Hace tiempo que la animación vasca se ha hecho con un lugar de honor dentro del panorama iberoamericano contemporáneo al ser responsable de algunas de las producciones más destacadas de toda nuestra región. La tendencia ha continuado en los últimos meses con dos títulos dotados de una enorme fuerza narrativa y simbólica que han brillado en distintos encuentros cinematográficos de España y el resto del mundo: El sueño de la sultana de Isabel Herguera y To bird or not to bird de Martín Romero, ambos finalistas a los Premios Quirino 2024.

El galardón que reconoce lo mejor de la industria animada en nuestra región vuelve a celebrar lo hecho por el País Vasco con tres candidaturas. El sueño de la sultana compite en las categorías de Mejor largometraje de animación iberoamericana y Mejor desarrollo visual de obra de animación iberoamericana, mientras que To bird or not to bird se encuentra en la terna de Mejor cortometraje de animación iberoamericana.

Su presencia entre los finalistas ya es una victoria que coloca ambas obras entre las producciones más sobresalientes de todo el bloque iberoamericano. Un mérito mayor ante la gran calidad que impera en la región y que ha dejado fuera otros títulos de alto prestigio. No menos importante es que su presencia en los Premios Quirino marca una nueva gran escala en sus respectivos recorridos y la posibilidad de ampliar todavía más sus impresionantes palmareses.

Dos casos de éxito para la animación vasca

El sueño de la sultana representa el esperado debut de Isabel Herguera, cineasta detrás de clásicos como La gallina ciega (2005), Ámár (2010), Bajo la almohada (2012), en el terreno del largometraje. Lo hace con una historia profundamente ambiciosa con la que plasma sus inquietudes sobre la urgencia de crear un mundo más equitativo. Para ello recurre al cuento feminista homónimo escrito por Rokeya Hussein en 1905 y que explora una sociedad que alcanza la perfección tras instaurarse un gobierno compuesto sólo por el género femenino. La nacida en San Sebastián no se conforma con una adaptación, sino que hace gala de su talento y experiencia en el arte animado para construir una compleja metanarrativa que conduce al público del presente al pasado y de la realidad a la ficción con el fin de abordar las distintas caras de la incansable lucha. Todo esto engalanado por una exquisita combinación de técnicas como el 2D a base de acuarelas, el cutout y el teatro de sombras.

Tuvo un estreno histórico en el Festival de Cine de San Sebastián tras ser la primera película europea de animación en formar parte de la sección oficial del prestigioso certamen, lo que le permitió competir por la Concha de Oro. Además, fue en este mismo evento donde comenzó a forjar su palmarés tras ser acreedora al Premio al cine vasco y al Premio al mejor guion vasco. Desde entonces ha recorrido un brillante camino que incluye festivales de primer nivel como el São Paulo International Film Festival, el Hamburg Film Festival y el Anima Festival, destacando además que en este último fue acreedora al reconocimiento por “su estética onírica y lúdica, [y sus] ideas complejas sobre la feminidad y la identidad. Sin dar explicaciones ni sermones, la película se mueve simultáneamente como una fábula y un ensayo poético”.

Estas virtudes también le han hecho partícipe en la búsqueda de las más codiciadas estatuillas, entre las que sobresalen sus nominaciones a los Premios Platino que reconocen al cine iberoamericano y los Premios Goya que celebran la industria fílmica española.

No menos brillante ha sido el viaje, o quizá deberíamos decir el vuelo, de To bird or not to bird. Martín Romero, director detrás de La noche (2018), vuelve a la dirección con un cortometraje que plasma a la perfección las caras opuestas que rigen nuestra existencia. Por un lado, la hermosura y la libertad reflejada en todo tipo de aves; por el otro, una existencia trágica que ha privado a los alados personajes de su alegría, su color y sobre todo de un final feliz. Una obra redonda de principio a fin y que exhibe sus enormes cualidades simbólicas desde el título, que se apoya en la cita más icónica de William Shakespeare para reflejar la caída libre que padece el mundo en que vivimos y todos los que habitamos en él.

En plena preproducción, formó parte de la comitiva que viajó a Cannes 2023 con el programa Revelations que exhibió lo mejor del cortometraje contemporáneo de animación española. Extendió sus alas en las pantallas del WFest de Weird Market y en Sitges, y no tardó en volar por los festivales más importantes de todo el mundo. Un recorrido que alcanzó su punto más alto en los Premios Goya, donde se coronó como el Mejor cortometraje de animación, un honor que rebasó fronteras al tratarse de un evento calificador que garantizó su preselección al Oscar 2025. La estatuilla también trascendió más allá de la obra en cuestión para afianzar a UniKo entre los titanes animados del bloque. La casa productora vasca encabezada por Iván Miñambres acumuló con ésta su cuarta estatuilla a lo mejor del cine español, destacando además que las tres últimas se han dado en un plazo de tan solo dos años. Un logro histórico y una marca que promete seguir creciendo dentro del futuro cercano.

El viaje continúa

Los Premios Quirino son la próxima gran escala de El sueño de la sultana y To bird or not to bird, pero distan mucho de ser la última. La película dirigida por Isabel Herguera forma parte de la flamante selección oficial de Annecy, el encuentro animado más importante del mundo y donde aspira a hacerse con el Contrechamp. No está de más recordar que esta sección tiene un saldo favorable para nuestra región, que acumula dos galardones de cinco ediciones en las que ha sido entregado.

Por su parte, el cortometraje de Martín Romero viajará a Chilemonos, uno de los festivales de animación más importantes en todo el mundo y donde intentará hacerse con un segundo boleto rumbo a los Premios de la Academia de los Estados Unidos. Un nuevo honor de este tipo no garantizaría la nominación, pero sí que aumentaría sus posibilidades en la cerrada carrera por la gloria hollywoodense.

Casos de éxito como los de El sueño de la sultana y To bird or not to bird han contribuido a que la animación del País Vasco demuestre su calidad ante las audiencias del mundo entero, pero también han sido determinantes para que toda la industria animada iberoamericana apunte cada vez más alto en el marco global.

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