Conclusiones que nos dejaron los Premios Quirino 2023
La gran fiesta de la animación iberoamericana nos pone a soñar, pero también invita a pensar que queda mucho por hacer.
15 de mayo de 2023Por Luis Miguel Cruz
Los Premios Quirino son una fiesta de la animación iberoamericana. Sin embargo, también son una estupenda oportunidad para reflexionar sobre todo lo bueno que ha sucedido en la industria a lo largo del último año y sobre lo que se puede hacer para mejorar todavía más. La edición 2023 no ha sido la excepción. El evento nos ha llenado de ilusión en diferentes aspectos, pero que a su vez ha invitado a pensar que queda mucho por hacer. ¡A por ello!
Un triunfo para la animación portuguesa
¡Vaya manera de celebrar los cien años de la animación portuguesa! La industria lusa ha tenido un año de ensueño que alcanza uno de sus puntos más altos durante los Premios Quirino. Fueron cuatro las producciones en competencia: Nayola de José Miguel Ribeiro, O Homem do Lixo de Laura Gonçalves, Ice Merchants de João Gonzalez y Garrano de David Doutel y Vasco Sá. ¡Absolutamente todas se llevaron una estatuilla! Cinco en total si incluimos la especial que fue concedida a Casa da Animação en conmemoración por el mencionado centenario y que fue recogida por su presidenta Regina Machado. Nos ponemos de pie ante el estupendo trabajo realizado y confiamos en que esta buena racha continuará. Hablamos de artistas que cautivaron al mundo y de paso, que han inspirado a las nuevas generaciones que vienen. El talento está ahí y esperamos ansiosos por las nuevas historias animadas que seguirán llegando desde el país europeo.
Exitoso cambio de batuta
El nivel de los Premios Quirino es tan elevado en todos los sentidos que casi cuesta trabajo creer que el evento apenas celebrara su sexta edición. Una que pasa a la historia por ser la primera dirigida por Bea Bartolomé, quien ha continuado de manera brillante con la estupenda organización que siempre ha caracterizado a la ceremonia. Será interesante ver la evolución del certamen bajo su mando y si efectivamente concreta la incorporación de la categoría de videoclip animado que nos comentó en entrevista exclusiva. De cualquier modo, el talento, la experiencia y la gran pasión animada que siempre han caracterizado a la ejecutiva nos deja claro que el futuro del certamen luce más brillante que nunca.
El futuro de la animación iberoamericana está en muy buenas manos
La de Mejor cortometraje de escuela suele ser una de las ternas más fascinantes dentro de los Premios Quirino. No tanto por los títulos que la integran, sino porque es la oportunidad perfecta para conocer a la nueva generación de talentos dentro de nuestras industrias. La edición 2023 no fue la excepción, con Keila Cepeda (Chimborazo), Fabián Molinaro (Papirola) e Ita Romero (Carlos Montaña), tres jóvenes cineastas que encabezaron producciones de altísima calidad técnica y narrativa. Especialmente interesantes nos parecieron sus propuestas simbólicas con las que todos ellos aluden al hogar perdido o en riesgo. Propuestas plagadas de una identidad muy propia que, como ya dijimos más arriba, invitan a pensar que el futuro de nuestras industrias está en buenas manos. No sería la primera vez que sucede, pues por esta categoría ya han pasado artistas que hoy son una realidad como Diego Porral y João Gonzalez.
Un bloque artesanal
Aunque el siglo XXI ha dejado grandísimas propuestas en 3D, atrás han quedado los días en que nuestras industrias han intentado construir una industria casi exclusivamente sobre esta técnica. Los Premios Quirino vuelven a demostrarlo tras haber sido claramente dominados por el 2D. Aunque es un hecho que hay que seguir innovando, esta situación que sugiere que la gran búsqueda de nuestras identidades animadas está cerca de darse desde una bidimensionalidad profundamente artesanal. Aunque si de artesanal se trata, no nos olvidemos del stop motion que tantas alegrías nos ha dado y que fue tan brillantemente representado en la ceremonia por Juan Pablo Zaramella. Ya veremos si estas tendencias se mantienen el próximo año.
El poderío de la animación iberoamericana
Uno de los mayores deleites de los Premios Quirino ha sido ver la fuerza narrativa que hay en nuestras industrias. Hablamos de historias sumamente poderosas en sus mensajes, que abordan las más diversas preocupaciones medioambientales, sociales y políticas. Todo esto desde una amplísima variedad de géneros que incluyen comedia, documental y ciencia ficción. También técnicas como stop motion, 2D y animación sin cámara. Ni qué decir de las tramas: que abordan desde la superficialidad que aqueja al mundo contemporáneo con La otra forma y Tromba Trem hasta las distintas caras de la guerra con O Homem do Lixo, Nayola y Unicorn Wars. Un reflejo de la madurez que han alcanzado el grueso de las industrias que integran nuestra región y que sugieren que lo mejor está por venir.
Es importante apoyar a los países rezagados
Hubo un momento en los Premios Quirino en que la presentadora Noelia Noto aludió a la ausencia de artistas andorranos en el auditorio. Sus palabras, sin embargo, invitan a pensar que mientras algunos países han avanzado a pasos agigantados, otros se van rezagando en el camino. Aunque esta situación es comprensible porque cada nación enfrenta retos sociopolíticos distintos, es buen momento para cerrar filas en busca de un crecimiento conjunto de todo el bloque.
La importancia de nuestra historia
Claudio Biern Boyd falleció en octubre de 2022 y fuimos muchos los medios que hablamos de su legado imperecedero. Puede parecer una expresión trillada, hasta que un evento como los Premios Quirino proyecta los créditos iniciales de una de sus obras más importantes como es el caso de D’Artacán y los tres mosqueperros y la mayor parte de los presentes empiezan a aplaudir y cantar a la par. Ni qué decir del emocionante vídeo con el que el evento conmemoró los cien años de la animación portuguesa, nacida en 1923 con O Pesadelo do António Maria de Joaquim Guerreiro. Un momento que nos permitió disfrutar de la evolución de la industria lusa y visualizar cómo ésta ha llegado al pico de calidad actual. En ambos casos, puntos clave de la ceremonia que dejan muy en claro lo importante que es honrar a los artistas que han sentado las bases de nuestras industrias. Los Premios Quirino siempre lo han entendido, al grado que toman su propio nombre de Quirino Cristiani. Que esto no se pierda nunca, ya que nada de lo que tenemos hoy habría sido posible sin estas figuras.
Hermandad iberoamericana
Qué lindo ha sido ver a muchas de las delegaciones de los distintos países presentes en los Premios Quirino entonando canciones locales mientras se retrataban en el photocall de la fiesta de clausura. Estupendas muestras de unión e identidad nacional. Más hermoso ha sido vivir tres días de auténtica hermandad entre absolutamente todos los artistas presentes. Y es que mientras algunos se empeñan en separarnos, eventos como los Premios Quirino sacan a relucir todos los lazos que nos unen. Esto incluye historia, cultura, geografía… ¡y por supuesto la animación! Los representantes de La Liga de la Animación Iberoamericana así lo manifestaron en su discurso en los primeros minutos de la ceremonia. También nos lo dijeron varios artistas, incluyendo finalistas y ganadores: las estatuillas están bien, pero el mayor premio siempre será disfrutar de un evento que demuestra en cada edición que unidos somos más fuertes.
Urge trabajar en la visibilidad y mejorar la distribución
La visibilidad es un problema sumamente grave al interior de las industrias animadas, el cual exige ser resuelto cuanto antes. No sólo entre el público general, sino también entre nuestros artistas. Muchos de los asistentes a los Premios Quirino nos aseguraron que no habían podido ver una buena parte de los finalistas porque no habían estrenado en sus respectivos países. El mejor ejemplo es Nayola, ganador a Mejor largometraje, que no ha podido ser visto en salas de España ni Latinoamérica. Es imprescindible que todos los que formamos parte de estas industrias hagamos lo que esté en nuestras manos para que esta situación sea corregida cuanto antes.
Que el siguiente año sea mejor
Los Premios Quirino han sido el reflejo perfecto del estupendo año que ha tenido la animación iberoamericana. Algo que puede apreciarse en la calidad de los finalistas, pero también en el de tantísimas producciones que se quedaron en el camino. Aunque es un hecho que este choque de titanes se vio favorecido por los retrasos provocados por la pandemia, es imperante continuar trabajando para que el nivel y la cantidad de producciones continúen al alza en cada nueva edición. El altísimo nivel no debe ser una casualidad y los propios Premios Quirino son determinantes para que este crecimiento se siga dando.