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Renato Roldán: «Reconforta ver que a la gente le gusta tu trabajo»

El director comparte sus pasiones animadas y las sensaciones tras la viralización de su cortometraje Clash of Blades.

4 de octubre de 2022
Por Luis Miguel Cruz
Renato Roldán: «Reconforta ver que a la gente le gusta tu trabajo»
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A nadie debería sorprender que Renato Roldán se haya convertido en uno de los exponentes más populares de la animación iberoamericana contemporánea. Tiene un enorme talento, que aprovecha para contar historias que en más de una ocasión han girado en torno a dos de sus grandes pasiones: el animé y Star Wars. Recientemente disfrutamos de su Clash of Blades que bien podría formar parte de una antología warsie oficial; actualmente se encuentra trabajando en el cortometraje El último Spitfire que parece ir en continuidad con clásicos Ghibli como Porco Rosso y The Wind Rises.

Radix aprovechó el marco de Weird Market 2022 para hablar en exclusiva con Renato Roldán, quien presentó su proyecto en el celebrado mercado español. Hablamos de las bases del proyecto, su amor por los aviones y por la obra de Hayao Miyazaki, así como de sus ansias por incorporarse a la galaxia lejana.

 

¿Qué es El último Spitfire?

El último Spitfire es un poco la forma que tengo de seguir jugando aviones con mi abuelo. Él era un fanático de los aviones y yo creo que esa pasión me la traspasó a mí. Y bueno, es un poco que siempre he querido hacer una historia sobre aviones y encontré esta pequeña historia que me inspiró y me dio ganas de contarla y darle ese puntito personal y esta vuelta de tuerca a las típicas historias de aviones.

 

Otro apasionado de los aviones es Hayao Miyazaki, ¿por qué nos gustan tanto?

Es un misterio. Como volar es lo único que no podemos hacer naturalmente, es algo que nos fascina. Creo que el cielo nos ofrece una sensación de libertad, de tocar algo que es intocable y a mí siempre me ha apasionado. Miyazaki para mí es un referente y Porco Rosso es la película favorita que tengo. Entonces todo esto se junta en un montón de cosas que al final han acabado llevándome a decidirme a hacer por fin el proyecto de El último Spitfire.

 

¿Podrías adelantarnos un poco de la trama?

La historia parte con Beth que es una de las pilotos que hubo en la II Guerra Mundial. Habitualmente las pilotos en la segunda Guerra Mundial quedaban relegadas a labores de transporte, entonces ella simplemente coge aviones y los lleva de A a B. Pero ella cree que tiene más que ofrecer. Ella cree que en el combate puede salir victoriosa. Pero a ella simplemente la última misión que le dan es decirle ‘oye, mira, tienes que llevar este destrozado Spitfire que tenemos aquí, que la hemos montado con trozos de otros, que ha vivido mucho, ha tenido mucha guerra, tienes que llevarla al desguace y allí estarán tanques o harán otra cosa con las piezas’.

Entonces le dicen que lleve el Spitfire al desguace y aparte lleva un convoy de bombarderos. Lo que pasa es que en el trayecto que tienen que cubrir hay una leyenda urbana entre los entre los pilotos, que hay un avión que nadie puede destruir y que te carga a todos los que pasan por esa zona. Y como es un avión muy rápido y nadie consigue verlo o nadie consigue contarlo, lo llaman geist que es fantasma en alemán y ellos creen que como están tan rápido, es el Me 232 que fue el primer avión a reacción que crearon los alemanes. Ellos van hacia la zona, viene geits, se carga a toda la escolta que llevan. Sólo sobrevive Beth y consigue ver que Messerschmitt, es uno de los 109 clásicos. Lo que pasa es que es un Messerschmitt especial. Está completamente corroído, está lleno de balas, tiene las marcas nazis borradas del fuselaje y ellos salen de la zona donde suele atacar y Beth tiene que decidir si acabar su misión y llevar el Spitfire al desguace y una vez más, no demostrar lo que ella puede hacer o darse la vuelta y dar caza al enemigo que está batiendo todos los aviones que pasan por ahí.

 

¿Qué tan complejo es convertir a los aviones en personajes?

La verdad es que es un es un desafío porque realmente a la hora de transmitir las emociones y todo esto, pues intento jugar con la cara del piloto, pero quizá me pongo mayores desafíos tapándole. Ellos llevan la cara tapada porque al final sólo se ven los ojos. Y sí que intento que cada avión sea un personaje y que cada avión sea un poco una representación de lo que es el piloto que lleva dentro.

Por ejemplo, una de las cosas que he hecho para hacer esa unión entre Beth y su Spitfire, es que ella es pelirroja. Entonces el avión tiene unas franjas rojas que las han pintado, que no tendrían por qué estar allí, de hecho los aviones no las llevaban. Pero intento hacer este vínculo entre el avión y el piloto. La verdad un poco el resumen que intento poner cuando explico la historia es que es Tiburón con aviones.

Intento que geist sea un avión aterrador, un avión que le teman, que realmente en el corto no lo estés viendo, que tú entiendas un poco el miedo que tienen los grandes bombarderos de un solo avión porque los está cagando a todas. Y también sientas un poco el desafío que tiene Beth de girar la cola y decir ‘me voy a enfrentar a este tipo porque yo sé que con mi avión puedo’.

 

Hay muchos títulos centrados en aviones durante la II Guerra Mundial, ¿qué lugar crees que El último Spitfire ocupará en esta filmografía?

No lo sé, pero me gustaría que se sintiera como algo distinto. Me gustan mucho las películas de aviones y me gustan mucho la película de pilotos. Hay, obviamente películas que son para quitarse el sombrero, pero la gran mayoría de películas de aviones de la II Guerra Mundial suelen tienen un ritmo muy lento, suelen basarse mucho en clichés del cine bélico y yo intento desmarcarme un poco por la temática que llaman el monstruo en casa. Intento tirar por ahí. Es más una historia de terror que una historia bélica. Y es que los aviones no son sólo aviones, sino que son personajes que sufren y que sienten cosas.

 

 

Uno de los aspectos que más llama la atención en tu trabajo es la estética. ¿Ha sido difícil hacerte de una tan reconocible?

La verdad es un poco inconsciente. No es algo que haga aposta, simplemente es algo que me va saliendo, que son las influencias que tengo yo, sobre todo mucho Ghibli y mucho Miyazaki. Son cosas que intento coger, intento adaptar un poco también dentro del pitch intento explicar que intento llevar esa estética clásica de las películas tradicionales, intento hacer vuelos de cámara locos, cosas que no se podrían hacer o serían muy costosas de hacer con animación tradicional.

Pero claro, utilizando las herramientas que tenemos ahora, que para una producción así aligera muchísimo peso. Yo utilizo sobre todo Blender, Grease Pencil y un motor de render autóctono que se llamaba BEER Malt. Entonces todo esto son herramientas que a mí me facilitan el intentar traspasar esa estética 2D, esa estética tradicional, pero dándole ese punch extra de cosas que no se podrían hacer o que serían una locura haciéndolas en 2D tradicional, clásico.

 

¿Podemos imaginar El último Spitfire integrando una trilogía junto con títulos de Ghibli como Porco Rosso y The Wind Rises?

Hombre, si se pudiera pagar por eso lo haría encantado. A mí, ya te digo, Ghibli y en especial Miyazaki, y el amor que demuestra al avión, a volar, a la máquina es algo que me inspira muchísimo, porque lo siento de una forma bastante similar a como creo que lo siente él y me encantaría que estuviese ahí. Y puedo decir que algún guiño y alguna cosita a Porco Rosso, hay.

 

¿Por qué la animación iberoamericana se ha acercado tanto al animé en los últimos años?

Yo creo que en parte también es un tema de presupuesto. Hacer una producción tal cual como la hace Disney requiere muchísimo tiempo, muchísimo dinero. Y el anime es una parte de la animación que creo su mayor éxito es que es muy económica, en el mejor sentido de la palabra.

Ellos saben perfectamente dónde ahorrar y dónde invertir. Ellos a lo mejor en una conversación te van a poner cuatro fotogramas de la boca que se mueve, pero luego vas a tener una pelea que va a ser espectacular y va a tener todos los frames que hagan falta y más, y en ningún caso vas a sentir que hay un desnivel en cuanto a la calidad de la animación. Ellos buscan que todo tenga un acabado correcto, pero que tengas esos momentos de realmente alucinar, de eye candy y creo que es una de las cosas que hace que la animación, sobre todo indie y la animación iberoamericana, han acogido tanto. Por eso, porque creo que da muchísimas herramientas a los creadores de hacer un trabajo de producción final, de producción de cine, pero con técnicas de ahorro, de esfuerzo, de producción y tal. Y creo que es algo a tener en cuenta y a darle mucho valor, porque nos han enseñado mucho.

 

Es curioso que mientras el cine apela tanto al secretismo, tú recurras de manera tan recurrente a las redes. ¿Qué lugar ocupan en tu carrera?

Las redes son esenciales y la verdad es que yo intento cuidarlas, intento trabajar mucho y como dices intento compartir mucho porque creo que es bueno que la gente vea como haces las cosas, que el que genere interés en los proyectos que estás qué estás haciendo.

Siempre intento mantener la delgada línea entre compartir y spoilear. Porque es muy complicado y para para El último Spitfire, he hecho un trailer de que no hay nada del del corto en el trailer. He hecho realmente un prólogo donde se enseña el tono del cortometraje, donde se enseña un poco el personaje de geist, donde se enseña un poco el mood que va a tener, la estética, un poco el ritmo, pero no te está contando lo que va a ocurrir en el corto, te está contando cómo va a ser el corto, cuál es la intención. Justamente por eso, porque no quiero spoilear a la gente, no quiero destrozar la historia, quiero que la disfruten, que la vivan, que la sufran. Entonces intento siempre mantenerme ahí y me gusta mucho cuando las películas comerciales tienen trailers especiales que no te cuentan de qué va la película, que normalmente la habitual, sino que te generan ese interés, te generan esa esa necesidad de ir a verlo.

Y yo creo que la realidad es que ayuda mucho a eso enseñar los procesos, enseñar pruebas. Para El último Spitfire lo que más hay ahora mismo son los tests que he ido haciendo por mi cuenta, intentando solucionar problemas que había en mi cabeza de cómo se ven las balas, cómo se ven las explosiones, cómo puede ser un tiro de cámara más dinámico o menos dinámico, o cómo se ven este tipo de efectos que yo sé que voy a utilizar, pero que eso que va a ver la gente en mis redes no es lo que va a aparecer al final. Pero ya se hacen a la idea de la calidad o el estilo y ya va generando ese ruido de fondo.

 

Hablando de redes, no lo podemos dejar de hablar de la viralización de tu cortometraje de Star Wars. ¿Cómo viviste todo eso? ¡Porque se hizo mundial!

¡Fue una locura! Porque además a mí una de las cosas que más me sorprenden de las redes es lo random que son. Nunca sabes cuándo vas a sacar algo y lo va a petar. Yo voy haciendo igual que hago con Spitfire. Voy haciendo animaciones y las voy juntando en un vídeo y voy poniendo el efecto de que música tal y este video la había colgado a lo mejor seis o siete veces antes. Y bueno, una aceptación más o menos normal, mil, dos mil, tres mil likes, pero nunca había explotado como la última vez que la subí, que en un fin de semana llevaba como 24.000 likes y no sé cuántos miles de retuits y gente de ILM escribiéndome, gente de Lucas escribiéndome, Mark Hamill dándole like. Fue una locura y fue muy apasionante por ver la reacción que tiene la gente a algo que has hecho tú solo. Y ver que la gente reacciona bien, que la gente le gusta, que la gente pide más, pues te reconforta y dices ‘no estoy trabajando para mí, para mi gusto. Lo que hago le gusta a la gente’ y te da coraje para seguir y hacer más.

 

Con todos estos mensajes, ¿has considerado incorporarte a alguno de estos estudios?

Sí, yo estaría encantado. ¡Si yo no me canso de llamar a la puerta! [ríe] Pero no había suerte. He intentado llamar a la puerta de Lucas Animation que para mí sería un sueño hecho realidad, porque junta las dos pasiones que tengo, que es la animación y Star Wars. Pero no había suerte todavía. Yo no me rindo. Y una cosa que decidí hace muchos años es que si La Guerra de las Galaxias no viene a mí, yo voy a ir a ella. Yo voy a seguir haciendo mis cortos, mis historias, mis tests, mis trozos de película a mi estilo, porque es lo que me gusta hacer y es lo que creo que se me da bien y es lo que disfruto haciendo. Va a haber Star Wars my way.

 

¿Qué sigue después de El último Spitfire? Cortos, largos…

Bueno, el largo está muy lejos. Me encantaría. Tengo un montón de ideas. Tengo otro corto que también me gustaría hacer, que hace tiempo que tengo en mente hacerlo, pero eso es más complicado de hacer que El último Spitfire que es algo que puedo gestionar yo más de forma autónoma y realmente solo lo necesito soporte, un poquito aquí y allí. Pero el otro cortometraje, sí que necesitaría a lo mejor un equipo, necesitaría un poco más de apoyo monetario para para conseguir cosas de música, doblaje, dinero, de producción. Pero sí, nunca paro.

 

¿Podrías adelantar su premisa?

Bueno, es una historia de amor. Así como ahora tengo una historia de terror, siempre he querido contar una historia de amor de dos personas que se conocen debajo de un puente el día que llueve. Que a lo mejor suena súper romanticón, pero también tiene ese giro de tuerca que me gusta dar a las historias que cuento.