Nuno Beato es una voz más que autorizada para hablar sobre la animación. Hablamos de un creativo con un recorrido animado de casi dos dácadas y que este año se extiende todavía más con su primer largometraje Os Demónios do Meu Avô. Por esto y más, su vasta experiencia le permite comprender a fondo las virtudes y las dificultades de la industria. Sobre esto último, tiene muy claro cuál es uno de los problemas más importantes: la cultura animada.

Cuestionado en el Festival Caminhos do Cinema Português sobre el estatus actual de la animación portuguesa, el director, escritor y productor no dudó en asegurar que “todavía es difícil formar público” en el país debido a la “asociación directa del cine de animación con los niños y el cómic” [vía].

Su preocupación no es exclusiva del territorio luso. Todo lo contrario, es de carácter global y continúa manifestándose hasta nuestros días a pesar de los incontables esfuerzos por demostrar que sus producciones pueden ir destinadas a todo público. Nuno Beato ha contribuido abiertamente a esta causa a lo largo de toda su carrera, siendo Os Demónios do Meu Avô el más reciente ejemplo.

La película nos gira en torno a una mujer tan ensimismada en su vida profesional que termina por explotar cuando se percata que ha perdido a su única familia: su abuelo. Sus deseos por despedirse la conducen a la vieja casa de este, donde termina topándose con una serie de peculiares figuras de barro que le permitirán entender como nunca al fallecido, lo que a su vez será determinante para reencontrarse a sí misma.

Si bien la cinta es asociada con el stop motion, ha sobresalido por el uso de distintas técnicas para enfatizar la situación de su personaje central. Este dominio narrativo y técnico le ha llevado por algunos de los principales festivales del mundo como Annecy y MotelX, donde ha tenido una estupenda recepción entre las audiencias. Es así como Nuno Beato, como tantos otros profesionales de las industrias iberoamericanas, ha aprovechado su talento para dejar muy en claro que la animación es para todos y no sólo para niños.