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Crítica: D’Artacán y los tres mosqueperros

D’Artacán y los valerosos mosqueperros están de vuelta, esta vez en formato computacional, para una nueva aventura.

18 de agosto de 2021
Por Luis Miguel Cruz
Crítica: D’Artacán y los tres mosqueperros
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En una industria plagada de remakes, reboots y revivals suele pensarse que la nostalgia es sólo una fórmula sencilla para alcanzar el éxito. Nada más equivocado, pues en realidad se trata de una apuesta plagada de riesgos, siendo la más reciente adaptación de D’Artacán y los tres mosqueperros a cargo de Toni García un buen ejemplo de ello.

La película se inspira en la serie española del mismo nombre que fuera creada por Claudio Biern Boyd y transmitida con gran aceptación durante los 80. Tal y como sucediera con el show original, la cinta traslada Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas a un mundo perruno donde el personaje titular sueña con incorporarse al mítico cuerpo armado francés. Todo esto, no está de más decirlo, de un modo sumamente básico para garantizar el entretenimiento de los más pequeños y para apelar directamente al recuerdo de todos aquellos que crecieron con el heroico cánido.

Y es aquí donde empiezan los dilemas…

Es un hecho indiscutible que las tendencias apuntan cada vez más de lleno a la animación CGI, al grado que un eterno defensor de la técnica tradicional como es Studio Ghibli terminó sucumbiendo ante la innovación con Earwig y la bruja (2020). Sin embargo, también es cierto que la oferta desde los grandes estudios es cada vez mayor y que, para bien o para mal, esto ha elevado el nivel de la calidad y la exigencia a ojos de las audiencias.

Resulta gratificante ver que varios aspectos técnicos son sorteados con destreza, como es el caso del siempre desafiante modelado de personajes concebidos desde las dos dimensiones o la replicación de elementos como el agua de mar y la lluvia. Esto no evita que la estética sea básica en el uso de texturas, escenarios y movimientos, destacando lo irregular de estos últimos que en algunas secuencias lucen fluidos y en otras se aprecian lentos y con saltos en las articulaciones. Elementos que invariablemente terminan convirtiéndose en un distractor importante.

Con estos factores en cuenta, es imposible dejar de preguntarse si las sensaciones habrían sido distintas si Toni García se hubiera decantado por una ruta más convencional. La duda se magnifica por un par de secuencias realizadas con animación tradicional y que figuran entre los puntos más altos de toda la película por el tenue rediseño de los personajes que les da una apariencia más moderna sin perder su esencia.

Quizá estas irregularidades pasarían a segundo término con una narrativa más sólida. Esto no significa más madurez ni un mayor apego a la obra de Dumas, sino el desarrollo de una estructura propia y no una heredada del viejo formato televisivo que prácticamente permite ver los cortes de cada episodio. Una construcción netamente nostálgica que quizá no afecte mucho al público original, mas no así a las nuevas audiencias acostumbradas a otros ritmos y que muy probablemente puedan sentirla lenta y obsoleta.

Estos altibajos no significan para nada que D’Artacán sea una obra desdeñable. Todo lo contrario, pues se trata de un esfuerzo muy gratificante por rescatar uno de los grandes clásicos de la animación hispana para garantizar su legado entre las nuevas generaciones y que bien podría aprender de sus errores para reinstaurar una franquicia cinematográfica sumamente atractiva para chicos y grandes.

Ficha técnica

  • Título D'Artacán y los tres mosqueperros
  • Director Toni García (ópera prima)
  • Año 2021
  • País España
  • Técnica 3D (algunas secuencias en 2D)
  • Voces originales Miguel Ángel Pérez, Ana Esther Alborg, Ana María Marí
  • Disponible en Netflix