Pinocchio de Carlo Collodi ha sido adaptada en infinidad de ocasiones y aun así, es fácil dejarse llevar por la idea de que la versión dirigida por Guillermo del Toro será algo completamente nuevo. Primero, por la premisa más básica que todos conocemos: su trama se desarrollará en la Italia fascista. Pero ahora también por las fuentes de inspiración del director mexicano, quien apoyó las bases de su historia en un monstruoso viejo conocido.

“Siempre me han intrigado mucho los vínculos entre Pinocchio y Frankenstein”, confesó en entrevista [vía]. “Ambos son sobre un niño que es arrojado al mundo. Ambos son creados por un padre que luego espera que descubran lo que es bueno, lo que es malo, la ética, la moral, el amor, la vida y lo esencial, por su cuenta. Creo que eso fue, para mí, la infancia. Tuviste que resolverlo con tu muy limitada experiencia”.

Esto no implica una película terrorífica, sino una familiar como pocas. “Son tiempos que exigen de los niños una complejidad tremenda”, considera el mexicano. “Mucho más desalentador, creo, que cuando era niño. Los niños necesitan respuestas y tranquilidad… Para mí, esto es tanto para niños como para adultos que hablan entre ellos. Aborda ideas muy profundas sobre lo que nos hace humanos”.

Para lograr estos objetivos, Guillermo del Toro tenía claro que debía minimizar la fantasía de la historia para adentrarse lo más posible al realismo. Fue por esto que “no quería criaturas mágicas aparte del espíritu del bosque que le da vida y el mismo Pinocchio. No quería un zorro parlante, ni un gato parlante, ni la magia de transformarlo en un burro. Quería que todo lo demás se sintiera lo más cerca posible del mundo real”.

Un esfuerzo que requirió cambios importantes en el mensaje, ya que “muchas veces la fábula me ha parecido partidaria de la obediencia y la domesticación del alma. La obediencia ciega no es una virtud. La virtud que tiene Pinocchio es la de desobedecer. En un momento en que todos los demás se comportan como marionetas, él no. Esas son las cosas interesantes, para mí. No quiero volver a contar la misma historia. Quiero contarla a mi manera y en la forma en que entiendo el mundo”. A esto se suma la fusión de los tres villanos centrales del cuento, el zorro, el gato y el titiritero, en uno solo y más adecuado para el contexto en que se desarrollan las acciones.

Finalmente, el cineasta ahondó en el poder que ejercen las marionetas con su tangibilidad. Es “una historia sobre un títere, con títeres, tratando de buscar la actuación de los animadores en un medio completamente diferente. No podríamos ser más diferentes que cualquier otra versión de Pinocchio en nuestras metas espirituales o filosóficas, o incluso en el escenario”. Un distanciamiento que aplica especialmente con el clásico de Walt Disney, al que Guillermo del Toro describe como “un pináculo de la animación en Disney”.

Pinocchio cuenta con las voces originales en inglés de Ewan McGregor, Cate Blanchett, Tilda Swinton, Finn Wolfhard, John Turturro, Ron Perlman, Tim Blake Nelson, David Bradley y Gregory Mann como la joven marioneta. La película estrena en diciembre en Netflix, pero ya tenemos nuevas imágenes para aligerar la espera.