Ayer fue un día para la historia animada. Entre pitos y flautas (1941), corto de Quirino Cristiani que por muchos años se pensó perdido, ha sido proyectado en el Centro Cultural 25 de Mayo en Buenos Aires (Argentina). Fue antecedido por el documental Sin dejar rastros (1917) de Diego Kartaszewicz sobre la vida y obra del pionero animado, y complementada además por una mesa redonda que contó con la participación del nieto de Cristiani, Héctor Cristiani, la restauradora Laura Gómez y el cineasta Juan Pablo Zaramella.

Si el evento fue tan importante se debe a que podría tratarse de un paso decisivo para que el nombre de Quirino Cristiani finalmente resuene con la fuerza que merece. Después de todo, el italiano nacionalizado argentino fue responsable de los dos primeros largometrajes animados de todos los tiempos (El apóstol, 1917 y Sin dejar rastros, 1918), así como del primer largometraje sonoro (Peludópolis, 1931), pero estos y otros de sus filmes se perdieron para siempre en un par de incendios en 1957 y 1961.

Esta historia comenzó a finales del 2021, el realizador e historiador de animación Raúl Manrupe encontró en el sitio de comercio electrónico MercadoLibre una publicación titulada “Película 16 Mm Dibujo B/n Mudo Dibujante Cristiani Única!!”. Se incluían además dos fotografías, la primera era una tarjeta de título que decía Un gran partido de futbol y otra de un dibujo idéntico al material promocional conservado Entre pitos y flautas, que fuera la penúltima obra del mítico creativo.

Consciente del hallazgo, Manrupe no tardó en notificar a la Fundación Cineteca Vida ubicada en Buenos Aires (Argentina). Después de verificar la autenticidad de la película, ésta adquirió el rollo que según el vendedor se encontraba en unas latas de películas que él mismo había comprado previamente. La cinta estaba en perfecto estado y ha sido digitalizada en 4K.

Al respecto, el Centro Cultural 25 de Mayo asegura que “los caminos de la obra de Quirino Cristiani, el gran pionero del dibujo animado argentino, han sido oscuros y esquivos. A lo largo de los últimos 70 años nos hemos tenido que conformar con el visionado de materiales fatigados (El mono relojero), hallazgos eventuales (Museo del Cine, un comercial en manos de un veterano coleccionista en Uruguay), documentales sobre su obra, desde el testimonio mítico ya recogido por Osvaldo Surraco o los largos de Gabrielle Zuchelli (2005) y Diego Kartaszewicz (2017). Las imágenes de sus películas, extraídas de antiguas publicaciones o catálogos de muestra. De El apóstol, nada. De Peludópolis poco y nada. Entre pitos y flautas es un cortometraje del que hace décadas nada se sabía”.

Más allá de la restauración y la proyección, la localización de esta pieza histórica ha sido clave para que especialistas del cine argentino retomen una serie de investigaciones en torno a la obra de Quirino Cristiani. También ha puesto a soñar a más de uno con la posibilidad de que otras de sus obras puedan ser halladas bajo otros títulos, tal y como sucedió con Entre pitos y flautas que fue rebautizada como Un gran partido de futbol. Y finalmente ha generado altas expectativas entre los incontables amantes de la animación en todo el mundo que no pueden esperar por disfrutar de esta obra en todo su esplendor.

Queda mucho por hacer para rescatar la obra y el gran legado de Quirino Cristiani, pero lo acontecido con este cortometraje es sin duda un buen modo de iniciar los festejos rumbo al 95° aniversario de El apóstol a celebrarse en noviembre de este año.