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Crítica: Pobre diablo

Su valía va más allá del hecho de ser la primera animación original producida por HBO.

21 de febrero de 2023
Por Luis Miguel Cruz
Crítica: Pobre diablo
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En la teoría, Pobre diablo tiene pase directo a la historia como la primera serie de animación española producida por HBO. Esto está bien, pues es un esfuerzo imprescindible para acortar años de rezago de nuestras industrias con el respaldo de una de las cadenas más importantes en el mundo. Sin embargo, el visionado de la serie deja claro lo injusto que es reducir su mérito a su simple existencia. Más aún cuando recordamos que la animación para adultos de la que se habla con tanta novedad nació en los albores de este arte y que su nueva ola comenzó hace ya tres décadas en los 90. La auténtica valía del show radica en sus bases más profundas.

La historia nos introduce con Stan, un joven como muchos otros cuyos sueños de vida no coinciden del todo con los de su padre, quien tiene sus propios planes para el muchacho. Pequeño inconveniente, esto no radican en el estudio de una profesión en particular ni que tome el mando de una empresa, sino en el Apocalipsis. Y es que el progenitor es el demonio y su chico el Anticristo, quien está a un mes de cumplir la mayoría de edad demoniaca de 666 meses y con ello de sellar su destino conforme a lo establecido por una vieja profecía.

Esta premisa debería ser suficiente para exaltar la más que comprobada originalidad de los creadores del show, Miguel Esteban, Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes, quienes toman una idea que ha sido abordada en infinidad de ocasiones y la dotan de un aire fresco, novedoso y sobre todo hilarante. Porque esta modestísima sinopsis es suficiente para dar una idea de lo que veremos, pero no prepara para las risas que experimentaremos.

Pobre diablo es contenido valiente del que cada vez parece haber menos. En una era regida por la corrección política, en la que tantísimos títulos de animación para adultos se decantan por la mera ironía o la autocensura para evitar la cancelación, la serie española se va por el camino de la irreverencia pura y dura. Nadie está a salvo, pues la crítica inicia con los más agudos reflejos de las más diversas profesiones empezando por los incontables aspirantes a actores y se extiende hasta los estereotipos de género que prevalecen en pleno siglo XXI. Esto sin perder la oportunidad de mofarse de numerosas personalidades, ya sea con cameos o con simples menciones. La presunta osadía no es gratuita, sino que enfatiza el absurdo funcionamiento del mundo en que vivimos.

Y es que Stan no está muy convencido de que destruir a la humanidad sea lo más adecuado. Menos aun cuando hay tantas cosas por las que vale la pena preservarla. Porque el protagonista de esta historia es inocente, pero sobre todo es bueno y es por esto que no termina de entender cómo funcionan las cosas. Sin embargo, ni el noble demonio puede evitar sorprenderse ante la cantidad de incongruencias que van surgiendo en su camino. ¿Será que no hay esperanza?

La presión social aumenta porque el muchacho tampoco encaja del todo. Ni en el nuevo mundo que se abre ante sus pies ni en su círculo más cercano, ya que ambos parecen empeñados en llevarlo por la ruta de la oscuridad. Los primeros con su banalidad, los segundos con la insistencia sobre el deber. En este último caso destacan las imposiciones de Satán, pero sobre todo las del gato Mefisto, la diabla Samael y su exnovio Sutur, quienes acaparan los reflectores cada que intentan demostrarle que todo está perdido. No está de más decir que su mensaje se ve favorecido por darse en Nueva York, sede oficial del fin del mundo.

Esto último también es fundamental en muchos sentidos y demuestra que todo lo hecho por el equipo creativo ha sido meticulosamente planeado. La elección de la gran manzana saca a relucir lo extraño que es el hecho de que la gran mayoría de las grandes historias de desarrollen en la ciudad estadounidense, al tiempo que favorece una amplísima gama de referencias que van de la comedia romántica al terror, pero también de lo cinematográfico a lo pagano. A veces incluso van de la mano entre sí, como sucede con el místico The Dakota que ocupa un lugar importante en algunos momentos de la trama y que aunado a otros elementos convierte a Pobre Diablo en una especie de secuela a modo de mofa de Rosemary’s Baby.

En el marco empresarial, la urbe de hierro permite que el show adquiera un carácter más universal para las audiencias internacionales. Un esfuerzo que se extiende hacia un diseño claramente inspirado en títulos estadounidenses entre los que sobresale Family Guy y The Cleveland Show. Porque repetimos, nada es casualidad.

A estas alturas de la crítica, estaría de más decir que no será del gusto de todos. Esto poco importa, pues aquellos que disfrutan con este tipo de shows muy probablemente la adorarán. Ya lo decíamos al inicio, Pobre diablo es la primera serie de animación española producida por HBO, pero esto pasa a segundo término cuando nos damos cuenta de que en realidad nos encontramos ante una estupenda serie de animación.

Ficha técnica

  • Título Pobre diablo
  • Creación Miguel Esteban, Ernesto Sevilla, Joaquín Reyes
  • Año 2023
  • País España
  • Técnica 2D
  • Voces Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla, Laura Post
  • Disponible en HBO Max