Cada vez son más los países del bloque iberoamericano que voltean a sus pueblos originarios como fuente de inspiración para sus historias animadas, pero también para reinventar algunos sucesos que pesan en el imaginario colectivo. Ahora es turno de La marca del jaguar, coproducción entre México y Brasil que parte de la cultura azteca para una película sin precedentes en el bloque.

La cinta obtiene su nombre de una marca revelada después de que los dioses otorgaran el regalo del sol a la humanidad. Un presente que, sin embargo, sólo está destinado a durar 52 años y cuya extinción sumirá al mundo en la más profunda oscuridad. Sólo cuatro días antes de que la profecía se cumpla, el joven guerrero Xilactzin es acusado de robo y obligado a viajar al inframundo en busca de la reliquia ancestral que decidirá el destino entre las fuerzas de la luz y las tinieblas.

Se trata de un proyecto sumamente inusual que combina hechos históricos con fantasía de corte mitológico. Para ello, el equipo creativo encabezado por el director Víctor Mayorga (ópera prima) se apoyó en la obra del arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma y del antiguo director del Museo Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México, Felipe Solis. Asimismo, se inspiró en clásicos de Studio Ghibli como Spirited Away (2001) que sustentan buena parte de su narrativa en el folclor japonés. Incluso recurrió al apoyo de Sunao Katabuchi, realizador y guionista de In This Corner (and Other Corners) of the World (2016), y con amplia experiencia en el ya mencionado estudio nipón, quien fungió como consultor del guion, colaborando además con la redacción de algunas escenas que pueden apreciarse en el texto final.

«Es un proyecto que nace de la necesidad de repensar la propia mirada cultural de los latinoamericanos», explicó el director Víctor Mayorga [vía]. «Nos vendieron una historia de mestizaje vergonzoso basada en falsos mitos. A través de la animación 2D, vi la oportunidad de demoler esos mitos a través de una de las civilizaciones antiguas más poderosas de todos los tiempos, los mexicas (aztecas). El resultado es una increíble historia de fantasía nativa basada en la placa 34 del Codex Borbonicus y varios otros mitos antropológicos… Hicimos un pequeño grupo de enfoque anónimo y los resultados mostraron que contaremos una historia sólida que causará una gran emoción».

El recorrido de La marca del jaguar no ha sido sencillo. Su desarrollo comenzó en 2017 de la colaboración del estudio mexicano Ocelotl Co. y el brasileño Origem Produtora. Luego de presentar el proyecto en varios eventos internacionales, la producción entró en alianza con el productor Chadi Abo a partir de su compañía Hecat Studio, especializada en efectos y animación y cuyos créditos incluyen títulos como The Matrix Reloaded (2003), 300 (2006) y Speed Racer (2008). Al respecto, el galo se dijo «obsesionado» con la que define como «una historia antropológica y mitológica acerca de la esperanza y un ejemplo perfecto de todas las historias que representan el mundo actual. Vamos a apostar porque sea una experiencia visual totalmente atractiva y única» [vía].

La producción ha oficializado que el proceso de animación finalmente ha comenzado. Aunque el camino parece despejarse, el proyecto aún necesita todo el apoyo posible para hacerse realidad, razón por la cual las redes sociales del film ofrecen algunas opciones para sumarse a la causa. Seguiremos pendientes de La marca del jaguar, un título que tiene un enorme potencial para redefinir el rumbo de la animación iberoamericana.