Canadá elige documental animado Eternal Spring como representante al Oscar internacional
No es la primera vez que un país elige un proyecto animado. España estuvo cerca de hacerlo con Buñuel en el laberinto de las tortugas.
29 de agosto de 2022Por Staff
Canadá se decanta por la animación en la carrera por el Oscar internacional. Esto, tras la elección de Eternal Spring, dirigida por Jason Loftus, como su representante en la carrera por la estatuilla. La decisión no sólo es curiosa por la técnica, sino porque se trata de un documental en idioma mandarín.
En caso de conseguir la anhelada nominación, sería la primera vez que el país norteamericano compite con un film animado, un documental y un proyecto en mandarín.
Aunque no hay una explicación oficial, la elección puede ser vista como una secuela del efecto Flee (2021). El documental animado de Jonas Poher Rasmussen sorprendió al mundo tras hacerse con tres nominaciones al Premio de la Academia, en las categorías de Mejor película de animación, documental e internacional. Se pensaba que podría romper el récord de reconocimientos para un film animado, pero se fue con las manos vacías, presuntamente porque el exceso de ternas fue contraproducente al dividir sus votos.
Ahora Eternal Spring intentará completar la hazaña, pero en el camino deberá superar numerosos obstáculos empezando por los estigmas que rodean al cine animado. A esto se suma que la categoría internacional exige la presencia de elementos nacionales y aunque Canadá tiene una amplia población china, habrá que esperar para descubrir si la Academia considera que la película captura la esencia del país. Finalmente, la durísima competencia de todo el mundo.
No es la primera vez que un país se decanta por una cinta animada como su representante al Oscar internacional, antes llamado de lengua extranjera. Tal fue el caso de Dinamarca con la ya mencionada Flee; o de Japón con Princess Mononoke (1997). Esta última no alcanzó la nominación, lo que suele verse como una de las mayores injusticias en la historia del certamen, además de un evento clave para que la Academia creara el Oscar a Mejor película de animación en 2002.
España estuvo cerca de hacer lo propio con Buñuel en el laberinto de las tortugas (2018) de Salvador Simó, que formó parte de la preselección ibérica junto con Dolor y gloria de Pedro Almodóvar y Mientras dure la guerra de Alejandro Amenábar. Al final, la Academia española se decantó por la primera de estas dos cintas, lo que no impidió el orgullo de los involucrados por verse involucrados.
Tal fue el caso del productor Manuel Cristóbal, quien nos confesó que “una de las cosas de las que más orgulloso estoy es cuando la Academia española eligió una terna para representar a España en los Oscar y Salvador Simó como director novel estaba al lado de Pedro Almodóvar y Alejandro Amenábar. Creo que tenemos que reivindicar nombres como, al fin y al cabo cineastas, hacemos cine, que es en animación, pero es cine”.
Que así sea. No sólo en Iberoamérica, sino en todo el mundo.