Carlos Carrera, cineasta mexicano cuyas cualidades le han permitido deambular libremente entre la animación y la acción real, ha recibido su propia butaca en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). Se trata de uno de los principales reconocimientos otorgados por el certamen mexicano, con el que se celebra la trayectoria de algunos de los principales referentes de la industria cinematográfica de carácter global.

Aunque la develación se dio durante la función especial del documental de acción real Pasitos a la fama, el premio reconoce todo el recorrido del director. Algo que incluye clásicos de la animación mexicana e iberoamericana como los cortometrajes Malayerba nunca muerde y El héroe que le valió la Palma de Oro, además del largometraje Ana y Bruno que figura entre los proyectos animados más ambiciosos en toda la historia de la región.

“Fue muy importante el espacio que se empezó a abrir para mí y muchos compañeros”, aseguró el realizador, “porque el trabajo de Daniela [Michel, directora del FICM] dio a conocer el trabajo de muchos cineastas que en esa época eran emergentes”.

El homenaje también sirve para recordar el respaldo del FICM a la filmografía animada de Carlos Carrera. La más reciente muestra de ello fue en 2017, cuando la ya mencionada Ana y Bruno fue elegida como función de clausura del certamen. Un compromiso que se extiende con muchos otros directores, como demuestra el hecho de que la edición 2022 del evento marcará el estreno mexicano de Pinocchio de Guillermo del Toro.

Aunque no tiene nuevos proyectos animados en sus planes más inmediatos, el director sigue íntimamente ligado a la técnica y aprovecha cada oportunidad para manifestar su pasión. El retorno sólo parece cuestión de tiempo.