La animación española ha dado grandes nombres, siendo el de Manuel Cristóbal uno de ellos. Después de todo, hablamos del productor de El bosque animado (2001) que pasó a la historia como la primera película española hecha completamente por ordenador. También estuvo Arrugas (2011) que fue clave para desechar estigmas que vinculaban a la animación con un público exclusivamente infantil, lográndolo además con una profunda exploración de la vejez que tan relegada ha sido por el cine mundial. Y más recientemente El laberinto de las tortugas (2018) que relata la historia tras Las Hurdes, tierra sin pan (1933) a cargo del mítico director titular. Esta última ha sido considerada por medios de todo el mundo como una de las mejores películas animadas de los últimos tiempos.

Una filmografía de este calibre no puede pasar desapercibida para las más altas esferas del cine ibérico. Es por esto mismo que ha sido reconocido con Premios Goya, todos ellos en la categoría de Mejor película de animación, que le han posicionado entre los máximos ganadores en toda la historia del certamen. 

No menos importante es que sus aportaciones también han sido reconocidas por las autoridades de su país, que en 2019 lo nombraron asesor de Industria Audiovisual de la Comunidad de Madrid. Un cargo que, si bien representa una pausa indefinida en su carrera como productor, también le ha permitido actuar con más fuerza en beneficio de toda la industria audiovisual española y muy especialmente de su animación. 

Esto mismo convirtió a Manuel Cristóbal en uno de los grandes nombres durante las más recientes ediciones de Iberseries Platino Industria y los Premios Platino. Tanto por su condición de ganador por El laberinto de las tortugas como de anfitrión ya que ambos eventos se celebraron en Madrid durante su edición 2021. Radix estuvo presente y habló con el productor sobre su legado dentro de la industria, la animación española y el rol de ésta como punta de lanza rumbo a la consolidación del bloque animado iberoamericano.