Radix

Desde la raíz

¿En qué consiste la producción animada? Con Belli Ramírez

La jefa de la unidad de producción de Planet 51 y jefa de producción de Pocoyó nos ayuda a erradicar todos los mitos en torno al rol del productor, en este caso, centrándose en el terreno animado.

23 de septiembre de 2022
Por Luis Miguel Cruz
¿En qué consiste la producción animada? Con Belli Ramírez
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Somos los grandes desconocidos”, asegura Belli Ramírez, referente en la dirección de producción en proyectos de animación española, con más de 25 años de experiencia en el campo y quien ha participado en títulos como Planet 51 y Pocoyó, cuando le preguntamos directamente sobre el papel que juega un productor en cualquier producción audiovisual. “Es el máximo responsable del proyecto y es la persona que va a ponerlo en marcha”.

Sus palabras son clave para empezar a entender el puesto, uno de los puestos más sonados, pero también uno de los más confusos y rodeado de mitos. Entre los más comunes están que su rol es meramente económico, que es poco más que un inversor y que como tal no tiene gran impacto en el desarrollo de los proyectos. Aseveraciones que son completamente falsas y que hemos decidido erradicar de una vez por todas.

Es una figura superimportante porque inicia, coordina y se va a encargar de que ese proyecto llegue a buen puerto”, continúa Ramírez. “Es la persona que va a contratar al director, que va a decidir qué idea se va a producir y gracias a esta persona vemos proyectos en las pantallas. O lo que sea”. Esto último, recordando que la posición trasciende más allá del terreno del cine y las series.

Las cosas no son muy distintas en el campo animado, ya que “producir animación, al fin y al cabo, es producir igualmente una película o una serie, pero con las peculiaridades y con una técnica diferente. Por lo tanto, el productor, tanto de audiovisual general como de animación, se van a encargar de buscar una idea, conseguir los derechos para producirla en caso de que los necesite, buscar la financiación con su equipo […]. Para mí no creo que haya mucha diferencia”.

Eso sí, deja claro que si hay quienes se enfocan exclusivamente en el campo animado es por el nivel de especialización que esto implica.

Expertos animados

La animación va más allá de la ilusión de movimiento. La industria implica muchas áreas distintas y si bien es imposible que alguien pueda dominarlas todas, el productor sí que debe estar bien familiarizado con todas. “No hace falta que conozca cómo se anima específicamente”, explica Belli Ramírez, “[pero] sí que debería conocer los procesos, las peculiaridades, las complejidades y sobre todo debería conocer mucho del mercado, de tendencias, de contenido del negocio, de todo eso”. Esta titánica labor no puede ser perpetrada por una sola persona y es por esto que debe rodearse de un equipo igualmente capacitado para abordar las distintas áreas que implican un proyecto.

Este ensamblado puede tornarse complicado porque “hay poca formación sobre producción de animación y casi toda la gente que inicia venimos de audiovisual general”. Esto hace que los procesos se entorpezcan porque las personas no están familiarizadas con los procesos necesarios para sacar adelante un proyecto de esta naturaleza.

De hecho, Belli Ramírez contribuye a erradicar esta situación desde Mr. Cohl, donde imparte todo tipo de cursos relacionados directamente con la producción animada, convencida eso sí de que la mejor manera de incursionar en el terreno es comenzar desde abajo. “Es donde tienes que empezar a palpar y conocer los entresijos y las peculiaridades de la animación. Es muy difícil que puedas ser jefe de producción si no vienes de asistente, coordinador, supervisor y has ido aprendiendo y subiendo la escala”.

Habilidades y responsabilidades

Numerosos especialistas nos han hablado de cómo los nuevos talentos batallan por encontrarse en la industria animada ante el desconocimiento de los roles. La gran mayoría sueña con puestos creativos, pero muchos terminan brillando en áreas distintas. En el caso de la producción, se teme que sea un puesto sólo de gestión, cuando lo cierto es que se trabaja muy de cerca en el desarrollo de los proyectos.

Trabajamos mano a mano, codo a codo, con el departamento de producción, con los artistas, con los supervisores de cada departamento, con el director”, garantiza Belli Ramírez. “Vamos a las reuniones, cogemos notas, cogemos acta de todas las revisiones… estamos en contacto totalmente. Y cada día tenemos que ir a hablar con los artistas para preguntar cómo está su trabajo, que les queda por hacer. Si tienen algún problema, les podemos ayudar, preguntar si van a llegar a tiempo, el contacto es súper directo”. Una interacción que además inicia desde la posición de asistente, al que considera un trabajo más “agradecido” en comparación con el de su contraparte en acción real.

En cuanto a la participación en la realización de los proyectos, el productor “tiene voz y voto”, pero su nivel de intervención puede variar de persona a persona y de producción a producción. “Normalmente delega bastante”, detalla la entrevistada. “Pero sí que tiene poder de decisión a la hora de elegir el mejor casting, en el guion, para poder tomar decisiones en la historia. Puede porque es el máximo responsable y debería hacerlo: supervisar y estar al tanto de cómo va evolucionando para que luego uno no se sorprenda”. Aunque eso sí, siempre estando “muy en consonancia con el director. Es súper importante”.

Sobre las habilidades, destaca la comunicación, que considera “importante y necesaria porque trabajamos constantemente con personas”. Y claro, la capacidad de gestionar, organizar y planificar. Aunque si hay algo que le gusta a Ramírez es que los interesados manifiesten “la emoción y las ganas que tienen de recibir ese trabajo y empezar a aprender. Eso es lo que más me llama la atención”.

Retos de la producción animada contemporánea

Tomando en cuenta la importancia de la comunicación en el rol del productor animado, no es del todo sorpresivo que Belli Ramírez la considere también el mayor desafío del puesto. Se puede ser una persona abierta, pero esto es sólo el primer escalón, pues se debe “aprender a comunicarse, aprender a transmitir, a liderar, no a dar órdenes, sino a que los equipos te sigan, a que entiendan que están en un proyecto que entre todos tenemos que sacar”.

Destaca además que la evolución de la industria ha puesto nuevos retos en el camino. Algo que ya es un reto en sí, pues la labor requiere estar al día con las innovaciones de la industria y sus procesos: “vamos evolucionando”.

Esto incluye la capacidad de deambular por diversas técnicas, más aún en un panorama que, contrario a lo que sugerían las predicciones durante los primeros años del siglo XXI, no se conformó con el 3D, sino que rescató el 2D y el stop motion. Aunque un productor animado “debería ser capaz de gestionar, entre comillas, cualquier tipo de técnica dentro del área de la animación, es verdad que tiene carencias” propias de la inexperiencia. Algo que, sin embargo, se puede resolver con el ensamblado de un equipo más experimentado que nivele la balanza.

Se suman también los nuevos formatos, entre los que sobresale la webserie, que en muchos casos prescinde del puesto. Al respecto, Ramírez cree que “siempre hace falta el rol del productor. La verdad que se puede hacer y hay gente que lo hace, pero creo que pueden aportar muchísimo” por el papel de planificación y seguimiento que desempeña.

No nos olvidemos del streaming, y todas las ventajas y adversidades que su incorporación al escenario audiovisual contemporáneo ha implicado. La entrevistada se decanta por el lado bueno al considerar que “ha favorecido ahora más que nunca. Hay movimiento, la gente tiene todas esas ideas que igual tenía en un cajón. Ahora se atreven porque saben que tenemos más opciones”. Destaca además que “un creador puede ir a contar su historia que tiene en mente y que esta plataforma le ayude a buscar un productor para que vayan de la mano. Eso es importante, un creador por sí solo no va a poder llevar un proyecto a las pantallas”.

Finalmente, la globalización que tanto ha contribuido al desarrollo de las coproducciones, ¿qué tan complicado es gestionar gente de todo el mundo? Sin embargo, Ramírez recuerda que “es algo que hemos hecho casi siempre porque son proyectos de larga duración, con altos presupuestos y muy difícilmente se han podido financiar sólo en un país”.  Esto no lo hace más sencillo, pues explica que “sí que hay un trabajo extra. Hay una serie de cosas que hay que pensar y una vez que se decide todo, es trabajo duro de seguimiento y de conectar con todos los países involucrados”.

Con estas y otras adversidades, Belli Ramírez considera que la producción iberoamericana vive un estupendo momento, lo que puede apreciarse en los incontables festivales y mercados del bloque, y otros de carácter externo como Cartoon Forum.

Toda la gente es bastante optimista”, declara evidentemente emocionada. “A día de hoy todo el mundo está con trabajo, incluso con sobrecarga de trabajo. Estamos a tope haciendo cosas. Hay mucho movimiento, está todo en ebullición, se nota ahora”.