Crítica: Adiós
El cortometraje de José Prats se alza como un recordatorio de que las emociones más intensas, las más humanas, a menudo se encuentran en los silencios, en lo que no se dice.
28 de enero de 2025Por Luis Miguel Cruz
Resulta difícil no emocionarse con el aura de frescura que rodea a los cineastas nóveles, así como con los elementos técnicos y/o narrativos que comienzan a tornarse característicos dentro de sus trayectorias. En el caso de José Prats, es sobresaliente que, con apenas dos cortometrajes animados, ya empieza a perfilarse como un especialista en las emociones paternales. Un interés temático construido a partir de obras tan distintas entre sí que casi resulta inconcebible pensar que fueron realizadas por el mismo realizador.
Con Umbrellas, dirigido en colaboración con Álvaro Robles, nos adentró en un mundo cercano a los terrenos de la fantasía, regido por una lluvia incesante y el dominio de los verdes, habitado por un padre que hace hasta lo imposible por garantizar la protección de su hija. Con Adiós, muestra la otra cara de la moneda al decantarse por el hiperrealismo, con la historia de un padre sumido en el pesar y la incertidumbre ante la inminente partida de su hijo rumbo a otro país.
Alejandro González Iñárritu aseguró en su momento que “emigrar es morir un poco. Implica aceptar de alguna forma el final de algo, y de renacer de nuevo y reinventarte”. El cineasta se olvidó, sin embargo, de decir que los que se quedan atrás también sucumben en el proceso, algo que José Prats se asegura de dejar muy en claro.
Para demostrarlo, el español desecha la gran movilidad que suele caracterizar a los personajes de stop motion y que es aprovechada en cada cuadro para enfatizar la ilusión de vida. No es el caso de Adiós, donde, consciente del pesar que atormenta al personaje central, se decanta por una sutileza que deambula cerca de los límites del estatismo.
Estas sensaciones se refuerzan con una exquisita edición de Yiwei Pu, quien deja atrás el ritmo vertiginoso que caracteriza al audiovisual contemporáneo para optar por uno que va más allá de lo semilento mediante el uso de escenas inusualmente largas. Jugadas arriesgadas, pero que, reforzadas por una buena cantidad de primeros planos, remarcan el terremoto emocional que experimenta un padre que no sabe cómo reaccionar a una partida que se acerca con cada segundo que pasa.
Los escenarios también contribuyen a esta causa, ya que el entorno rural contrasta las diferencias entre pasado, presente y futuro. La casa, decorada a la vieja usanza, apunta de lleno a la añoranza de los tiempos que se han ido para siempre y, con ello, a los temores de un mañana donde nada está garantizado. El mensaje se refuerza con los áridos exteriores que apenas dan espacio a la vida y que provocan la sensación de una existencia pausada de manera indefinida.
Un mundo olvidado por el tiempo hasta que colapsa con la realidad de golpe. Un territorio cuya hostilidad se refleja en las acciones que lo rodean, como la caza seguida de un lamentable incidente que, si bien contribuye a un acercamiento de las partes en el futuro inmediato, también sella la separación definitiva al tiempo que exalta lo precario de nuestra existencia, dejando ver que nunca se sabe a ciencia cierta cuándo un adiós es para siempre.
Este enfoque tan sutil y profundo de José Prats no solo revela la complejidad de las emociones humanas, sino que invita a reflexionar sobre los vínculos familiares, el paso del tiempo y las despedidas inevitables. En un mundo donde la inmediatez y la velocidad dominan la narrativa visual, Adiós se erige como una pausa necesaria, un recordatorio de que las emociones más intensas, las más humanas, a menudo se encuentran en los silencios, en lo que no se dice. Una dura representación de la marca indeleble que dejan algunas despedidas.
Ficha técnica
- Título Adiós
- Dirección José Prats (Umbrellas)
- Año 2024
- País Reino Unido
- Técnica Stop motion
- Voces Ginés García Millán, Pepe Villena