«Es necesario aproximarse a las oscuridades a partir de la representación», asegura el director Hugo Covarrubias al referirse a Bestia. Una aseveración fundamental para entender la manera en que el chileno aborda a la figura de Íngrid Olderöck, también conocida como la mujer de los perros por la manera en la que utilizaba estos animales para la tortura de personas durante la dictadura que padeció el país sudamericano. Una exploración plagada de crudeza, pero que no duda en mostrar a la persona detrás del monstruo. No para humanizarla, sino para diseccionarla.

La destreza exhibida ha convertido a Bestia en uno de los cortometrajes más ovacionados del 2021 y en un firme contendiente del Premio de la Academia. Un honor muy especial si consideramos que fue otro corto andino, Historia de un oso (2014) de Gabriel Osorio Vargas, el que pasó a la historia como el primer y único proyecto en toda la historia en dar un Oscar animado al bloque iberoamericano.

A esto sumemos la originalidad en el diseño de su marioneta central, cuya cabeza fue elaborada a partir de un material que remite a la porcelana para reflejar la fragilidad de la psique humana. Una característica de la que ni siquiera los sujetos más atroces pueden escapar.

Radix tuvo la oportunidad de hablar en exclusiva con Hugo Covarrubias sobre el proceso creativo detrás de Bestia, el interés del director en la controvertida figura central, así como las sensaciones que le inspiran el ser considerado para el galardón más popular de la cinematografía mundial.