Radix

Desde la raíz

¿Cómo se hace el pitch de un proyecto animado? Con Carlos Sallas, Ari Navarrete y Humberto Cervera

El equipo detrás de San Misterio nos detalla cuáles han sido las adversidades a superar durante el pitch de su proyecto.

5 de septiembre de 2022
Por Luis Miguel Cruz
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Son muchos los que sueñan con trasladar sus historias al terreno animado, valiéndose de las distintas convocatorias abiertas cada año en distintos países del mundo.  Para lograrlo, es importante estar preparados al momento de presentar un proyecto a potenciales inversionistas. O como se le conoce dentro de la industria, el pitch.

Carlos Sallas, Ari Navarrete y Humberto Cervera están más que familiarizados con el tema tras su experiencia con San Misterio, pues ellos mismos han enfrentado grandes retos en su camino. El recorrido acumula más de seis años e inicia con la creación del concepto a cargo del primero, continúa con la afinación de detalles cuando la segunda se suma como cocreadora y la incorporación del tercero como productor y escritor para garantizar una labor más limpia. Un viaje largo, incluso desgastante, pero que les ha dejado muchas alegrías: victorias en IdeaToon 2021 y Animation! – Ventana Sur, las cuales garantizaron su pase a los Premios Quirino y Annecy. ¿Cómo lo hicieron posible?

Antes de adentrarnos en su experiencia, centrémonos en su proyecto. Según la sinopsis oficial, “Kiki y Luna son dos hermanas que crecieron en la ciudad escuchando las fantásticas historias de San Misterio que su padre les contaba. ¡Un pueblo lleno de magia y sorpresas! Pero…la sorpresa se la llevaron ellas, cuando al mudarse a San Misterio para cuidar la salud de su abuelo paterno se encuentran con un pueblo modernizado y ausente de magia. ¿Será posible que su padre estuviera exagerando las historias de su infancia? ¡Por supuesto que no! Kiki y Luna saben que la magia sigue ahí afuera y la van a encontrar, no solo eso; Luna está decidida a documentar toda la magia de este pueblo para llevarla al mundo”.

 

Inicia el viaje

Como toda historia, San Misterio tiene orígenes muy particulares que en este caso se remontan a las vivencias del propio Carlos Sallas, quien nos explica que “hace como seis años empecé como a tratar de hacer algo con las historias que me contaban de chico mis abuelos. Estaba ahí dando vueltas a la manera de sacar algún proyecto y a finales de 2019 cayó la oportunidad de pitchar para comic y es donde se empezó a generar una historia que después junto con Ari empezamos a desarrollarla”. Ésta enfatiza además que lo importante que resultó mantener el proyecto flexible y orgánico, ya que se trata de “una historia que se ha estado transformando. Empezó con la idea de que fueran historias cortitas y después fue unirla en una historia con sus personajes principales, su pueblo y ha sido todo un proceso”.

Uno que por momentos empezó a sobresaturarse. Antes de incorporarse de lleno, Ari Navarrete recuerda cómo “de repente veía que Carlos tenía un mundo de cosas” y aunque su labor fue clave para desarrollo, organización y promoción, todo empezó a complicarse con el desarrollo de la biblia.

Etiquetada de manera recurrente como el corazón del proyecto, Cervera es más práctico al describirla como “un documento en el que con recursos mínimos puedes expresar en la totalidad de la visión de tu proyecto”. Esto incluye los elementos más básicos como son la sinopsis, el detalle de los personajes, el número de episodios contemplados…

“El punto es comunicarle tu historia a un ejecutivo”, enfatiza el productor. “Debe resolver el comunicar la totalidad de tu visión creativa para que alguien pueda evaluarlo y decidir si invierte en él o no, eso es la visión. Porque al final del día, la audiencia de tu biblia es el ejecutivo que la va a evaluar para saber si la compra”.

La primera biblia de San Misterio fue desarrollada exclusivamente por Sallas y Navarrete, siguiendo los consejos de IdeaToon y usando como ejemplo muchas que están disponibles en internet. No fue una labor única, sino que pasó por distintas correcciones, o como dice Ari, “fue como aprender a aprender, a aprender, aprender a aprender y se fue refinando, se fue mejorando”.

 

La importancia de economizar los esfuerzos

El camino sólo empezó a despejarse con la incorporación de Humberto Cervera, a quien conocieron en el evento organizado por Pixelatl y quien confiesa que “parte de mi rol ha llegado a ser darles manazos [porque] de repente quieren hacer esfuerzos que van más allá de lo que el proyecto necesita para este momento en el tiempo”, como era el caso del plan de producción, la corrida financiera o el desarrollo de un episodio piloto. ¿La razón? “Si se me desgastan ahorita luego ya no va a jalar esto”.

Fue así como comenzó el perfeccionamiento de la biblia y la liberación de tareas. Sallas asegura que ésta ha sido una de las mayores lecciones en su recorrido, pues “estas personas no están esperando que les resuelvas todo. No están esperando que ya tengan los diseños finales, la hoja de expresiones… lo que quieren es ver es lo que quieres comunicar, qué es lo cómo estás visualizando y qué tan viable es el proyecto”. Navarrete asegura entre risas que vieron esto como “un rayo de luz de nuestro corazón, porque estábamos muy estresados tratando de resolver cosas que no tocaban en ese momento”.

No sólo eso, sino que los creativos aprendieron que son los procesos más normales dentro de la industria, ya que cada cadena o estudio adapta los distintos elementos gráficos, técnicos y económicos a sus necesidades. Presentar información adicional sin siquiera estar seguros puede tornarse contraproducente, aunque tampoco está de más estar ligeramente familiarizados con los conceptos más básicos de producción o finanzas en caso de darse una reunión más informal. Porque el pitch no se limita a las oficinas y los auditorios, sino que se extiende a las actividades complementarias como comidas o fiestas donde equipos y ejecutivos conversan más relajadamente sobre los proyectos y las áreas de oportunidad de los mismos. Así lo asegura Sallas al confesar que “muchas veces el networking se hace después de las juntas, en los cafés o en los bares donde la gente se junta y terminamos súper noche”.

Al final, un buen pitch puede ser decisivo para la adquisición de un título. Pero si esto no sucede, para nada debe ser visto como un fracaso. “A veces simplemente no es el tiempo de ese proyecto”, considera Navarrete, “y muchas veces no tiene que ver si es bueno o malo, simplemente que no es lo que se está buscando en ese momento”. Esto no significa que las puertas se hayan cerrado para siempre, sino que el concepto debe ser trabajado otro poco o simplemente debe esperar otras oportunidades. También está la posibilidad de que aparezcan otros caminos, pues más de un pitch fallido, pero bien realizado a resultado en incorporaciones a grandes proyectos de las principales cadenas.

La clave está en nunca rendirse, pues como considera Sallas “el año pasado estábamos pensando que habíamos entrado al bootcamp y que eso ya había cumplido el objetivo. Ha sido como una cosa muy rara, un año muy raro, pero súper padre; ha sido alegría tras alegría. El proyecto ha sido un medio por el cual hemos ganado mucha confianza en nosotros mismos y en nuestro trabajo. Nos ha abierto las puertas para poder crear más historias”.