Radix

Artículos

La batalla por la cultura argentina

A pesar de las adversidades, la animación ha jugado un rol fundamental en la defensa del audiovisual del país sudamericano.

17 de abril de 2024
Por Samuel Lagunas
La batalla por la cultura argentina
Compartir

Hace algunos días, con el anuncio de la Selección Oficial del Festival de Cannes, Thierry Frémaux, director del prestigioso certamen, comentó respecto a la actualidad del cine argentino lo siguiente:  “Un cine nacional es parte de un alma nacional. Y el alma de Argentina, por supuesto que es la música y la literatura, pero también es el cine y es importante para el nuevo presidente que garantice la existencia del cine argentino”. Su preocupación estaba justificada.

En enero de 2024, Javier Milei se expresó respecto al cine de la siguiente forma: “Lo que pasa es que no hay plata, y si no hay plata, yo tengo que elegir si ponemos los recursos del Estado para financiar películas que no mira nadie, pero para mantenerle alto el nivel de vida a ciertos actores de cierto espacio político, o ponemos esa plata para darle de comer a la gente”. A raíz de ese pensamiento, las acciones en contra de la industria cinematográfica no han cesado. El proyecto inicial de Ley Ómnibus que envió al Congreso incluyó el recorte de fondos al Instituto Nacional De Cine Y Artes Audiovisuales (INCAA), la desfinanciación y eliminación de apoyos al teatro, a la industria editorial, a la música y al arte en general, y la venta del Cine Gaumont.

Javier Milei Argentina presidente discurso

Los titulares en la prensa argentina y global han sido elocuentes. El presidente Javier Milei, desde su ascenso al poder el 10 de diciembre de 2023, ha puesto en vilo el futuro del país. Ha sido calificado de “destructor de la cultura”, de que ha hecho una “declaración de guerra al cine” y algún medio utilizó la figura de la “motosierra” para describir la reducción de presupuestos. El ánimo es compartido y generalizado, el momento presente es inédito para el país, sumamente oscuro y las luces al final del túnel algunos días se ven muy lejos.

La ignorancia como política

Para Caterina Niello, licenciada en Crítica de Artes, gestora cultural e investigadora argentina, el gobierno de La Libertad Avanza ha querido aplicar las políticas contra el cine por vías anticonstitucionales porque no se ha terminado de dar tratamiento ni a la llamada Ley de Bases ni al DNU en el Congreso. Nos comenta además que para el mandatario, “la producción de cine en Argentina genera déficit cuando si miramos los números, vemos que la industria audiovisual representa al 5,2% de la economía argentina y genera más de 600.000 puestos de trabajo” Estos últimos son datos del Observatorio Audiovisual del INCAA correspondientes a un informe del 2022.

“Estos recortes”, continúa Niello, “tienen hoy paralizado al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), así como a otros organismos que fomentan las artes en Argentina. Al momento hubo alrededor de 170 despidos en el INCAA, así como desfinanciamiento a los festivales y la clausura de la ventanilla continua”. Es decir, ya no se pueden presentar proyectos y los que habían sido presentados hasta ahora pero no tuvieron una resolución, no serán tratados.

Animation! Ventana Sur Argentina

La falta de presupuesto amenaza con afectar gravemente también al Festival de Cine de Mar del Plata, el más importante de la región, al mercado Ventana Sur, lo que incluye sus secciones Animation! y Maquinitas, y a la difusión e investigación sobre el séptimo arte. Álvaro Bretal, director editorial de la revista digital de crítica de cine Taipei, que también se dedica a la edición y publicación de libros, nos cuenta que la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC) ha dado de baja muchos contratos de profesores y profesoras, y que el mundo editorial, antes beneficiado con apoyos del Fondo Nacional de las Artes, está completamente en riesgo, lo que “amenaza la difusión del pensamiento cinematográfico”.  Para Bretal, estas acciones como otras que se han puesto sobre la mesa (que el Festival de Mar de Plata sea curado privilegiando contenidos de Netflix, por ejemplo) son absurdas e incompetentes, son decisiones incomprensibles provenientes de la ignorancia.

 

La animación en jaque

Juan Francisco Paez, productor de animación y responsable del podcast Hitos animados nos cuenta cómo la animación está siendo afectada por estas políticas que quieren destruir, arrasar y minar construcciones simbólicas y culturales. “En una economía que se mueve poco es muy difícil que la animación, un bien cultural que no es de primera necesidad, crezca. Al bajar el consumo por la inflación, baja la producción de publicidad, que es una parte fundamental de lo que se produce desde la animación. Además, para muchos trabajadores de la animación que vendemos nuestros servicios al exterior, los sueldos incluso en dólares están rindiendo mucho menos y no alcanza ya para comprar lo necesario en el día a día. Se desfinanció un canal de animación que tenía el Ministerio de Cultura que se llamaba Pakapaka y eso representa un golpe al impulso de la animación”.

Ita Romero, cineasta responsable del exitoso cortometraje Carlos Montaña (2023), señala que “sabemos que no va a haber financiamientos para nuestras películas, pero además es preocupante la persecución política e ideológica que está empezando: hay docentes que han recibido amenazas, igual que personas militantes en la defensa de derechos humanos. Estamos viviendo muchas situaciones de violencias desde lo discursivo”.

Carlos Montaña Ita Romero Argentina

No obstante, Paez se muestra esperanzado. “Creo que la animación puede ser una industria cultural exitosa. Se vienen años muy difíciles, pero somos un país creativo, con mucho talento, que hemos sido pioneros en este arte y vamos a poder recuperarnos». Deseamos que la balanza de la historia se incline efectivamente hacia ese lado.

 

En busca del futuro

Candelaria Carreño, profesora de Enseñanza Media y Superior en Artes, y coordinadora de La Rabia, espacio de crítica feminista de cine, declara que “hicimos lo posible para que no sucediera y terminó sucediendo; eso que pensábamos, cuando uno efectivamente lo vive, pasa a ser muy difícil, uno se va empobreciendo”. Los despidos, el aumento de la inflación, la recesión planificada, la búsqueda de dolarización de la economía, todo ello repercute en la vida cotidiana. Las personas cada vez gastan más en el sustento diario, en la alimentación, el alquiler. Vivir se ha vuelto una batalla diaria para muchas y muchos de los ciudadanos.

El avasallamiento es tan grande que no sabes por dónde empezar a luchar”, afirma Álvaro Bretal. Por su parte, Carreño nos recuerda asimismo que en esta batalla cultural, sí bien es cierto que se está “atentando contra una manera de hacer y producir imágenes y contra la producción de lo sensible” también se han emprendido ataques frontales contra colectivos feministas, LGBTQ+ y otras minorías. “Ante esto, ¿qué podemos hacer?”, se pregunta ella.

“Sinceramente”, nos comparte Caterina Niello, “es difícil pensar en futuros cuando cada día hay una nueva medida en contra de los trabajadores, del arte y de la cultura, por medio de acciones inconstitucionales y la violencia de los aparatos represivos. Creo que el futuro más inmediato depende, en cierta medida, de nosotros, y requiere que salgamos a la calles a defender nuestros derechos”. Para Carreño es necesario, en este sentido, “que los espacios de trinchera sean cada vez más fuertes”. Ella piensa en las revistas, los colectivos, las asociaciones que semana tras semana se reúnen para seguir manteniendo en comunidad la esperanza y la imaginación de que otros futuros son posibles.

La animación se ha hecho presente en la resistencia. La Red Argentina Mujeres y Diversidades de la Animación (RAMA) encabezó una de las protestas más creativas de las que tengamos memoria al aprovechar su talento para un cacerolazo animado con el que se expresó “de manera contundente nuestro rechazo a estas medidas que amenazan derechos fundamentales”. Por su parte, Juan Pablo Zaramella ha celebrado al cine argentino con una serie de cápsulas hechas en stop motion con las que invita a los artistas del país a que “sigamos generando imágenes y frases memorables, sigamos produciendo cultura e industria Argentina con orgullo [….]. Aguante el cine argentino, aguante la cultura”. Ni qué decir de los numerosos festivales que, a pesar de todas las adversidades, han decidido continuar adelante con sus respectivas ediciones, conscientes de la importancia de sus acciones en la defensa del arte cinematográfico.

Y es que, como explica la misma Carreño, debajo de las políticas que tratan de implementarse, hay un peligro mayor: “Este desdén hacia el aparato estatal mostrado por Milei destruye la idea de lo colectivo y la comunidad. Están empezando a ganar las ideas de lo individual, del ‘sálvese quien pueda’”. Bretal comparte esa preocupación: “Estamos viendo un quiebre de cómo se piensa el Estado, considerado desde la ultraderecha como mínimo e inexistente. Queda por ver aún qué tan fuerte será el cambio cultural”. El apoyo a la cinematografía puede volver con otro gobierno, pero, si las ideas plantadas por Milei permanecen, el daño a largo plazo será mucho mayor.