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Guadalajara: un punto clave para el fortalecimiento de la animación

Entre artistas, festivales e iniciativas, la ciudad mexicana se ha tornado decisiva para la animación contemporánea.

5 de septiembre de 2022
Por Luis Miguel Cruz
Guadalajara: un punto clave para el fortalecimiento de la animación
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Por años, Guadalajara, México ha sido identificada con elementos clave de la cultura mexicana como el mariachi, el tequila e incluso el fútbol. Más recientemente, la animación se ha sumado a la lista, con la llamada perla tapatía siendo un punto clave para el desarrollo de la industria local y con ello, de todo el bloque iberoamericano.

A diferencia de muchas otras urbes que atestiguaron los orígenes de este arte en sus respectivos países, Guadalajara nunca fue una cuna animada. Los registros señalan que los eventos pioneros de la nación se dieron en la Ciudad de México: la primera exhibición de la linterna mágica (1805), así como las primeras de películas animadas (1907); también la primera proyección de una secuencia animada de origen nacional (1919), la primera producción completamente animada (1927) y por supuesto el primer largometraje animado mexicano (1974). Todo se dio en la capital del país norteamericano.

Los centralismos sólo empezaron a resquebrajarse hacia mediados de los 90, cuando cada vez más estados incursionaron en la producción. Tal fue el caso de Guadalajara. Manuel Rodríguez Bermúdez explica en su libro Animación: Una perspectiva desde México que “esto se puede explicar de manera general: se trata de la capital del estado de Jalisco, una ciudad que concentra una alta actividad económica y cultural, y a la cual se ha considerado por tradición como la capital cultural del occidente del país. De manera particular, desde hace más de una década la Universidad de Guadalajara ha auspiciado el estudio, la enseñanza y la difusión de la cultura cinematográfica”. Y no lo olvidemos nunca: la animación es cine.

No menos significativos fueron los esfuerzos individuales de jóvenes talentos cuya pasión se tornó decisiva para la consolidación de esta industria en la región.

 

Una inagotable fuente de talentos

Tal vez Guadalajara no sea la cuna de la animación mexicana, pero sí que ha atestiguado el nacimiento de varios de sus principales exponentes, muchos de los cuales han sido decisivos para el fortalecimiento de la industria. Una lista larga que incluye nombres como Karla Castañeda, Juan José Medina, Rita Basulto, Sofía Carrillo, René Castillo, Rigo Mora y Guillermo del Toro. No conforme con ello, la ciudad también ha visto desarrollarse el talento de numerosos creativos en el ramo, como sería el caso de Luis Téllez.

Este último atribuye la fuerza de la industria tapatía al surgimiento de varios cineastas que han coincidido en su amor por la animación. No menos significativo, en su entusiasmo y su capacidad de soportar todo tipo de obstáculos con el fin de alcanzar sus sueños.

“Al principio fue como una especie de contagio que hace 20 años no existía en la Ciudad de México”, explicó Téllez, director de Viva el Rey [vía]. “En ese tiempo, en Guadalajara, la única forma de hacer animación era de manera independiente, porque no había industria, y eso de lo que tanto nos quejábamos fue un factor determinante. Había poca gente en ese tiempo, pero cada proyecto fue abriéndose camino, se fue quedando en la memoria. Ha sido como una especie de pase de estafeta”.

No menos curioso es el hecho de que todos estos creativos mostraron un mismo interés por el stop motion. Algo que ha resultado en una auténtica escuela que se ha tornado decisiva para el auge de la técnica en el país norteamericano, así como en todo el bloque iberoamericano.

Sus logros pueden palparse de distintas maneras. En sus producciones, entre las que sobresalen títulos como Hasta los huesos (Castillo, 2001), Jacinta (Castañeda 2007) y por supuesto la próxima Pinocchio (del Toro, 2022) que ha sido descrita por algunos como el pináculo de la técnica y que se realizó parcialmente en El Taller del Chucho. También en sus colaboraciones con distintos certámenes, entre los que sobresale el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).

Finalmente, su deseo por apoyar a las nuevas generaciones, convencidos de que este es el único modo de crear una industria animada sólida y competitiva. Algo que puede apreciarse en becas como ANIMÉXICO y la Jenkins – del Toro, ambas con la colaboración del multilaureado cineasta. A esto se suma la colaboración de todos ellos en ya mencionado hub creativo, que hoy día figura entre las grandes iniciativas audiovisuales de todo el bloque iberoamericano.

 

Esfuerzos tapatíos

Describir El Taller del Chucho es complicado. Podría pensarse como un estudio al tratarse de un espacio para la producción, también como una academia por sus numerosos talleres. Su directora Angélica Lares prefiere describirlo como un hub creativo centrado en la animación stop motion que busca abrir espacio a los cineastas consolidados, fomentar el desarrollo de coproducciones nacionales e internacionales, y preparar a los animadores del mañana.

La idea, concebida por Guillermo del Toro en colaboración con el FICG es “crear cosas independientes a las entidades del gobierno”. Así lo dijo el propio director durante la presentación del espacio en 2021 [vía]. “Que se presenten alternativas que puedan ser sostenidas y que puedan existir más allá de seis años. La cultura se mueve a nivel sexenal en México. Algunos presidentes la apoyan más que otros”.

El hub ya ha rendido sus primeros frutos con la realización de algunas secuencias de Pinocchio y con un trato para coproducir el próximo largometraje del brasileño Cesar Cabral.

No es la única iniciativa. También está el ya referido FICG que, creado en 1986 para el cine en general, pero que se ha convertido en un espacio decisivo para la animación mundial. El mejor ejemplo es el Premio Rigo Mora que obtiene su nombre del talentoso cineasta tapatío fallecido en 2009, y que desde 2010 reconoce lo mejor del cortometraje animado, siendo además un galardón calificador para el Premio de la Academia.

Nuevas alianzas

Igual de importante es el resurgimiento de Ciudad Creativa Digital, que tiene como núcleo central el Primer Complejo Creativo en el que se albergan empresas creativas, así como instituciones educativas ligadas con el desarrollo de alta tecnología. El proyecto fue anunciado en 2012, pero no fue adecuadamente trabajado sino hasta la llegada del actual gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro.

Los apoyos han ido más allá del espacio. Se han manifestado también en capacitación para los creativos, el financiamiento para la compra de equipos, mobiliario y licencias, y por supuesto en el desarrollo de proyectos. Esto mismo ha influido para que Pixelatl, el festival de animación más importante de México, eligiera Guadalajara como su nueva sede, o como le dice su director José Iñesta, su nuevo hogar.

Nuestra idea es irnos a Guadalajara y quedaros en Guadalajara y la razón principal es por este nuevo impulso que está teniendo el estado de Jalisco en torno a las industrias creativas, especialmente las enfocadas en el sector audiovisual”, nos aseguró en exclusiva el ejecutivo del certamen. “Empezamos a hacer diversas colaboraciones con el estado, pero nos dimos cuenta de que el apoyo no nada más era para el festival. No se trata nada mas de mover el festival, se trata de impulsar el desarrollo audiovisual de América Latina y qué mejor que estar en un estado que tiene esta visión de que las industrias creativas son un motor de desarrollo económico. Es algo que siempre hemos creído y por hemos tratado de desarrollarlas, entonces se puede decir que estamos en casa”.

Puede que Guadalajara no atestiguara los orígenes de la animación en México, pero ha jugado un papel preponderante en su actual florecimiento. Con autores de primer nivel que han permitido una oferta rica en cantidad y calidad, pero sobre todo con la creación de unas bases sólidas que lucen determinantes para la consolidación de la industria nacional. Todo esto ha hecho de Guadalajara un punto imprescindible para el fortalecimiento de la animación mexicana.