“Creé al personaje de Dunia cómo veo a todos los niños”, explica la cineasta siria Marya Zarif, “como pequeños magos empoderados que encuentran en sí mismos los recursos para superar todos los obstáculos”.

La realizadora que ahora reside en Canadá utiliza su pasión y habilidades como artista para conectar a personas con la comprensión de las historias de los refugiados de todo el mundo. Cree además en el poder del juego, el placer y la felicidad por construir un futuro feliz para los niños. Esto le motivó a crear la fundación Je veux jouer (Déjame jugar), con la ambición de transformar la vida de los niños refugiados sirios mediante la construcción de espacios de juego en los campos de refugiados. También le ha llevado a plasmar sus inquietudes a través de su personaje animado Dunia.

La pequeña fue introducida en Dunia y otros cuentos del mundo (Dounia, 2020), serie que mostró su vida en Alepo hasta que un día se ven obligados a dejar su país por culpa de la guerra. Es así como iniciará una gran aventura en busca de un nuevo hogar. Ahora vuelve con Dunia y el eco del tambor (Dounia: Le grand pays blanc, 2023). En esta ocasión la niña se instala en Canadá, un nuevo país que a pesar de ser frío, se convierte en su cálida casa de acogida después de marcharse de Siria. Allí encontrarán muchas cosas distintas: la lengua, comidas desconocidas y estaciones que no habían vivido antes. A pesar de esta diversidad, Dunia y sus abuelos descubren la belleza de la multiculturalidad, mientras hacen nuevas amistades. Asimismo, Dunia se ve arrastrada al mundo de la música, descubriendo un poder transformador que ilumina su nueva vida.

La historia que ha conquistado al mundo por sus mensajes de empatía y resiliencia prepara su llegada a salas de Barcelona y Madrid de la mano de la distribuidora de cine infantil independiente, Rita & Luca Films. Abrirá este 22 de marzo y se vislumbra como un título imprescindible, por la calidad narrativa y artística del proyecto, así como por la importancia de sus temas en la actualidad. En un mundo que apunta cada vez más al rompimiento, la animación se posiciona como un arte que busca la unión.

“Dunia encarna a toda una generación perdida de pequeños migrantes que me inspiraron con su hambre de vivir”, cierra Marya Zarif. “Ella es su voz y da cara a estos niños, ofreciéndoles un modelo de referencia positivo que les ayudará a superar sus traumas ya posicionarse de forma diferente”.