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El doble filo de las nominaciones únicas en la animación

Una controversia recurrente en la animación iberoamericana contemporánea.

12 de octubre de 2022
Por Viridiana Torres
El doble filo de las nominaciones únicas en la animación
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Cuando se creó el Oscar a Mejor película de animación, la Academia de los Estados Unidos dejó claro que la categoría sólo se abriría los años en que hubiera un mínimo de títulos. Desde su debut en 2002, nunca tuvo problemas para cumplir con la condición. La situación es distinta en distintos países de Iberoamérica, pues son muchos los certámenes que abren la terna de largometraje de animación con sólo un título elegible.

Sólo en los últimos años, esta extraña práctica se ha repetido en algunos de los principales eventos del bloque, generando preocupación al interior de las industrias y desconcierto entre las audiencias. Sucedió en España durante los Goya 2021 con La gallina Turuleca y los Gaudí 2022 con Mironins; también en Brasil durante el Grande Prêmio do Cinema Brasileiro 2022 con Bob Cuspe: Nós Não Gostamos de Gente; finalmente en México durante el Ariel 2022 con Un rescate de huevitos.

La situación ha sido cuestionada hasta el cansancio, pero nunca se ha esclarecido del todo. Suele atribuirse al deseo de las autoridades cinematográficas de los distintos países por promover las animaciones nacionales desde la visibilidad que representan los premios, pero sin tomar en cuenta la imagen de fragilidad que se envía.

 

Los dilemas de las premiaciones

Las sensaciones agridulces son palpables cada que una película animada gana un premio en solitario. La imagen se ha repetido hasta el cansancio: un anuncio dominado por la condescendencia, discursos de aceptación en los que se lamenta la falta de más títulos en la terna y la petición por más apoyos por parte de las autoridades y del público. Estos últimos resuenan por un tiempo y después terminan desvaneciéndose en el tiempo. ¿Entonces por qué se hace?

Para bien o para mal, los premios son una ventana que propicia la visibilidad de la cinematografía nacional. Exigir un número mínimo de producciones podría suponer un duro golpe para las cintas que de este modo perderían un espacio importante ante el público, lo que a su vez impactaría en las audiencias y reduciría aún más los apoyos.

Una posibilidad sería erradicar las ternas animadas y fomentar la inclusión de la técnica en las categorías generales bajo la premisa de que la animación es cine. Algo similar a lo sucedido en Colombia con los Macondo. Un arma de doble filo, pues los estigmas alrededor de las producciones animadas podrían implicar años sin nominaciones.

Los continuos cambios de la industria cinematográfica contemporánea tampoco son de gran ayuda. El grueso de los certámenes exige un porcentaje mínimo de contenido animado para garantizar la elegibilidad de las producciones, pero lo cierto es que los híbridos son una anomalía en la región. Más incierto es el caso de los filmes estrenados directamente en plataformas, ya que las reglas pueden cambiar de manera abrupta.

Tal fue el caso de O Pergaminho Vermelho durante el Grande Prêmio do Cinema Brasileiro. Su director Nelson Botter Jr. nos explicó que la candidatura de esta cinta “no fue aceptada. Hasta el final de las inscripciones se podía tener películas estrenadas directamente en streaming, pero después, de manera muy rara, la regla fue cambiada y la inscripción de la peli fue cancelada”. Un golpe duro para el creciente número de producciones que han encontrado una importante ventana de exhibición en las plataformas.

Lo sucedido es tan lamentable que recientemente se ha convertido en motivo de mofa. Nos referimos a Gora Automatikoa, que nacida del Goya a La gallina Turuleca, parte de la premisa de que la mejor manera de ganar un Goya de manera automática es con la producción de una película animada.

Lo de los premios animados en solitario es un tema complejo que no debe ser tomado a la ligera. Todo lo contrario, es algo que debe analizarse a profundidad, pues aunque los galardones no son lo más importante, sí que podrían jugar un rol decisivo en el fortalecimiento de nuestras industrias.