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¿Por qué la animación global se ha interesado tanto por las historias iberoamericanas?

Coco, Vivo y Encanto son sólo algunos de los proyectos que demuestran lo muchos que los gigantes animados de Hollywood han volteado a nuestro territorio en busca de inspiración.

10 de enero de 2022
Por Luis Miguel Cruz
¿Por qué la animación global se ha interesado tanto por las historias iberoamericanas?
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Más allá de los distintos esfuerzos desde la animación iberoamericana por contar sus historias, la animación global ha mostrado un marcado interés en las narrativas procedentes de nuestra región. Esta tendencia se hizo palpable en los últimos años con títulos como Rio (2011), Ferdinand (2017), Coco (2017) y Legend of the Three Caballeros (2018), hasta alcanzar un pico en 2021 que puede apreciarse en Vivo (2021), Maya and the Three (2021) y Encanto (2021). Todos ellos realizados por algunos de los principales estudios hollywoodenses.

Podría pensarse que se trata de un fenómeno aislado, de no ser porque ya había sucedido con anterioridad. Para ser más específicos sucedió en una lejana década de los 40 en que Walt Disney, el único gran exponente de la animación global de la época, volteó al sur de las fronteras estadounidenses como fuente de inspiración para la creación de Saludos Amigos (1943) y The Three Caballeros (1945). Los proyectos marcaron el inicio de la llamada Era empaquetada del estudio, que rozó su fin con Melody Time (1948) que contó con el segmento brasileño Blame It in Samba.

No menos interesante es el hecho que en esta misma época el estudio se interesó por España. No en una narrativa concreta sino más bien en el trabajo de Salvador Dalí, con quien colaboró de cerca para la creación del cortometraje Destino que no pudo concretarse por las entonces limitantes financieras del ratón. La producción, comenzada en 1945, no estrenó sino hasta un muy lejano 2003.

Hollywood voltea al sur

Si Walt Disney regresó de lleno al terreno del cortometraje con las previamente mencionadas Saludos Amigos y The Three Caballeros fue en buena parte por falta de recursos humanos y económicos. Una parte importante del estudio había sido reclutada para participar en la II Guerra Mundial, mientras que el conflicto bélico que impactó de lleno en las arcas estadounidenses agudizó aún más los problemas financieros del estudio suscitados tras la pobre taquilla de Pinocchio (1940), Fantasia (1940) y Bambi (1942). Si volteó a México y Sudamérica fue más bien por una petición directa del gobierno de los Estados Unidos que buscaba cualquier alternativa para estrechar lazos con el resto del continente durante las hostilidades, sabedor de que cualquier alianza con el Eje podría tornarse catastrófica. Aunque claro, también lo hizo en busca de audiencias de otras latitudes ante un mercado europeo prácticamente cerrado en su totalidad.

La apuesta funcionó en todos los niveles. No fueron grandes éxitos económicos, peros sus bajos costos de producción las hicieron suficientemente rentables para mantener al ratón a flote. Por su parte, el historiador cinematográfico Alfred Charles Richard Jr. aseguró que “Saludos Amigos hizo más para cimentar una comunidad de intereses entre los pueblos de las Américas en unos pocos meses que el Departamento de Estado en cincuenta años” [vía].

Han pasado casi ochenta años desde entonces. El mundo actual no padece los estragos de una guerra global, pero las necesidades económicas de una industria audiovisual altamente competitiva se mantienen. Esto puede apreciarse en los continuos esfuerzos de Hollywood por conquistar a un mercado chino tan masivo que puede garantizar el éxito de un proyecto por sí solo, pero sin perder de vista a los iberoamericanos que también juegan un rol decisivo en la taquilla global.

 

Para entender mejor la magnitud, basta decir que las taquillas acumuladas de México y Sudamérica tuvieron un aumento continuo de 2007 a 2015, que pasó de los $1.400 MDD a los $3.400 MDD. Es decir, un aumento de $2.000 MDD en menos de diez años. Si bien hemos visto altibajos desde entonces, los números nunca han descendido de los $2.700 MDD. Al menos no hasta el inusual 2020 que marcado por la pandemia dejó una caída en picada del 81.3% y una taquilla de tan solo $500 MDD. La recuperación ha sido lenta, pero la buena respuesta histórica de la zona a las producciones hollywoodenses genera confianza al interior de la industria [vía].

Las estadísticas se tornan más interesantes cuando nos centramos en la animación. De 2010 a 2021, nueve películas animadas encabezaron la taquilla anual argentina, siendo Toy Story 4 (2019) el caso más curioso de todos al rebasar a la todopoderosa Avengers: Endgame (2020). El top 15 histórico de las películas más taquilleras en México incluye tres animadas, siendo Coco, precisamente ubicada en el país norteamericano, la mejor posicionada en tercer lugar, sólo rebasada por Avengers: Endgame (2019) y Avengers: Infinity War (2018). Los números en Brasil no son tan favorables, pero sí resalta que Ice Age: Dawn of the Dinosaurs (2009) y Rio (2011) dominaran la taquilla local en sus respectivos años. Ambas fueron dirigidas por el carioca Carlos Saldanha, destacando además que la segunda se desarrolla en la capital del país.

Todos estos historiales son apenas una pequeña muestra de la pasión que genera la animación en el bloque y que se magnifica todavía más cuando añadimos otros factores como son la localía de las tramas y sus creativos. Pero no nos limitemos a la frialdad de los números, que el interés de la industria global en nuestra región también incluye el enorme potencial narrativo y artístico de nuestras historias.

Historias por contar

Regresamos a los 40 y concretamente a Saludos Amigos. En aquella época, Bosley Growther de The New York Times aseguró que la cinta “no se parece exactamente a nada que hayan hecho los chicos de Disney, al igual que ese viaje a Sudamérica fue una experiencia nueva para ellos” [vía]. Las sensaciones han cambiado en un mundo cada vez más globalizado, lo que no evita que Iberoamérica siga siendo vista como un mundo distinto regido por tradiciones, alegría y colorido. Y como tal, una enorme fuente de inspiración para toda clase de historias que permanecen a la espera de ser contadas.

“El mundo está cambiando”, asegura Carlos Zaragoza, diseñador de producción de Vivo. “[Los estudios] han percibido ese cambio, quieren representarlo y quieren estar ahí. Es el momento de que otras voces se incorporen a la iconografía, a las historias y las mitologías del futuro que vamos construyendo en estas películas”.

Estos esfuerzos resultan en una doble oportunidad: la representación iberoamericana, así como un verdadero acercamiento de todos los demás países que no conocen realmente a las distintas culturas de la región. Algo similar a lo que experimentó Harley Jessup, diseñador de producción de Coco quien recuerda que “los cementerios [en Día de muertos] eran mágicos y debíamos trasladarlos a la pantalla. Queríamos que la gente de México lo reconociera aunque el resto del mundo no entendiera todos los elementos«.

No menos desafiantes son los esfuerzos los deseos de reflejar una identidad propia. Si bien el bloque cuenta con lazos geográficos e históricos, son muchas las películas y series estadounidenses a través del tiempo que nos han reflejado como una simple unidad. Un error que ha trascendido en el imaginario colectivo global y que puede terminar de la mano de la animación. Ahí está Encanto, descrita por Byron Howard como un esfuerzo a cargo de Lin Manuel Miranda por crear “el musical latinoamericano definitivo”. Una ambición que llevó a considerar Centro y Sudamérica y que finalmente se decantó por Colombia por ser “un cruce de cultura, música, comida y familias mezcladas”, en el número de personas que viven en un mismo inmueble, pero también en sus etnias al contar con raíces indígenas, aztecas y africanas. Y claro, por el valor agregado del realismo mágico que ayudó a sentar las bases fantásticas de la historia.

Tampoco nos olvidemos de la eterna lucha contra los estereotipos. Mientras José Carioca y Panchito Pistoles han sido señalados hasta el cansancio por fomentarlos, Maya and the Three rindió homenaje a diversas culturas como aztecas, mayas, incas y caribeños a partir de la iconografía y la arquitectura, pero también el físico. “Quería considerar los rasgos físicos de mucha gente en Mesoamérica”, explicó la diseñadora Sandra Equihua, lo que incluye tez morena, ojos almendrados, labios llenos y pero oscuro. “Somos una cultura muy bonita”.

Y finalmente las voces que reciben la oportunidad de hacerse escuchar. Algo evidente en realizadores como Jorge Gutiérrez, pero también palpable en muchos de los artistas mencionados anteriormente que realizan grandes aportaciones desde sus respectivas posiciones.

Los grandes estudios se encuentran ante oportunidad sin precedentes. Por la importancia del mercado iberoamericano, tanto en sus respectivos países como en los Estados Unidos. En el primer caso hablamos de poco menos de 610 millones de personas; en el segundo de otros 60.5, esto último además sin contar puertorriqueños ni indocumentados. Son, en total, cerca de 700 millones de personas ansiosas de disfrutar, pero también de verse representadas en pantalla. También por la naturaleza de sus historias, tan ricas que abren el camino para toda clase de proyectos nunca vistos.

“Los estudios suelen ser mucho más lentos que el mundo”, concluye Zaragoza. “Han percibido el cambio, quieren representarlo y quieren estar ahí. Quiero también pensar que esto será un trampolín que anime a que los protagonistas, no solo de Iberoamérica, sino los que no han sido representado, para que empiecen a tener esa voz”.