Artistas iberoamericanos de animación en Dragonkeeper
Una selección con la que celebramos a todo el equipo iberoamericano que hizo posible Dragonkeeper.
25 de abril de 2024Por Luis Miguel Cruz
No nos cansamos de repetirlo: Dragonkeeper está destinada a marcar un antes y un después en la historia de la animación iberoamericana. Un logro de este tipo no debe tomarse a la ligera. Merece ser celebrado, pero también analizado y deconstruido para que no sea un acontecimiento aislado, sino un escalón para que el arte animado de nuestra región siga su escalada de calidad. Para ello, es indispensable dar reconocimiento a los artistas que hicieron posible una producción de este calibre.
Nos es imposible nombrarlos a todos, pero les rendimos homenaje con esta modesta, pero representativa selección de artistas iberoamericanos que formaron parte de Dragonkeeper. Talentos que han hecho historia para nuestras industrias. Conócelos a continuación.
Salvador Simó (Dirección)
Director de uno de los grandes clásicos contemporáneos de la animación iberoamericana como es el caso de Buñuel en el laberinto de las tortugas, Salvador Simó merecía regresar a la gran pantalla con una película digna de su talento. El cineasta ha reconocido que no desarrolló Dragonkeeper desde el inicio, sino que llegó por encargo, lo que no le impidió impregnar la obra con la profundidad y sobre todo la humanidad que caracteriza su filmografía. Pieza clave en la construcción del que tiene todo para ser un nuevo gran éxito de nuestras industrias y consolidación absoluta de uno de los grandes cineastas animados de la región.
Elisabeth Castro (Dirección de arte)
Que una coproducción china y cuya historia se desarrolla en el país oriental se decante por una directora de arte española es algo que no debe tomarse a la ligera. Más bien es una prueba irrefutable del talento que hay en nuestra región y que en el caso concreto de Dragonkeeper se manifiesta en la figura de Elisabeth Castro. La artista demostró en obras como Buñuel en el laberinto de las tortugas y La primavera siempre vuelve su capacidad para convertir lo cotidiano en extraordinario, a nivel estético pero también emocional. Esta misma capacidad se torna indispensable para un viaje por escenarios de gran espectacularidad visual, pero también para un recorrido de autodescubrimiento que se ve marcado por el entusiasmo, pero también por las dudas y el dolor. Su experiencia es clave para sellar una auténtica épica animada.
Ignacio Ferreras (Guion)
Han pasado más de diez años desde que Ignacio Ferreras dirigió su última película, Arrugas, que se mantiene inamovible como uno de los grandes clásicos de la animación iberoamericana contemporánea. A pesar de esto, el creativo sigue haciendo historia para nuestras industrias desde diferentes departamentos. Como el de guion, al formar parte del equipo responsable de la adaptación de Dragonkeeper. Podría pensarse que su labor se vio simplificada por la excelsa novela original de Carole Wilkinson en que se inspira el filme, pero esto no hizo sino aumentar al reto al tener que preservar la trama y sobre todo el grandísimo corazón del material fuente. A esto sumemos que, al tratarse de una coproducción entre China y España, el texto debía enamorar a dos mundos históricamente opuestos como son oriente y occidente. Ha cumplido con creces, dejando una obra universal como pocas y que enamorará a todo el que emprenda el vuelo con ella.
Abraham López Guerrero (Dirección de animación)
Amante declarado del fantástico y dueño de un enorme talento, Abraham López Guerrero lucía como un elemento indispensable para una producción como Dragonkeeper. Estas cualidades sumadas a su amplia experiencia le dieron más que un lugar en el equipo, le valieron un rol de jerarquía como director de animación. El ganador del Goya por Blue & Malone: Casos imposibles sacó a relucir sus dotes para una obra de naturaleza compleja, impregnada de secuencias de acción, muchas de las cuales resaltan al incluir movimientos gráciles y elegantes relacionados con la liberación del chi. Ni qué decir del reto mayor, los andares de Danzi, el dragon principal cuyo alargado cuerpo supuso un desafío mayor al que representaría una criatura de esencia occidental. Todo fue superado para dar una de las obras más destacadas en la historia de nuestra región.
Arturo Cardelús (Composición musical)
La experiencia musical de Arturo Cardelús no se limita a la animación, pero es imposible negar que algunas de sus composiciones más destacadas se han dado en el cine animado, como sería el caso de In a Heartbeat y Buñuel en el laberinto de las tortugas. Sobre esta última, tampoco está de más recordar que le llevó a convertirse en un colaborador recurrente de Salvador Simó, con quien también trabajó en Descendants: The Royal Wedding. El nominado al Goya a Mejor música original vuelve a trabajar con el cineasta para un reto muy distinto: una banda sonora de tintes épicos, pero que además esté impregnada de una esencia muy oriental que debía sentirse completamente orgánica. El español logra el cometido en todo momento, lo que puede apreciarse en los distintos temas, así como en sus ritmos y la elección de instrumentos. Es justo decir que estamos ante una de las bandas sonoras más sobresalientes de su exitosa carrera.
Víctor Sauco (Dirección técnica 3D)
La dirección técnica es una labor destacada dentro de la producción animada. Hablamos de un perfil que debe tener grandes conocimientos técnicos y artísticos, y que además debe inspirar una gran confianza en los artistas con quienes trabajará muy de cerca. Son indispensables en el desarrollo de cualquier obra animada, pero casi siempre salen a relucir en las que requieren grandes avances tecnológicos. Tal es el caso de Víctor Sauco con Dragonkeeper, que exigía un 3D virtualmente perfecto que elevara los estándares de calidad de la animación española e iberoamericana a niveles nunca vistos. Esto, además, en todas las ramas como son las texturas, el pelaje y los VFX. Su talento ha sido fundamental para una película que marca un importante salto de calidad para nuestras industrias.
José Manuel Jiménez (Edición)
El montaje es una de las labores más engañosas dentro de la industria audiovisual. Es capaz de elevar historias a lo más alto, pero también de destruirlas por completo. Y en los mejores casos, debe pasar lo más inadvertida posible. Consciente de la importancia del cargo, la producción de Dragonkeeper ha encomendado la responsabilidad a un especialista como José Manuel Jiménez. Con más de veinte años de experiencia en el audiovisual, ya sean cortos, películas y series, y con toda la confianza de Salvador Simó, quien lo ha convertido en uno de sus colaboradores recurrentes, el español ha respondido a las exigencias con destreza, llevando los tiempos narrativos con elegancia, acelerándolos y pausándolos cuando la trama así lo exige. Su labor es clave para una obra que invita a la reflexión en todo momento, incluso en los momentos más adrenalínicos.
Martín Lapetina (Supervisión de layout)
Dragonkeeper es una obra de gran complejidad en cada uno de sus cuadros. Estos incluyen los escenarios más espectaculares, una amplia variedad de personajes y todo tipo de efectos visuales. Todo esto, además, puede segmentarse en una infinita variedad de elementos. Si todo reluce con una mezcla de naturalidad y grandeza es en buena parte por el talento comprobado de Martín Lapetina, un especialista en la materia cuya carrera ha deambulado libremente entre la animación y la acción real, con una baraja de producciones de alto calibre como Metegol, Dumbo, X-Men: Dark Phoenix y Star Wars: Visions – In the Stars, lo que además le ha permitido trabajar bajo las órdenes de cineastas destacados como Juan José Campanella, Tim Burton, José Zelada, Gabriel Osorio y ahora Salvador Simó. El excelso trabajo realizado invita a pensar que no será la última colaboración entre ambas partes.
Elzine Aristide y Silvia Camaño (Efectos visuales)
Toda superproducción exige efectos visuales a la altura. El reto, sin embargo, se ha tornado mayor en una industria cinematográfica que apunta de manera cada vez más recurrente al blockbuster, lo que ha resultado en un alza continua de nivel que nos ha dejado muy cerca del realismo absoluto. Dicho esto, los VFX lucían como uno de los campos más importantes de Dragonkeeper, pero también como uno de los más desafiantes ya que el más mínimo error podría ser juzgado por una audiencia que se torna cada vez más exigente al respecto. No había modo de escapar de ellos, ya que la naturaleza de la trama implicaba el uso de elementos como agua y humo, sin olvidarnos de la energía chi que se torna clave para el desarrollo de las acciones. Por esto la producción se decantó por dos especialistas: Elzine Aristide ha demostrado sus dotes en obras como Wonder Park, Blush y Luck; Silvia Camaño hizo lo propio en Wonder Park y The Tiger’s Apprentice. Ahora reencuentran sus talentos para uno de los proyectos más ambiciosos de sus respectivas filmografías y con el que dejan muy en claro que las superproducciones de animación iberoamericana han llegado para quedarse.
Sergio Pablos (Diseño de personajes)
La producción de Dragonkeeper fue compleja y muy larga, lo que propició que numerosos artistas pasaran por diversas etapas de su realización. Uno de los casos más destacados fue el de Sergio Pablos, cabeza de The SPA Studios y director de Klaus, quien jugó un rol clave al fungir como diseñador de personajes. Su trabajo fue una de las mayores responsabilidades de todo el proyecto al tener que encontrar la apariencia ideal de los poderosos dragones. De inicio, tuvo que desechar las propiedades de las criaturas occidentales para centrarse de lleno en las orientales. Todo bien hasta ahí, salvo por el hecho de que los diseños debían ser respetuosos con la tradición china pero sin caer en el cliché ni mucho menos en lo exótico. Finalmente, debían lucir imponentes, pero también nobles y sobre todo profundamente sabios, pues los asiáticos consideran que esta última es la principal virtud de estos seres. Su labor fue tan destacada que el diseño sobrevivió al paso del tiempo y con ello, a los cambios al interior del equipo de producción. Hoy es uno de los rasgos más emblemáticos de la película.