“No creo en eso”, confiesa Diego Herguera, director de Sultana Films y productor de Mi papá el camión, cuando le preguntamos sobre los elementos que caracterizan a la animación vasca. “No es que el País Vasco sea solamente un contenedor de lo que existía antes. La cultura es universal, como dicen en el País Vasco, sigue vivo porque se sigue hablando de él”.

Sus palabras son una buena manera de entender lo difícil que se ha tornado ahondar en la animación de esta región desde los convencionalismos propios de las categorizaciones, consecuencia directa de sus cada vez más altos niveles de calidad y diversidad. Se trata, después de todo, de una industria que desde hace tiempo presume vida propia.

Amalur Profezia, de Myriam Ballesteros, y Mi papá el camión, de María Cristina Pérez, proyectos vascos que formaron parte de Cartoon Movie 2025, así lo confirman. Dos obras en desarrollo diametralmente opuestas en tramas y estéticas, pero que coinciden de lleno en la manera en que sus respectivos equipos voltean con decisión al futuro.

Mensajes universales desde Euskadi

El mundo se ha tornado cada vez más pequeño y, aunque esto ha abierto las posibilidades para las industrias audiovisuales de todo el mundo, también ha supuesto importantes dolores de cabeza para incontables creativos que batallan en encontrar el modo de concebir historias para el público global sin atentar contra la identidad de sus respectivas localidades. Podría pensarse que un largometraje que asienta sus bases narrativas en la mitología vasca pasaría por estas complicaciones, pero la directora y productora de Amalur Profezia, Myriam Ballesteros, ha hecho gala de su experiencia con una historia cuyo fin último es compartir la cultura propia, apoyándose directamente en lo hecho anteriormente por nombres como Hayao Miyazaki, Guillermo del Toro, Tomm Moore, Nora Twomey y Paul Young.

Más destacado es el hecho de que sus esfuerzos no se limitan a la universalidad exterior, sino también a la multiculturalidad que ya es una realidad global. En el caso de este filme en particular, lo hace a través de dos jóvenes cuyas distintas ascendencias no les impide forjar un lazo de hermandad.

“Queríamos demostrar un poco la realidad del País Vasco”, nos explica la cineasta. “Hay muchísima inmigración, no solo en España, sino que el mundo ya es así. Hay unas segundas generaciones, por ejemplo en el País Vasco, que forman parte de nuestra sociedad. De alguna manera queremos mostrar estas segundas generaciones, ser un ejemplo [y] lo que estamos haciendo es reflejar un poco cómo se sienten los adolescentes y cómo viven en este mundo”.

Esta forma de pensar por parte de la producción vasca no se limita a la representación, sino que también incluye la necesidad de plasmar dilemas que no entienden de fronteras. Tal es el caso de Mi papá el camión, cuyas raíces colombianas, palpables en el uso del realismo mágico, han sido reforzadas con un proceso de internacionalización del guion que ha permitido “que el lenguaje sea más universal con la protagonista que tiene que tomar más valor. Esta hija que se ve sujeta a ser adulta”, como explica Diego Herguera.

El cambio climático, que funge como detonante del conflicto, es otra de las inquietudes que competen a las personas de todo el mundo, en este caso reflejada en la destrucción del hogar de los protagonistas. Así lo deja ver el productor al recordar que la crisis que ha estado presente desde los inicios del proyecto se ha alzado como una de sus piedras angulares. “La historia de que vivas en un pueblo y te veas obligado a ir a la ciudad por un desastre ecológico, eso también lo entendemos en el País Vasco”.

Respaldo al talento femenino

Otro de los puntos fuertes de la representación vasca en Cartoon Movie 2025 ha sido la confianza dada a la figura femenina. En el caso de Mi papá el camión, Diego Herguera exalta que las cualidades de María Cristina Pérez fueron determinantes para sellar la colaboración debido a que “nuestra especialidad es el cine hecho a mano, con pintura y con una directora que estaba haciendo su primer largometraje […]. Lo ponemos ya en la definición de nuestros valores: tenemos cine artístico de autor dirigido por mujeres. Ella cae perfectamente dentro de este legado y es algo en lo que creemos mucho”.

Ni qué decir de Myriam Ballesteros, dueña de una amplia experiencia en la industria animada y quien siempre se ha caracterizado por la creación de obras que contribuyan a la creación de una sociedad más igualitaria. Un esfuerzo que continúa con Amalur Profezia, que busca revolucionar las viejas fórmulas del viaje del héroe desde sus protagonistas. “Llevo toda mi vida y más viendo héroes masculinos”, nos explica la cineasta, “creo que ha llegado el momento de que se pueda hacer una película épica con dos protagonistas femeninos”.

No está de más recordar que ambas realizadoras compartieron selección en Cartoon Movie con leyendas femeninas de la animación como la rumana Anca Damian y la letona Signe Baumane, sumándose así a un brillante legado artístico en pos de la equidad.

De País Vasco para el mundo

Cartoon Movie es una oda a la coproducción, con los distintos proyectos en busca de aliados en su camino a la gran pantalla. En el caso del País Vasco, los responsables de las obras provenientes de la región tienen muy claro que el camino al éxito podría encontrarse en la colaboración directa con territorios hermanos.

“Nos sumaremos tanto a la comunidad europea como a la comunidad latinoamericana”, promete Myriam Ballesteros, quien asegura en que “me gustaría mucho encontrar un socio o algún estudio de un país latinoamericano. Está creciendo muchísimo. Hay muchísima gente joven y creo que tiene un futuro muy grande para contar historias. Me parece enriquecedor y es una oportunidad que antes no teníamos tan fácilmente”.

La artista ya ha comenzado esta labor desde lo individual. Así lo deja ver cuando adelanta que “la directora de arte es mexicana y –si todo sale bien– voy a trabajar con una directora de animación colombiana”.

Si de enfoques internacionales se trata, Mi papá el camión es un claro ejemplo del valor de la colaboración. Un proyecto desarrollado en Colombia por Pez Dorado Animaciones y que hoy cuenta con España representada por Sultana Films como productor principal, así como con el invaluable respaldo del francés ganador del Oscar, Sacrebleu Productions.

Diego Herguera nos explica que el romance entre las partes “comenzó cuando fui a presentar El sueño de la sultana en Ventana Sur, me metí a los pitches y de repente me encontré con este trabajó y me encantó”. Sobre la oportunidad de colaborar con un país hermano de la región, el productor asegura que “es una belleza absoluta trabajar con Colombia. Creo mucho en los proyectos internacionales y en los distintos puntos de vista que nos abren la mente”.

De País Vasco para el mundo. Esta es la sensación que nos quedan tras ver los proyectos del territorio en cuestión que formaron parte de Cartoon Movie 2025. Obras que prometen continuar poniendo muy en alto a la industria de esta región en particular, así como a todo el bloque intercontinental. Una historia de éxito que continúa escribiéndose día con día.

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