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Crítica: Pasajero

Juan Pablo Zaramella hace que lo difícil parezca sencillo con un corto que se apoya en la bidimensionalidad del papel para profundizar en la compleja dualidad entre individuo y sociedad.

18 de agosto de 2022
Por Viridiana Torres
Crítica: Pasajero
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No es casualidad que el tren haya sido fuente de inspiración de incontables historias a través del tiempo. Se trata de un espacio reducido en el que las personas coinciden, en ocasiones por varias horas o incluso días, cruzándose varias veces en el camino y con al menos un punto en común: todas viajan en la misma dirección. Juan Pablo Zaramella demuestra con Pasajero que es muy consciente de estas y muchas otras propiedades simbólicas de este medio de transporte, y las aprovecha para la creación de un corto exquisito que aprovecha el humor para brindar profundas reflexiones en torno a la naturaleza humana.

Es la historia de, tal y como el título adelanta, un pasajero cuyo viaje en tren es la puerta de entrada en un microcosmos. La existencia inicial es aislada y el disfrute es máximo, pero todo se diluye conforme la población aumenta con cada parada. Las emociones se manifiestan a flor de piel y la existencia del personaje se va complicando cada vez más, ¿o quizá deberíamos decir simplificando? Es así como el director argentino arroja el primero de muchos dilemas del enfrentamiento entre el sujeto y la sociedad.

Es difícil decir si el personaje central es victimario o víctima. Las primeras sensaciones son que se manifiesta con extrema dureza ante el resto de la gente, que aborda con marcada insistencia a una pasajera por la que siente atracción, que nunca realiza ningún verdadero esfuerzo por pertenecer y que incluso muestra síntomas de intolerancia hacia los demás. Pero conforme pasan los minutos, uno no puede sino preguntarse si la hostilidad del pasajero no es sino un grito desesperado por la inminente pérdida de su individualidad inicial, interrumpida abruptamente con la entrada de su primer compañero y que luego es devorada por una masa virtualmente uniforme que lo consume todo.

El realizador logra de diversas maneras que estas profundas reflexiones parezcan sencillas. La primera y más evidente de ellas es el uso del humor como piedra angular de la historia, no sólo con una narrativa de base cómica, sino con un chiste que funciona como MacGuffin para acentuar el punto definitivo entre el individuo alienado y la comunidad masificada. Uno que intenta disfrutar, pero que no logra abrazar del todo, lo que invariablemente le condena a un estado de soledad colectiva.

A esto se suma la amigable apariencia física de sus personajes, que concebidos con algo tan simple como el papel –imposible no disfrutar el detrás de cámaras incluido en los créditos–, generan una conexión inmediata con el espectador. La naturaleza del material también contribuye a reforzar los mensajes simbólicos del cortometraje al facilitar el reflejo de una población que es tan idéntica en algunos aspectos, pero tan distinta en otros. Una hermosa ironía que la bidimensionalidad pueda generar personajes tan profundos. Finalmente, es el medio perfecto para que Zaramella vuelve a demostrar su enorme destreza en el stop motion y las razones por las que se ha ganado con creces el derecho a ser considerado un referente de la técnica.

Es, además, el punto de acceso de un trabajo visualmente que raya muy cerca de la perfección. La construcción es tan meticulosa que se requieren, como mínimo, dos visionados para disfrutar de la obra en todo su esplendor: el primero es para la narrativa, el segundo para la técnica con un diseño inolvidable en personajes y producción. Tan amable que por momentos parece sencillo, cuando realmente estamos ante uno de los trabajos más complejos de los últimos años.

Todo esto, además, complementado por otras estupendas decisiones como la ininteligibilidad de los diálogos que dotan a la obra de un carácter universal, y un final sorprendente que deja una última y muy irónica reflexión. Elementos que en conjunto hacen de Pasajero uno de los cortos más sobresalientes de su tiempo y sobre todo un exquisito viaje al interior del complicado y cada vez más difuminado rol del individuo dentro de la sociedad.

Ficha técnica

  • Título Pasajero
  • Director Juan Pablo Zaramella (Y Paf!)
  • Año 2022
  • País Argentina
  • Técnica Stop motion