“Es un espacio de pensamiento, de reflexión y de hacer cine que está atravesado por nuestra idiosincrasia y nuestro contexto”, asegura Rosario Carlino, fundadora de Osa Estudio, al ser cuestionada sobre cómo definiría este colectivo. La productora creativa, Ita Romero, complementa al asegurar que su valía radica en “el legado. Es una trayectoria de sostener en un país donde todo cambia todo el tiempo, y es persistir en la idea de que creemos en esto”.

Las palabras de la dupla argentina son determinantes para entender las razones por las que el estudio ascendió como un pilar fundamental de nuestras industrias. Hablamos de un espacio clave en la descentralización de la animación argentina y que ha convertido a Córdoba en uno de sus polos más importantes. Una auténtica tierra de animación.

Estos logros han sido alcanzados desde una amplísima gama de obras, que va de Antón a Pasos para volar, pasando por Carlos Montaña y ¿Me lo puedo quedar?. Obras de alta calidad, pero también de gran variedad narrativa, al enfocarse en temas como las infancias, los animales, la política y la diversidad, entre otros.

A esto se suman sus iniciativas paralelas a través de la Asociación de Productores de Animación de Córdoba (APA) y su laboratorio. Espacios de creación y reflexión que han resultado decisivos para el fortalecimiento del arte animado de la región.

“Estamos tratando de estar bastante presentes porque creemos que los lazos son súper importantes”, nos explica Carlino cuando le preguntamos sobre el rol de Osa en la animación iberoamericana. “Los tenemos y sostenemos. Estamos tratando de tener una visibilidad y participación que se reconoce”. Romero cierra asegurando que “creemos en la red, creemos que es la solución y hay una intención de estar presentes, no solo como fachada, sino tejiendo lazos y construyendo cosas”.

Entramos en Osa Estudio de la mano de su fundadora, Rosario Carlino, y su productora creativa, Ita Romero. Las artistas rememoran el largo camino del estudio, así como los retos encontrados en la hoja de ruta, superados siempre a base de talento y pasión. Porque animar es imaginar, pero también reflexionar, resistir y sembrar futuro.