goya, va a encontrar muchísima más información en el corto de alguien que tenga menos. No empezamos la película directamente con la parte más oscura. Hay todo un proceso al principio donde intentamos establecer la búsqueda de la paz de Goya, porque se compra la Quinta del Sordo para a retirarse y de hecho intenta elevar la casa y la expande y crea habitaciones nuevas y la reforma. Su intención original era pintar las paredes de la Quinta de Sordo como se pintaban los palacetes de la época. Lo que pasa es que en ese proceso cayó enfermo y luego a nivel histórico, pinta esas pinturas y ahí en ese hueco es donde nos introducimos.

Cortesía James A. Castillo

La pradera de San Isidro es interesante porque se compra la Quinta del Sordo porque está ubicada en la zona donde pintó originalmente La pradera de San Isidro, esa pieza tan famosa del picnic en el río. Se compra esa casa porque las vistas desde la ventana son prácticamente iguales a las de su cuadro. Entonces eso también denota una persona que le da importancia a la nostalgia y quería estar rodeado de aquello que le hacía feliz. Pero luego lo curioso es que una vez adentrado en esa casa, esa visión se acaba oscureciendo y creo que tiene más que ver con su visión.

Son como dos visiones de España. Al principio cuando está escalando socialmente y es capaz de ver España como un lugar lleno de luz, no con toda la influencia francesa de la iluminación y del ir y venir y de las corrientes filosóficas de entonces. Activamente, estaba muy metido en todos los circuitos de la época y creo que tenía un optimismo, que cuando vuelve la Inquisición y vuelve la etapa más oscura de España, es incapaz de verlo. Y cuando mira por la ventana probablemente le recordase todo aquello que ya no es, que no tiene. Y por eso, probablemente las pinturas más oscuras tienen una carga folclórica mucho más cínica y mucho más oscura del San Isidro, que además es un patrón tan importante de España.

 

Tomando en cuenta tu experiencia con Madrid Noir, ¿has pensado en una experiencia complementaria de realidad virtual?

Originalmente, cuando la idea empezó a surgir, hubo un momento en que lo valoramos, pero creo que había algo. Con el tiempo estoy viendo que el medio tiene que estar a favor. Hay una cosa que me encanta de hacer este corto en 2D, que es que mucho de nuestro vocabulario visual está sacado directamente de composiciones pintadas por el propio Goya.

Hay un trabajo en Goya. Trabajó la composición de una manera muy potente. Y cuando planteábamos la idea de hacer algo virtual, porque no podíamos controlar la manera en la cual encajábamos los elementos dentro del espacio, nos parecía que esa inmersión no iba a favorecer la historia que queríamos contar. No nos iba a meter más dentro del cerebro de Goya, sino que iba a meter más dentro de la obra de Goya.

Entonces teníamos el interés de adentrarte en el personaje de Goya y entonces en las conversiones nos dimos cuenta que la plasticidad del trabajo de Goya se tiene que respetar dentro de un formato 2D. Nos ayudaba mucho a recrear cierto cierta estética de pincelada, de iluminación y tal, que es más propia de un cuadro que de una película. Eso en realidad virtual nos iba a suponer unas complicaciones que iban a distraer más de la historia que otra cosa.

 

¿Qué lugar te gustaría ocupar en el imaginario colectivo en torno a Francisco de Goya?

De alguna manera estamos desmitificando a Goya en el mejor sentido de la palabra. Porque sí que creo que tienes razón. Hay un mito alrededor de él que probablemente esté más alejado de la persona de lo que creemos. Entonces, a mí me da mucho miedo un poco la reacción que pueda tener la gente porque es muy impredecible. Es un personaje que tiene ya un valor y un peso histórico potente.

Pero espero que ayude a contextualizar un poco, a vulnerabilizar un poco a Goya. En la historia se tiende un poco a colocar a estas figuras como por encima de la persona normal. Y Goya era una persona muy inteligente, con un talento descomunal, pero que le afectaban los mismos elementos emocionales que a todos nosotros y tenía una noción de las cosas acorde a su tiempo. Y creo que desmitificarle para hacerle más alcanzable no va a hacerle más relatable. Porque Goya es un personaje que aunque sigue siendo relevante, sí que es verdad que cada vez pertenece más a un estrato social más culto, un poco más elevado, y a mí me encantaría traerlo a un lugar en el cual haya gente que a lo mejor no conozca tanto a Goya y les permita adentrarse dentro de este proceso artístico y que cuando vean las obras les inspire un poco a volver a verlas, a contextualizar y darse cuenta de que todas las obras de arte que tanto nos gustan vienen de personas como nosotros. Que veo que la única manera que tenían de exorcizar un poco sus pensamientos, sus ideas, era a través de la obra. Y eso creo que sería lo más bonito: que llegara a más gente.

 

¿Qué proyectos a futuro tienes después de El Fantasma de la Quinta?

Bueno, tengo diferentes ideas. Tengo una idea para una película, para serie, para otro proyecto de cómic. El policíaco es un género que todavía creo que puedo explorar un poco más. Y luego me encanta el gótico como de aventuras, el pulp de aventuras: Solomon Kane, Conan… todo ese género de los 40 que creo se recuerda muy superficial. Pero creo que volviendo a las obras originales y sabiendo un poco más de los autores de la época, te das cuenta que al final siempre hay estratos de comentario social y creo que hay un elemento muy interesante que se puede reivindicar y se puede volver a elevar.