Animación y religión. Parecen dos mundos distintos, pero han ido de la mano en más de una ocasión. Más aún en un territorio como Iberoamérica donde la búsqueda de lo divino ha tenido una fortísima influencia sobre la sociedad. Esto ha provocado todo tipo de exploraciones: unas regidas por la fe, otras centradas en duras críticas contra una institución sustentada sobre la imperfección humana. A continuación un recuento de producciones iberoamericanas que abordan la religión desde la animación.

O Apóstolo (Dir. Fernando Cortizo, España)

Uno de los elementos más fascinantes de O Apóstolo es la manera en que el español Fernando Cortizo recurre a la animación stop motion para adentrarnos en los aspectos más profundos del imaginario ibérico. Esto desde la historia de un ladrón que intenta hacerse con un viejo tesoro, ignorante de que la búsqueda le hará ver el lado más oscuro de la religión. O mejor dicho, los lados. El primero es el humano con una institución regida por la corrupción y un lúgubre secretismo. Lo complementa el sobrenatural con la continua presencia de la Santa Compaña, que pasa de ser una amenaza latente a una maldición que condena a quienes se cruzan en su camino. Una joya de la animación iberoamericana que puedes ver completamente gratis en este enlace.

Carne de Dios (Dir. Patricio Plaza, Argentina, México)

El llamado encuentro de dos mundos fue más bien un choque que colapsó dos territorios para siempre. Uno tan intenso que provocó una unión inquebrantable, pero también heridas que nunca terminaron de cicatrizar. Así lo manifiesta el argentino Patricio Plaza en Carne de Dios, un cortometraje que nos traslada al México del siglo XVII para introducirnos con un fraile español cuyo pobre estado de salud lo obliga a recurrir a una curandera local. El remedio lleva al enfermo por un viaje donde las etiquetas de divino y pagano se entrecruzan hasta dar una breve, pero poderosa conquista invertida donde los símbolos más sagrados se vuelven grotescos y monstruosos, siendo un Cristo oscuro el mejor ejemplo.

O Dragãozinho Manso: Joncoca (Dir. Humberto Mauro, Brasil)

La de San Jorge es una de las leyendas más famosas de la cristiandad. Un soldado cuyo abatimiento de un dragón le convirtió en el santo patrono de numerosos países, entre los que figura Portugal. Su historia ha sido trasladada al terreno audiovisual en numerosas ocasiones, como es el caso de O Dragãozinho Manso: Joncoca del brasileño Humberto Mauro. El cortometraje de 1942 se centra en la trama que todos conocemos, sólo que desde un enfoque completamente diferente: el del dragón, concretamente la vida que tuvo tras la derrota, y el duro rechazo por parte del grueso de la gente. Una especie de cuento de hadas de corte religioso y que se ha convertido en uno de los mayores clásicos de la animación iberoamericana.

Los Santos (Dir. Omar Rojas, Perú, Francia)

Una de las características más trágicas de cualquier religión es que su divinidad ha sido continuamente manchada por la brutalidad de la gente y las instituciones. Los Santos, largometraje en desarrollo a cargo del peruano Omar Rojas, es sólo uno de tantos reflejos de ello, pero con la peculiaridad de que su cruda historia es relatada desde la animación. El cineasta comparte su propia experiencia en los Sodalicios, desde la manera en que fue seducido al interior del grupo hasta su impacto al percatarse de la reeducación a la que está siendo sometido. Una regida por ideas extremistas que someten en lo físico y lo psicológico en busca de un control absoluto sobre los individuos que terminan tan alienados como corrompidos.

Tepeyac (Dir. Fernando Pomares, México)

La Virgen de Guadalupe es una de las figuras religiosas más veneradas del bloque iberoamericano. Su milagrosa aparición ha sido llevada al cine en numerosas ocasiones, muchas de las cuales gozan de una enorme popularidad. Ahora la llamada virgen morena prepara su salto al largometraje animado con Tepeyac, película en desarrollo que busca transmitir un mensaje de amor y esperanza al público familiar desde la técnica 3D. La dirección corre a cargo de Fernando Pomares, mientras que el guion fue escrito por Juan Ignacio Peña, todo un especialista en la fe cinematográfica tras su paso por Los Reyes Magos. Conscientes de que una adaptación de este tipo es un reto mayor por todo lo que un símbolo de este tipo representa en el imaginario colectivo, la producción se ha esforzado en crear “una película para unir y crear vínculos, no para abrir o presionar heridas que parecen difíciles de curar” [vía].

Unicorn Wars (Dir. Alberto Vázquez, España, Francia)

Mucho se ha hablado sobre la manera en que Unicorn Wars combina fantasía y belicismo, pero la película dirigida por Alberto Vázquez también da una enorme importancia a la religión. Esto puede apreciarse en la adaptación de numerosos elementos del mito judeocristiano, lo que va de una franca reinvención de Caín y Abel, a la representación de una bestia que representa la maldad acumulada de una sociedad corrupta y empeñada en acabar con todo lo puro. En este caso, los unicornios, destacando que el más importante de todos lleva el nombre sagrado de María. Ni qué decir de elementos más institucionales, como los pergaminos que remiten directamente a las cruzadas, la iglesia destruida y el padre oso cuyo liderazgo entre las tropas culmina abruptamente con la pérdida de su fe en cuanto la misión empieza a complicarse.