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Críticas

Reseña: el artbook de Unicorn Wars

Una pieza indispensable y un complemento perfecto para una de las películas animadas del año.

19 de octubre de 2022
Por Luis Miguel Cruz
Reseña: el artbook de Unicorn Wars
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Unicorn Wars es un punto climático en la carrera de Alberto Vázquez. No sólo en lo narrativo, sino también en lo estético. Por esto último, era imprescindible que la producción encontrara el canal adecuado para compartir el meticuloso proceso de desarrollo visual detrás del filme. Los documentales y detrás de cámaras siempre están bien, pero en muchas ocasiones hace falta algo más tangible. El sueño se cumple con elegancia de la mano de Astiberri y su artbook dedicado a esta guerra entre osos y unicornios.

La responsabilidad detrás de la publicación es mayúscula. Hablamos de una pieza anhelada por los aficionados de Alberto Vázquez, los coleccionistas de este tipo de obras y muchos de los interesados en el quehacer animado. La editorial se muestra a la altura con un impreso que literalmente cautiva desde su portada, que con un mínimo de elementos plasma el conflicto entre las especies fantásticas mencionadas, pero también una parte importante de sus propiedades simbólicas con un equino que es dotado de un carácter semidivino con sus dimensiones y la luz que irradia su cuerno.

El libro no escatima en arte y aprovecha cada espacio para compartir todo tipo de imágenes, todas son fascinantes a su estilo y destacan por lo meticuloso de su elección. Esto último puede apreciarse desde las guardas interior y volante que muestran una imagen de la gestación de nuestros protagonistas. Una decisión con la que se busca representar el recorrido que estamos a punto de emprender y que refleja el nivel de detalle de todos los involucrados en esta pieza.

Su contenido inicia con tres textos centrados en los apartados de producción, dirección y animación. El primero de ellos corre a cargo de Iván Miñambres, Chelo Loureiro y Nicolas Schmerkin; el segundo es el más amplio con un Q&A en el que el director Alberto Vázquez responde algunas preguntas sobre temas, referencias, color y sonoridad; el tercero y último es responsabilidad del Khris Cembe quien comparte algunos de los principales retos artísticos detrás de una cinta de estas características. Aunque es fácil dejarse seducir por el poder de las imágenes, vale la pena leerlos todos para comprender un poco más el mundo en el que estamos a punto de adentrarnos.

Una vez concluido este apartado, el artbook hace una segunda escala, esta vez en el cortometraje Sangre de unicornio que sembró muchas de las bases de Unicorn Wars. Las numerosas imágenes manifiestan con claridad lo mucho que el largometraje debe a este proyecto, en lo narrativo con dos hermanos sumidos en la cacería de un unicornio, en la estética con personajes dotados de una ternura retorcida y en el desarrollo de los personajes con dos opuestos que eventualmente terminan por colapsar. La sección es vital para comprender mejor las intenciones de la película y es también una invitación para acercarse a uno de los trabajos más brillantes en la obra del cineasta español.

Es así como ingresamos de lleno en el arte de película. Se inicia desde lo narrativo, con capítulos dedicado al storyboard y al layout, cada uno de los cuales cuenta con una brevísima explicación de lo que vemos. Los dos son hipnóticos a su modo, con imágenes aisladas o secuencias que invariablemente invitan a revivir lo mejor del filme. Eso sí, advertimos que la disposición del primero de estos apartados puede resultar un poco abrumadora para quienes no están familiarizados con la producción cinematográfica, tanto por el orden como por las anotaciones. Esto para nada debe considerarse un fallo, sino un esfuerzo por mostrar lo más fielmente posible la evolución del proyecto.

Quizás el capítulo más atractivo de todos sea el de concept art, en el que se plasma la visión de Alberto Vázquez que pretende exhibir en pantalla. Verdaderas obras de arte que invitan a ser contempladas y analizadas en torno a su disposición de los personajes, el uso de luz y sombras, o la paleta de colores por nombrar algunas. Las de los unicornios son especialmente poderosas, también las de corte medieval que muestran el conflicto ancestral entre los bandos. Las que ahondan en el pasado de la dupla protagonista resultan hipnóticas por su carácter nostálgico e intimista, así como por su marcada ausencia del material promocional liberado previo al estreno del filme.

La publicación continúa con capítulos dedicados a personajes y props. El primero da énfasis a Azulín y Gordi, pero sin descuidar a los unicornios, los osos, ni los animales del bosque, incluyendo los inquietantes simios. Todos son brevemente explicados e ilustrados desde sus cimientos hasta lo que vemos en pantalla. Esto último es una grata sorpresa, ya que el grueso de los libros dedicados al arte animado tiende a centrarse en los personajes principales y a mostrar una o dos imágenes de los secundarios, terciarios e incidentales. El segundo podría parecer menos significativo, pero resulta sumamente curioso porque permite ver cómo la producción trabajó hasta el más mínimo detalle, lo que puede apreciarse muy especialmente en el amoroso decorado de las armas que da una exquisita contradicción. Y para terminar, un apartado dedicado al arte final, con imágenes que han formado parte del material promocional y un par de posters.

El artbook de Unicorn Wars es una joya en muchos sentidos. En lo general, porque ayuda a difundir aunque sea una parte del proceso animado. En lo particular, porque comparte la visión de Alberto Vázquez, quien además de sus cualidades narrativas, siempre ha sobresalido por su estupendo manejo de las imágenes, consecuencia directa de su historial como ilustrador y dibujante de comics. Finalmente, por su meticulosidad, pues además de los contenidos centrales, se incluyen incontables detalles que quizá pasan desapercibidos a primera vista y que van de pequeñísimas ilustraciones en las esquinas al código QR que permite escuchar la estupenda banda sonora de Joseba Beristain.

Su mayor pecado, quizá el único, sea el papel. Las imágenes lucen estupendamente bien en mate, pero en uno con mayor brillo habrían lucido sencillamente gloriosas. Una anomalía, ya que este tipo de publicaciones suelen valerse de este último en busca de una mayor calidad visual. De cualquier modo, esto para nada debe considerarse un fallo fundamental.

Unicorn Wars parece destinada a marcar un antes y un después en la animación iberoamericana. Su artbook no sólo es un deleite visual, sino que ayuda a entender la fascinación por la película. Una pieza indispensable. No sólo para los aficionados de la animación o del director español, sino para todos los amantes del buen cine.