En una existencia que se torna cada vez más compleja, hay historias cuya mayor cualidad es hacernos ver que todavía existe la humanidad en el mundo. Tal es el caso de ¡Yo te adopto!, serie antológica ideada por Rosario Carlino que demuestra que “adopta, no compres” es más que una frase vacía. Son tres palabras que pueden cambiar la vida: la de los animales, pero también las de las personas involucradas en la decisión.

El objetivo se logra, además, de un modo sumamente orgánico. Con episodios breves que no exceden los cinco minutos de duración y que aprovechan las bases del documental para dar las más inocentes y ocurrentes confesiones de niños que describen cómo fue que sus respectivas mascotas llegaron a sus vidas y cómo son las existencias de ambos desde la unión. Esto sin caer nunca en el dramatismo, sino exaltando siempre lo positivo.

Aunque ¡Yo te adopto! está construido sobre el realismo, cuenta también con dos capas fantásticas que dan un toque mágico al show. La primera es deliberada, pues los episodios cierran con una narración que imagina la versión de la historia desde la perspectiva animal. La segunda nace de la imaginación de los entrevistados, concretamente de los más pequeños, al momento de hablar sobre sus juegos o de tratar de explicar las acciones de sus mascotas.

Tampoco nos olvidemos de la originalidad desde su convocatoria inicial. Casi todas las obras de este tipo se decantan por los perros y los gatos. Comprensible por su popularidad, pero arriesgado porque hacen a un lado al resto de los animales. No es el caso de esta coproducción entre Argentina, Chile y Colombia, que abre sus puertas a otros seres para hacer énfasis las más diversas familias interespecie. Algo que no sólo deja una importante lección de empatía, sino que también es un importante reflejo cultural de muchos países del bloque.

El encanto de la serie se extiende todavía más gracias a sus valores técnicos y artísticos. Una exquisita animación cutout que es fortalecida con 2D, y que sobresale todavía más con un diseño de personajes que remite al modo de dibujar de los niños. Características que la hacen sumamente atractiva para las audiencias más pequeñas, pero que también contribuyen a que el público adulto vuelva a sentirse como un niño por al menos unos minutos.

¡Yo te adopto!, como muchos otros títulos de carácter familiar, es una obra cuya inocencia narrativa y estética puede hacer creer que su realización fue sencilla. Nada más equivocado, pues como toda producción animada, ha sido meticulosamente trabajada para alcanzar los resultados deseados. Unos que además, son excelsos, pues además de enamorar con cada una de sus historias, sacan a relucir la importancia de la adopción para animales y humanos por igual. De un modo tan entrañable y honesto, que estamos convencidos de que convencerá a más de una familia de tomar esta vía para su próximo mejor amigo.