La guerra entre ositos y unicornios está cada vez más cerca de llegar a España y la adrenalina ya empieza a sentirse en el país. Esas son las sensaciones que quedan tras el pase de Unicorn Wars en Sitges 2022, donde la sala llena, las sonoras ovaciones de la audiencia y las reacciones increíblemente positivas que han inundado las redes desde entonces, muchas de las cuales vienen acompañadas de importantes reflexiones sobre lo visto en pantalla, hicieron que el estreno nacional de la más reciente película de Alberto Vázquez fuera virtualmente perfecto.

El furor se extendió a la rueda de prensa celebrada al día siguiente de la proyección, y en la que el cineasta ahondó en las numerosas referencias que utilizó para su cinta. De unas se ha hablado mucho, como Bambi y Apocalypse Now, de otras no tanto como las obras de Hayao Miyazaki y Masaaki Yuasa, además de la Biblia.

Asimismo, ha tenido ocasión de explicar el porqué de su interés por los temas que se plantean: “además de sobre la guerra externa, esta película también va sobre el trauma, sobre la pérdida de la inocencia. Yo no tengo hermanos, pero sí curioso como dos hermanos que nacen y viven en un mismo entorno social pueden ser completamente diferentes y antagónicos. Al mismo tiempo, me interesaba reflejar la relación de dependencia, y algunas preguntas como el origen del mal. ¿El daño nace o se hace? Era una de las premisas de la peli”.

Dudas que invariablemente son trasladadas a las audiencias y que invitan a la reflexión en un mundo cada vez más complejo y fragmentado. Sus mensajes, además, se potencian con las numerosas crisis que afectan a la sociedad global, entre las que sobresale la invasión de Rusia a Ucrania.

Luego de este estupendo debut en Sitges, Unicorn Wars tiene la mira puesta en su estreno español agendado para el 21 de octubre. Se espera que la campaña se extienda por otros países dentro de poco, incluyendo los que integran el bloque iberoamericano. Mientras este último anuncio es oficializado, aquellos que ya han disfrutado de la cinta no pueden sino rendirse al grito de ¡honor, dolor y mimos!