Crítica: Llovía
Un potente llamado a la autoaceptación y una prueba irrefutable más del joven talento que impera en nuestras industrias.
26 de enero de 2023Por Viridiana Torres
Uno de los primeros elementos que sale a relucir en Llovía es el choque de opuestos. Una paleta que inicia con apenas dos colores que no se difuminan entre sí, uno de los cuales es frío, rayando en lo gélido, y que nada tiene que ver con el calor padecido por el chico visto en pantalla que no para de sudar. Una especie de lluvia interior cuyo desbordamiento por los poros cobra fuerza y sentido cuando el muchacho ingresa en su casa, donde su padre canta repetidamente “era una noche tormentosa, afuera llovía y adentro también llovía”.
No pasa mucho tiempo para que estas diferencias presuntamente irreconciliables se disparen. De nueva cuenta desde el color, con el mismo azul visto anteriormente y que va perdiendo terreno ante un rojo que se vuelve más dominante. Una exaltación de la lucha interna que va en aumento en el personaje central y que eventualmente termina por estallar. No desde un suceso abrupto ni violento, sino con uno más bien emotivo: un tierno beso que el muchacho da a la espalda desnuda de su padre que yace dormido frente a él. Una simple muestra de amor que abre el camino a una serie de sensaciones confusas que deambulan más cerca del instinto que de la civilización.
La premisa básica de Llovía, el despertar sexual, es primaria. Pero si logra desprenderse de lo visto en otras producciones para alcanzar un carácter único es gracias a la destreza que el director y guionista Ignacio Lillini manifiesta sobre el arte de lo simbólico. Una cualidad que se aprecia en lo ya descrito, pero que también pueden palparse en muchos otros elementos como las miradas y las hormigas.
Una de las imágenes dominantes en el corto es el ojo. Su presencia es recurrente, aunque inusual, al darse hasta en los lugares más improbables como pueden ser los árboles o en el torso como sustitución de los pezones. También van de lo sutil, con figuras ocultas, a lo evidente, con el movimiento propio del parpadeo. Finalmente, su pupila contrasta con los ojos en blanco exhibidos por los personajes. Una exaltación de las miradas acusadoras que imperan en el mundo y que impiden vivir en plena libertad.
Para representar esto último, nada como el insecto mencionado, cuya una hilera perfecta es interrumpida por el encierro en un círculo dibujado en el piso. Una sociedad homogeneizada amenazada por una búsqueda de identidad que no termina de darse por las prisiones imaginarias que rodean a cada individuo. No sorprende que la imaginación del chico convierta al inocente bichito en una suerte de monstruo luchando por su liberación.
Esta combinación hace de Llovía un potente llamado a la búsqueda de autoaceptación. Uno muy importante, ya que su elegante y sutil escalada en las tensiones no sólo se gana la atención, sino que propicia la identificación. Es también una obra de alta calidad y cuyas cualidades aumentan con cada visionado que invariablemente deja nuevas reflexiones en torno a sus numerosos detalles técnicos, narrativos y simbólicos. La de Ignacio Lillini es, sobre todo, una prueba irrefutable más del joven talento que impera en Argentina y en toda Iberoamérica, y que invariablemente invita a pensar en un futuro prometedor para una industria que da pasos cada vez más sólidos en nuestra región.
Ficha técnica
- Título Llovía
- Dirección Ignacio Lillini (ópera prima)
- Año 2021
- País Argentina
- Técnica 2D
- Voces N/A
- Disponible en N/A