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José Miguel Ribeiro: «Debemos invertir en el arte y el cine debe ser más artístico»

José Miguel Ribeiro, ganador de los Premios Quirino a Mejor largometraje por Nayola, está convencido de que la animación portuguesa está labrando un futuro prometedor.

23 de mayo de 2023
Por Luis Miguel Cruz
José Miguel Ribeiro: «Debemos invertir en el arte y el cine debe ser más artístico»
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Nayola es más que una película. Es la obra con la que José Miguel Ribeiro ha demostrado ser alguien que no teme a los grandes retos. Hablamos de un cineasta que, siendo consciente de que la producción de largometrajes animados en Portugal era históricamente mínima, no vaciló en tomar las riendas del formato al considerar que era la única manera de contar la historia que quería. Una cuya manufactura resultaba extremadamente compleja en los tiempos que corren, al ser una trama de corte extranjero y centrada en la historia de tres mujeres que deben lidiar con las secuelas de la guerra civil angoleña.

El director portugués superó todos los desafíos, dejando un filme de grandísima calidad y convirtiéndose así en uno de los mayores responsables del año de ensueño de la animación lusa. Uno que casualmente, coincide con su centenario. Esta labor que no ha pasado desapercibida para la industria global que le ha concedido todo tipo de galardones. Tal es el caso de los Premios Quirino, donde fue reconocido como Mejor largometraje iberoamericano.

Radix tuvo la oportunidad de hablar con José Miguel Ribeiro durante esta fiesta animada iberoamericana. El realizador nos compartió su retrospectiva de Nayola, su opinión sobre el estupendo año de la industria lusa y sus expectativas rumbo al futuro de la misma.

 

¿De dónde surge tu necesidad de crear una historia sobre la guerra civil angoleña?

Tengo una conexión cercana con la guerra. Nunca estuve en una, pero mi padre estuvo en el ejército. Vi cómo le afectó la guerra, toda su vida, por eso mi obra anterior, Estilhaços, es sobre el estrés postraumático. Conozco la perspectiva portuguesa de la Guerra de las Colonias, pero no la angoleña. De modo que cuando leí la obra de Mia Couto José Eduardo Agualusa, que muestra el enfoque de tres mujeres angoleñas, fue una oportunidad de alejarme de mi punto de vista y darme una oportunidad de conocer la historia desde otra perspectiva.

El problema es que empecé hace nueve años, en ese momento no teníamos el movimiento Black Lives Matter ni el #MeToo. Mucho ha cambiado en el mundo. Estos movimientos empezaron en Estados Unidos, pero son globales. Me percaté a mitad del proceso que la cuestión de la legitimidad era muy importante. Yo era un hombre portugués, no era una mujer ni era angoleño. Todas las cualidades para hacer una película que no fuera reconocida como una voz autentica. Lo bueno de hacer cine es que no es como una pintura o escribir un libro que es algo individual. Es un trabajo colaborativo. Me percaté que, si quiero hablar de angoleños, necesito que entren al filme. Así que solo trabajé con actores angoleños y en vez de decirles que sólo leyeran el guion, lo reescribí con ellos y dejé que dieran vida a la obra. Tuvimos a la rapera Yara, cuya voz es de la rapera Medusa, y me dijo que ‘estoy aquí porque vi el guion y sentí que era yo’.

Mi lucha es por cambiar la sociedad. Contribuir a cambiar la sociedad. Hacerla mas femenina y además contar nuestra historia. No la construida por los portugueses, sino la angoleña. La guerra contra los portugueses hizo que los angoleños se convirtieran en un solo país y todos están muy orgullosos de ello, pero hablar de la guerra civil es distinto, es muy difícil. Les resulta difícil sin verse emocionalmente afectados. Quizá porque es una película animada y de corte poético, quizá eso les ayuda a ver la historia sin sufrir tanto. Más fácilmente. La retroalimentación que hemos tenido es que los angoleños la sienten como una película angoleña.

 

La animación siempre ha dado grandes obras para adultos, ¿por qué ha sido tan difícil escapar de los viejos estigmas?

En Portugal no tenemos críticos de animación. Hay mucha animación. Hoy, con toda la producción en el mundo, mucha de la cual es para adultos, debíamos tener en los medios al menos una persona especializada en animación. Alguien que no sólo mire en las técnicas, la influencia, la perspectiva. Cuando la gente del live action voltea a la animación se ponen un filtro y miran lo técnico, pero tienen dificultad al momento de profundizar en la historia. No sé por qué ha pasado. La técnica animada es tan poderosa que a veces nos perdemos en ella y olvidamos los temas principales que es la transformación de la sociedad. Creo que los medios contribuyen a que la gente no se enfoque.

 

El 2022 dejó estupendos largometrajes animados en el bloque, ninguno de los cuales ha sido considerado para Mejor película en los principales certámenes. ¿Cuánto falta para que esto pueda cambiar?

Tratamos de poner la película en el Oscar, pero había que estrenar en Estados Unidos. No la tenemos. Por ahora es imposible. Por supuesto que el Oscar es para la industria estadounidense, no para el mundo. Tienen premios para películas internacionales, para animadas, pero en un país con tanta producción animada no es fácil hacerse un espacio. Es un trabajo para muchas generaciones, tenemos que continuar haciendo nuestro trabajo. Las películas hechas en el mundo son algo muy distinto a lo hecho en Estados Unidos y creo que debemos continuar con estas diferencias. Creo que debemos invertir en el arte y que el cine debe ser más artístico, pero al mismo tiempo están las salas, los blockbusters y es muy difícil para nosotros. Gastamos todo nuestro dinero en hacer las películas y al terminar no tenemos más. La única manera de que una película circule es con publicidad, una gran maquinaria.

Quizá si creamos un mercado para películas iberoamericanas y empezamos a compartir con compañías de producción, periodistas, autores, institutos, tal vez podamos crear un mercado que pueda ser como un circuito para estos países. En este punto me doy cuenta de que es relativamente fácil para nosotros estrenar en Brasil, pero es difícil hacerlo en Argentina o en Chile. Necesitamos esos circuitos y quizá debíamos invertir más en ellos. Creo que los Premios Quirino podrían ser el inicio de algo que vaya en esa dirección.

 

Hace apenas unas semanas que el Instituto de Cinema Audiovisual anunció una serie de nuevos apoyos, ¿qué se necesita para fortalecer a la animación portuguesa?

Creo que tenemos un problema en Portugal: no hay dinero para hacer series. Hay para colecciones. Es un problema de escala, incluso la televisión publica no invierte en animación. Si no cambiamos eso, estaremos condenados a hacer cortos y algunas películas. Creo que debemos invertir en series porque estamos en un momento en que las series circulan mucho y es in canal importante para explorar la animación y hacer que las ideas circulen. Espero que en los próximos años pase algo ahí, porque sería un cambio muy importante que necesitamos. Diría que el más urgente.

 

¿Qué sigue para la animación portuguesa tras este estupendo año?

Es cierto que algo pasó que quizá no se repita el próximo año. João Gonzalez fue nominado al Oscar, que es algo que nunca había pasado en el cine portugués. Es el mismo año que tenemos dos películas en competencia en Annecy. Que tenemos a Laura [Gonçalves] ganando grandes premios. Y no sólo esto. Diría que los filmes de calidad seguirán llegando. La trayectoria, no lo sabemos, depende. Pero estamos creando algo y cuando estamos en el proceso creativo y hablando de autores, sin saberlo, estamos construyendo algo. Son pequeños tabiques y al final surge un muro. Diría que la construcción continúa, la calidad continuará siendo tan buena.  Si tendrán éxito, eso es algo que a veces pasa a uno y no al otro. Es algo que siempre es difícil. Pero si hacemos producciones honestas, es algo que nos lleva a otros sitios y otras situaciones. A veces cuando haces eso, puedes cometer errores, pero para un director creo que lo más importante es construir algo. Aprender de los errores del pasado y si los autores portugueses continúan haciendo esto, estoy seguro de que en los próximos años tendremos algo bueno.

 

¿Qué sigue para José Miguel Ribeiro después de Nayola?

Estoy empezando. Creo que tengo un corto, basado en un libro de un autor portugués, y es para niños. Quizá también haga una película para niños. Me gusta trabajar para niños, es como otra dimensión mía. Una de ellas hace las películas de guerra y piensa la manera en que estas producciones pueden cambiar al mundo, pero hay otra que piensa que también puede conectar a la sociedad, pero está más vinculada con ponerse en la piel de los niños. Mirar el mundo y construir algo que pueda contribuir a la transformación desde los niños. Cuando trabajas para niños es la mayor transformación que puedes hacer porque cuando trabajas con adultos, ya son adultos y no cambiarán mucho. Pero los niños son la siguiente generación que regirá el mundo. Si cambias su modo de pensar contribuyes a que se pregunten sobre los grandes eventos y el mundo, quizá puedas cambiarlo todo más rápidamente que si trabajas para los adultos. Cuando trabajo para adultos trabajo para mí, cuando trabajo para niños lo hago para la transformación del mundo. Espero que el siguiente proyecto ayude a esta transformación.