Los ganadores de los Berlanga y la importancia de reconocer la animación local
Un modelo que valdría la pena replicar en otros epicentros animados.
14 de noviembre de 2022Por Staff
La edición 2022 de los Premios del Audiovisual Valenciano, también conocidos como los Premios Berlanga, es más importante para la animación de lo que podría parecer en primera instancia. Son cinco años celebrando lo mejor de la industria local y con ello de una exquisita anomalía: un certamen generalista con cuatro categorías que implican animación, lo que incluye Mejor película, cortometraje, serie y videojuego.
Primero lo primero, los ganadores de este año son:
Mejor cortometraje de animación
1996 (Dir. Ramón Mascarós, Carlos Escutia, España)
Mejor serie de animación
El mon de Pau (Dir. Eric Robert, España)
Mejor videojuego
The 9th Dragon (Frame Over, España)
Mejor película de animación
Mironins (Dir. Mikel Mas Bilbao, Txesco Montalt, España)
Esta última es uno de esos casos especiales en las que se premian ternas con una sola candidatura. Ya hemos hablado de esto en otras ocasiones y no ahondaremos en los pros y contras de la decisión. En vez de ello, centrémonos en lo que decíamos al inicio de este texto: la importancia que lo hecho por los Premios Berlanga tiene para la animación.
Una de las mayores problemáticas de muchos países del bloque es la centralización de todas las industrias, lo que incluye la audiovisual y por consiguiente la animada. No es el caso de España, donde cada provincia cuenta con apoyos específicos que buscan fomentar la producción local. Esto, sin embargo, no es de gran ayuda al momento de garantizar la distribución ni los reconocimientos, que en muchas ocasiones van de la mano porque a mayor cantidad de premios hay un mayor interés de las audiencias.
Los Premios Berlanga distan mucho de ser el único evento con categorías de animación. En realidad, son muchos los que así lo hacen. La primera diferencia radica en la cantidad, con cuatro ternas que contribuyen a una mayor visibilidad que no se limita a los títulos, sino que se extiende a la producción local. Esto a su vez fomenta la consolidación de los epicentros animados, o como nosotros les llamamos, tierras de animación, que sobresalen por su amplio número de artistas y producciones, pero también de instituciones educativas y eventos de todo tipo.
Estos galardones contribuyen a que Valencia alce la mano frente a gigantes como Madrid y Cataluña, no sólo en la acción real, sino también en lo animado. Iberoamérica tiene muchas tierras de animación, muchas de las cuales no son capitales nacionales, como Guadalajara en México, Pernambuco en Brasil o Tenerife en en la misma España. Los Premios Berlanga tienen un modelo que vale la pena seguir, al ser un llamado con el que se demuestra la existencia de industrias locales sólidas y ansiosas por ser disfrutadas, no sólo en lo regional, sino en el mundo entero.