Hay historias tan grandes que solo pueden nacer en los mayores espacios. Ari Galaz y Jorge Peralta, también conocidos como Los Calladitos, lo han experimentado en carne propia con la concepción de una auténtica saga fantástica que ha dado importantes pasos a escala global en el reino del muralismo, y que cada vez se muestra más lista para saltar a las pantallas desde la vía animada. Una evolución que ha quedado más que confirmada tras su presentación en Annecy 2025.

Podría pensarse que una transición de este tipo, tan hermosa, pero a su vez tan inusual, se ha dado por el deseo de la dupla de expandir su visión artística por otras plataformas, cuando lo cierto es que se trata de un deseo y una necesidad que se remonta a sus orígenes. Así nos lo explica Ari Galaz al compartir que “nuestra visión siempre había sido hacer animación. Pero la vida nos fue llevando a los murales”.

Lejos de distanciarlos de los objetivos iniciales, esto les permitió madurar en muchos aspectos al darles la oportunidad de “hacer comunidad y buscar leyendas. Creo que también a tener experiencias de vida para tener algo que contar, ahora sí, en animación”.

Sobre la transición, la artista nos explica que el salto decisivo se da durante la pandemia, pues “estábamos acostumbrados a una vida muy nómada y empezamos a estar más en el taller y a decir ‘tenemos todos estos murales que repiten los personajes. Creo que están contando una historia más profunda’. Entonces fue como hacer un rompecabezas”.

Este tratamiento sacó a relucir una serie de temas e inquietudes que deambulan entre lo personal y lo colectivo, como es el caso de la migración. Al respecto, Jorge Peralta detalla que “cuando ponemos en palabras los personajes o la historia que pintamos, descubrimos que realmente es un reflejo de lo que estamos pensando en ese momento. Hay muchos personajes, unos que hablan de irse a la montaña, a la soledad para producir, pero otros también de este dolor de ver a nuestros hermanos irse”.

El extenso catálogo es encabezado por Puc, Abuelito y Carmín, y complementado por los Gigantes, descritos por el creativo como “estas personas llenas de luz, pero realmente son calladitos. No hablan porque se están dedicando a lo suyo, a su hacer y eso los hace convertirse en estos gigantes que a través de lo que hacen pueden compartir esta pequeña lucecita”.

El desarrollo de esta auténtica mitología ha permitido que Los Calladitos vayan más allá de un único proyecto y se extiendan con la construcción de un auténtico universo animado que, de momento, incluye los proyectos de cortometraje Puc Puc y Carmín, siendo este último el que los llevó a la edición 2025 del festival francés. Ambas historias desembocarán en el largometraje Bolla. Su trama inicia con la desaparición de la gigante de luz más poderosa, lo que resulta en el debilitamiento de los suyos. Las esperanzas recaerán en un pequeño equipo de personajes que se encargarán de encontrar el lugar correcto para que la semilla de Bolla vuelva a crecer sana y comience un nuevo ciclo de vida”.

Todo este conjunto puede verse como un esfuerzo titánico, pero que ha gozado de una estupenda recepción, como ha podido apreciarse en los distintos eventos en los que han participado, así como en el hecho de que sus murales ya son historia del festival de animación más importante del mundo. Así lo confirma el hecho de que, desde hace algunos años, sus personajes habitan en las calles de Annecy.

 

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Para Ari Galaz, el siguiente reto es encontrar el modo de que esta misma esencia pictórica sea trasladada a la pantalla, ya que “venimos mucho de ese rollo plástico, de seguir las texturas, de que se sienta ese feeling con el brochazo que hacemos. También nos estamos basando mucho en el juego de color que hacemos, que no se pierda en la animación. Ese sentir que tiene el color para nosotros”. A pesar de esto, la artista está convencida de que lo más importante siempre será “que se cuente la historia, esa es la raíz”.

Una sólida y profunda, pues si algo nos queda claro es que Los Calladitos tienen mucho que decir y compartir, y que, al igual que sus personajes, irradian una luz que abraza y reconforta a todo aquel que se atreve a mirarla.