La comedia es un género complejo: mal trabajada puede resultar desastrosa, pero cuando es bien elaborada puede ofrecer las más importantes reflexiones sobre la naturaleza humana. Es por esto que muchos de los grandes maestros del audiovisual vienen de este terreno. Enlistar a Alex Rey entre ellos sería precipitado, pero lo que no se puede negar es que el director español exhibe una profunda comprensión de este legado en la realización de Phonorama.

El cortometraje nos introduce con un hombre que yace con la pierna rota en su silla de ruedas y cuya tranquilidad es usurpada por una llamada promocional que termina llevando su existencia al caos. Es evidente que el proyecto debe mucho a referentes de la comedia contemporánea como Mike Judge (Beavis and Butt-Head), Trey Parker y Matt Stone (South Park), y Raphael Bob-Waksberg (BoJack Horseman). Esto puede apreciarse a distintos niveles entre los que sobresalen el estético y el narrativo, con un humor adulto que se apoya en el absurdo y el irreverente.

Esto ya es desafiante por sí sólo, pues hablamos de sujetos que han redefinido el género en los últimos 30 años. Pero el creativo no se conforma e incorpora elementos de los grandes clásicos: la excentricidad de Groucho Marx, los enredos de George Cukor y los disparatados diálogos de Woody Allen. Como cereza en el pastel, los complementa con un meme viviente del cine contemporáneo cuya identidad no será revelada para no arruinar la sorpresa.

De nueva cuenta, esto exige una enorme destreza, ya que implica combinar estilos completamente distintos de un modo orgánico. Algo que logra sin ningún problema, arrancando además numerosas risas en el camino. Esto, sin perder de vista su mensaje: un desquiciado reflejo del consumismo que rige a la sociedad, que se evidencia en el desarrollo del personaje central, pero también en las peculiares vueltas de tuerca de la trama.

El creativo también demuestra una amplia cultura cinematográfica que trasciende más allá de la comedia. De hecho, Phonorama es un elegante y alocado coctel de referencias cinematográficas. Desde sus primeros instantes, los amantes del cine disfrutarán con todo tipo de alusiones a los grandes clásicos. Los más sencillos son los afiches, los más sutiles vienen del contexto neoyorquino, el más directo es el hitchcockiano con un protagonista que remite al inolvidable LB Jefferies (James Stewart) en Rear Window.

Aunque esto implica un corto clasicista en muchos sentidos, no tiene ningún problema en su traslación al contemporáneo. Los primeros pasos se dan con sutileza, valiéndose de sucesos tan tenues que casi pueden pasar desapercibidos hasta que van cobrando sentido con el paso de los minutos y finalmente se disparan con un gran salto a la cultura pop. De nuevo, lo mejor es que cada uno lo descubra por sí mismo, pero sólo diremos que lo visto en pantalla va en consonancia con dos de las grandes franquicias de nuestro tiempo y que está relacionado con uno de los actores más populares en la actualidad.

Todos estos méritos adquieren mayor valor cuando consideramos que Alex Rey fue responsable de todas las áreas de la producción, entre las que sobresalen la dirección, guion, diseño, animación y voces. Destaca esta última porque demuestra la vena cómica del realizador, quien ejecuta brillantemente una conversación que pasa de lo cotidiano a lo extraordinario y finalmente a un fantástico absurdo sin perder la chispa ni caer en la monotonía. Todo un one-man army de la animación.

Phonorama es una oda a la comedia de todos los tiempos, un alocado recorrido por la historia del cine y una combinación imposible que funciona gracias a la profunda sapiencia cinematográfica exhibida por Rey. Es también una estupenda carta de presentación, pues con tantas cadenas interesadas en la comedia animada adulta e irreverente, uno no puede sino esperar que alguna de ellas centre su atención en las cualidades de este cineasta.