Si el fantástico ha sido un género dominante en lo que va del siglo XXI no es sólo por la nostalgia. Decir esto sería tan simplista como injusto. Se trata de una narrativa fundamental para la transmisión de valores universales, la exploración de preocupaciones atemporales y la generación de resiliencia ante su construcción basada en el monomito descrito por Joseph Campbell. Lo hemos visto en infinidad de ocasiones con películas como The Neverending Story (1984), Labyrinth (1986) y The Lord of the Rings (2001), y ahora la historia se repite con O Pergaminho Vermelho.

Sus bases clásicas no son una debilidad. Todo lo contrario, están entre las mayores fortalezas del film y la producción de Tortuga Studios encabezada por Nelson Botter Jr. lo sabe perfectamente, al grado que no vacila en sacarles el máximo provecho. Para lograrlo se decanta por una historia en dos niveles: el real y el imaginario.

El primero nos introduce con Nina, una chica de apenas trece años que usa su patineta como vía de escapismo a los problemas personales que la aquejan. Es así como evita estar en casa y atestiguar las eternas discusiones entre sus padres, lo que a su vez aumenta el conflicto por su presunta falta de interés ante todo. Es, en otras palabras, una joven cualquiera. El paso al terreno extraordinario se da cuando, en medio de una huida por un problema mayor, termina en el reino fantástico de Tellurian cuyo destino gira en torno a un misterioso pergamino rojo que da título a la obra.

Es así como inicia una triple búsqueda. La del objeto, que como tantos otros, es poco más que un MacGuffin. Algo que pasa a segundo término, pues la que verdaderamente importa a la protagonista es aquella que implica el camino de vuelta a casa. Todo esto, a su vez, resultará en el más importante de los hallazgos, el de ella misma, en un recorrido marcado por el autodescubrimiento que brinda el éxito, pero también el fracaso.

Ésta es una de las mayores cualidades de la película y la razón por la cual, aunque guardando sus proporciones, Nina merece ser considerada una heredera directa de tantos héroes improbables clásicos. Nombres imborrables de los anales de la ficción como Frodo Baggins, Peter Pevensie y Luke Skywalker, pero también de jóvenes perdidos como Alice de Alice in Wonderland o Max de Where the Wild Things Are.

Como también es tradición en este tipo de historias, en el camino se cruzará con toda clase de personajes fascinantes. No esperen a los viejos duendes y orcos, ya que el guion se olvida de estos convencionalismos para decantarse por criaturas del folklore brasileño que dotan de una identidad muy propia al film. El más sobresaliente de todos es Wupa, un simpático perezoso que funge como sidekick y comic relief, pero también como el único vínculo de la protagonista con su hogar. Un personaje entrañable que indudablemente fue concebido para los más pequeños, pero cuya inocencia es capaz de conquistar al público de todas las edades. No menos arriesgado es el caso de Dark, presunto villano central que no es sino la antesala de una prueba mayor.

Si bien O Pergaminho Vermelho sobresale en narrativa y personajes, flaquea en los aspectos más técnicos. Es un hecho que su colorido resulta atractivo y se ve beneficiado por elementos como la edición y los efectos visuales. Sin embargo, el diseño queda a deber ya que ningún personaje sobresale en apariencia y se asemejan a los vistos en incontables producciones animadas de los últimos años. Un fallo que atenta contra la consolidación en el imaginario colectivo. Caso similar al de los movimientos de los protagonistas, pero también de la cámara, carentes de cualquier mínimo riesgo.

Aunque estos factores no atentan del todo contra los resultados, sí pueden generar la falsa impresión de que se trata de una cinta menor cuando no es así. En realidad es todo lo contrario: una obra sólida y con mucho que decir. Tanto, que cualquier potencial expansión en secuelas o spinoffs no deberían ser descartadas. O Pergaminho Vermelho. Memoricen el nombre que estamos ante un proyecto que podría seguir dando mucho de qué hablar.