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María Cristina Pérez: “El cuerpo es un reflejo de todo lo que vivimos y experimentamos”

La directora colombiana comparte los orígenes de su cortometraje, así como sus deseos por aprovechar las virtudes de la animación para “crear imágenes que se quedan grabadas en nuestra memoria”.

11 de septiembre de 2025
Por Luis Miguel Cruz
María Cristina Pérez: “El cuerpo es un reflejo de todo lo que vivimos y experimentamos”
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El cuerpo es un elemento identitario fundamental para entender al ser humano, y aun así, hace apenas unas décadas que empezó a estar en el eje de conversaciones más profundas y necesarias. Aquellas que, contrario a lo que se ha insistido por generaciones, alegan que no hay modelos superiores y enfatizan que todos son igual de hermosos e importantes. Aun así, los viejos conceptos siguen imponiéndose en muchas personas que sufren con los estigmas que no han sido erradicados del todo. La animación iberoamericana se suma al diálogo con Una vez en un cuerpo, bajo la dirección de María Cristina Pérez.

La cineasta, responsable de títulos como Todo es culpa de la sal (2020) y Añejo (2024), continúa demostrando su talento artístico y la madurez de su visión con la obra más desafiante de su filmografía. Una que no vacila en adentrarse en lo más profundo de nuestra esencia como individuos para dar “un reflejo de todo lo que vivimos y experimentamos”. Todo esto, a través de un cuerpo femenino que se transforma en símbolo de fragilidad, memoria y resistencia; un cuerpo que interpela, se deforma, se habita y, finalmente, se reconcilia consigo mismo.

Radix ha conversado con María Cristina Pérez, directora de Una vez en un cuerpo, tras el estreno mundial del cortometraje en el Festival Internacional de Cine de Locarno, donde fue acreedora a una mención especial del concurso internacional de Pardi di Domani. La colombiana nos comparte los orígenes de su producción, así como sus deseos por aprovechar las virtudes de la animación para “crear imágenes que se quedan grabadas en nuestra memoria”.

 

¿Cómo surge Una vez en un cuerpo?

El corto surgió hace varios años con la intención de hablar sobre los estereotipos que la sociedad crea en torno al cuerpo femenino y sobre cómo esa construcción termina moldeando la percepción que tenemos de nuestro propio cuerpo. Me interesaba reflexionar acerca de cómo las dinámicas sociales afectan nuestra autoimagen y, más allá de eso, influyen en la relación que tenemos con nosotras mismas y con los demás. También me atraía la idea de poner al cuerpo en el centro, como un reflejo de todo lo que vivimos y experimentamos, y de darle forma a la fragilidad y la intimidad femenina a través de él.

 

El corto nace con el título Las voces de mi estómago, ¿a qué se debió la modificación? ¿Fue el único cambio que experimentó?

Sí, el corto nació con el título Las voces de mi estómago, porque en un inicio la idea estaba mucho más enfocada en la relación de la protagonista con un ser extraño que habita en su vientre. Era un enfoque más marcado hacia esa presencia interior, pero con el tiempo me pareció que el centro debía ser la protagonista y toda su experiencia con su propio cuerpo.

Esa fue una de las razones que me llevó a cambiar el título. Buscaba un título que hablara directamente del cuerpo, sin ambigüedades, pero que también transmitiera una sensación de pasado, de nostalgia. Una vez en un cuerpo alude a algo que ya ocurrió, a un lugar en el que alguna vez se estuvo. Me gusta porque genera esa resonancia íntima y nostálgica, algo con lo que cualquiera puede identificarse, ya que todos habitamos un cuerpo. Y, además, intuye también la idea del cuerpo visto como algo aparte del ser.

A lo largo de la producción estuve trabajando mucho la narrativa del corto, ya que al principio quería explorar un lenguaje mucho más experimental y atmosférico. El texto pasó por varias versiones que, aunque mantenían la misma intención que ahora, no terminaban de funcionar para mí porque sentía que ese enfoque tan experimental o sugerente, no lograba transmitir con claridad el mensaje que quería dar y corría el riesgo de perderse en interpretaciones demasiado abiertas, lo cual me parecía diluir la intención inicial. Por eso, decidí que lo importante era expresar, de una forma más argumentativa y a la vez poética, las vivencias que quería narrar en torno a la fragilidad femenina a través del cuerpo. Necesitaba hacerlo, situándome en sensaciones reales que tuvieran la fuerza suficiente para ser reconocibles por alguien, pero al mismo tiempo, dejando espacio para que el espectador pudiera abrazar su propia sensación.

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El filme deja atrás un elemento recurrente en tu filmografía como eran los animales antropomorfos, ¿cómo decides dar este paso?

En este caso, fue una decisión orgánica no usar animales. Nunca pensé en ellos como protagonistas en este caso, porque se trata de una historia directamente vinculada a los cuerpos humanos; debía ser reconocible y cercana y, en particular el cuerpo femenino y desnudo, tenía que ser el verdadero protagonista. Sin embargo, decidí jugar con la deformación de la naturaleza de ese cuerpo, porque, aunque resulta reconocible para cualquiera, para la protagonista es algo extraño y distante de sí misma.

 

En esta ocasión te decantas por un elemento simbólico muy poderoso como es el cuerpo humano, ¿a qué atribuyes que algo tan común pueda ser también tan poético?

Como bien dices, el cuerpo es un campo simbólico, nos hace humanos porque es imperfecto y cambiante, y por eso también es poético y bello. La idea de que todo lo que experimentamos deja una huella que se refleja en nuestro cuerpo es, en el fondo, la posibilidad de contar una vida y todo lo que nos hace humanos a través de este lugar que todos habitamos y conocemos. Aquello que solemos percibir como erróneo, atroz o monstruoso en este caso, es, en realidad, bello, porque forma parte de nosotros y nos hace únicos.

 

¿Cómo dialoga Una vez en un cuerpo con las discusiones actuales en torno al cuerpo?

Considero que el cuerpo femenino es un tema de mayor relevancia en muchos sentidos, hoy en día, muchas mujeres sufren las presiones sociales en torno a su imagen, tan profunda e insistentemente como nunca antes. Además, la proliferación de pantallas, redes sociales, el constante escrutinio y las comparaciones inevitables, nos hacen olvidar que los cuerpos son únicos y, sobre todo, humanos, con todo lo que eso implica. Sé que los estereotipos en torno al cuerpo siempre estarán presentes, porque son construcciones sociales que se instalan en nuestra mente desde la infancia, incluso de manera inconsciente, por eso, entre más se hable de estos temas y se genere algún tipo de discusión, se podrán ir cambiando colectivamente esas percepciones sociales que tanto afectan a muchas personas.

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En un momento donde el cuerpo está tan expuesto —ya sea en redes, medios, discursos sociales—, ¿qué papel juega el cuerpo animado como forma de resistencia o reinterpretación?

Si bien hay una sobre exposición en redes sociales del cuerpo, y de un cuerpo “perfecto”, me parece que insertar en el dialogo la idea de un cuerpo animado, explícito y directo con todas sus imperfecciones, pero, además, con la capacidad de deformarse y transformarse a partir de los mismos estereotipos de la sociedad, puede ser una suerte de espejo social. Creo que es importante tener también este tipo de diálogos justo desde una perspectiva diferente, que haga que alguien vea todo tipo de cuerpos desde otro enfoque, es justamente una propuesta de resistencia y contrapunto a ese ideal que vemos todos siempre.

 

La vanidad ha acompañado al ser humano a lo largo de la historia, pero fenómenos como las redes sociales han intensificado el rechazo hacia el propio cuerpo, al tiempo que nos han llevado al extremo de acercarnos a una sociedad narcisista. ¿De qué manera puede ayudar el cortometraje contra estos problemas sociales?

El corto nació muy enfocado en lo que mencionas, que es básicamente la dismorfia. Este es un hecho que marca a muchas personas y, aún más, a las nuevas generaciones que, desde temprana edad, están expuestas a una idea de perfección y a la necesidad de mostrar y comparar su imagen constantemente. Todo esto parece incrementar cada día el rechazo hacia el propio cuerpo, y por eso me parecía importante ponerlo sobre la mesa.

La idea del corto es plantear que gran parte de lo que creemos erróneo en nuestro cuerpo, o en nuestra imagen, es, en realidad, un producto de lo que la sociedad nos ha propuesto, mensajes que hemos acogido como verdades, incluso sin darnos cuenta. Esas ideas se instalan en nuestra mente desde que somos niñas, casi sin quererlo, desde pequeñas ya juzgamos a los otros y a nosotras mismas con mucha dureza. El corto pretende visibilizar esa percepción y proponer una reinterpretación de los cuerpos femeninos. Está bien ver otras formas, otros cuerpos, reconocer que existe una diversidad inmensa que nos recuerda lo humano de nuestra naturaleza. Al abrirnos a esas diferencias, podemos empezar a reconciliarnos con lo que somos y con lo que hemos vivido, entendiendo que cada forma, cada línea, también cuenta una historia. Puede que aceptar otros cuerpos sea también aceptar el propio, y tal vez ahí radique la posibilidad de transformar la manera en que nos miramos.

 

¿Cómo puede contribuir el cine, y muy concretamente la animación, a generar un clima de autoaceptación en torno al cuerpo?

Creo que mostrando cuerpos más reales y diversos. La animación, tiene la capacidad de crear imágenes que se quedan grabadas en nuestra memoria, por eso es tan importante ofrecer representaciones que no sean únicamente idealizadas o estereotipadas. Cuando vemos en pantalla cuerpos que se parecen más a los nuestros, con sus diferencias, marcas e imperfecciones, se abre un espacio de identificación y empatía que puede ayudar a reconciliarnos con nuestra propia imagen. La animación, además, tiene la ventaja de poder explorar estas representaciones de manera poética y simbólica, generando relatos que abracen la diversidad y que inviten a cuestionar los modelos de perfección que se nos imponen.

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Estrenó en Locarno y está seleccionado en Toronto, ¿qué sientes de formar parte de estos y otros eventos de primer nivel?

Sinceramente, ha sido una muy grata sorpresa. Solemos tener una estrategia para los festivales y para el estreno del corto, que suele ser la ventana principal para este tipo de trabajos, pero hace unos meses pensaba que cada vez que terminas un cortometraje siempre surge la duda de si realmente es lo suficientemente bueno para lanzarse al mar de producciones que se crean constantemente y que, además, tienen una gran calidad. Es un verdadero limbo: no sabes si a alguien le va a gustar, si logrará que el público entable algún tipo de diálogo o conexión con lo que has hecho. Eso es lo que esperas, pero el camino siempre es incierto.

Por eso, en este caso, ha sido una alegría inmensa estrenar en este tipo de festivales, y además pudimos asistir al estreno en el Festival de Locarno, y fue muy lindo porque allí nos encontramos con percepciones, especialmente femeninas, muy conmovedoras, que dan la sensación de que el corto remite a experiencias personales e íntimas de cada quien, y que puede suscitar reflexiones acerca de la relación con los cuerpos y sobre todo de ser mujer. Para mí, recibir ese tipo de comentarios sobre nuestro trabajo, hace que todo el esfuerzo invertido valga la pena.

 

Dicho esto, es importante resaltar que te has convertido en una de las voces autorales más potentes de la animación iberoamericana contemporánea, ¿cómo afrontas esta posición?

Gracias por tu percepción, aunque no estoy segura de estar en dicha posición, porque en Iberoamérica hay una gran cantidad de creadores muy talentosos, que están haciendo cosas increíbles en animación y en el cine en general. Yo puedo decir que trabajo desde mi pequeño rincón, el mismo desde hace mucho tiempo, y solo intento hacerlo cada vez un poco mejor, aun con los presupuestos limitados que siempre manejamos en los cortos. Seguramente, durante el proceso no me siento en una posición de privilegio o de éxito, porque cada proyecto es nuevo y trae consigo sus propios desafíos y dudas.

Trato de hacer mi trabajo de la manera más honesta posible, y lo importante para mí es seguir creando, teniendo como referencia a quienes han abierto camino, pero, también mirando hacia todos los nuevos creadores que vienen detrás. Ojalá todo este esfuerzo sirva como inspiración para que se animen a crear de la forma más personal. Un ejemplo de ello es el equipo que participó en este cortometraje, todos son jóvenes creadores y artistas con un talento enorme, a quienes espero que esta experiencia los impulse a seguir explorando y a desarrollar sus propias obras.