“Me gustaría que Robot Dreams se quedase de fondo de armario”, nos confesó Pablo Berger cuando conversamos con él previo al estreno de su primera obra animada, “que sea una de esas películas que la historia del cine diga que fue diferente”. De momento, todo parece indicar que el sueño se está cumpliendo, y dicho sea de paso, que está rebasando todas las expectativas.

Así lo reconoce al propio cineasta al rememorar un viaje que ha hecho escala en los encuentros cinematográficos más importantes del mundo. Annecy, Cannes, Goyas, Oscars… Escojan un certamen y verán que Robot Dreams estuvo ahí. Su más reciente parada ha sido los Premios Quirino que celebran la industria animada iberoamericana y que han reconocido a esta producción con dos estatuillas incluyendo Mejor largometraje de animación.

Dicho esto, el recorrido también ha dejado infinidad de galardones. El más destacado es, sin duda, el abrazo de un público conmovido por la entrañable historia de dos amigos presuntamente inseparables. Al menos hasta que las circunstancias propias de la vida los llevan por caminos opuestos. Un aprecio que se ha manifestado de distintas maneras, incluyendo el diálogo en torno a la trama, los personajes y sus motivaciones. Un privilegio del que cada vez menos obras audiovisuales gozan en la actualidad.

“Lo vivo con sorpresa, pero con mucha alegría”, nos asegura el realizador. “Para mí, ha dejado de ser una película y en muchos países se ha convertido en un acontecimiento, en un fenómeno. Hay película posproyección y esa es una parte muy bonita. La película no acaba en la sala sino que luego hay debate y espectadores que la han hecho suya, porque es suya, además. La película tiene su propia vida y pertenece a los espectadores y me encanta que la interpreten de diferentes maneras, que hagan sus propias sustituciones. Me encanta lo que está pasando”.

Radix ya habló con Pablo Berger previo al estreno de Robot Dreams. Ahora nos reencontramos con el director previo a la gala de los Premios Quirino, esta vez para charlar sobre la impresionante travesía que ha vivido al lado de un perro y un robot que llegaron para quedarse en el corazón de los aficionados.