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Críticas

Crítica: Buffalo Kids

La película nos traslada al oeste para plasmar con honestidad y humanidad las adversidades que enfrentan las personas con discapacidad en su vida diaria.

15 de agosto de 2024
Por Luis Miguel Cruz
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Core Animation tuvo un debut de ensueño con Momias, que no tardó en convertirse en una de las películas animadas más exitosas del 2023. Sólo un año después, el joven estudio español está de vuelta con la firme intención de alcanzar la consolidación. Para alcanzar el objetivo no se decanta por la replicación de fórmulas, sino por una propuesta completamente diferente como Buffalo Kids.

El largometraje dirigido por Pedro Solís García y Juan Jesús García Galocha ‘Galo’ sigue la historia de Tom y Mary, dos hermanos irlandeses que viajan a Nueva York para encontrarse con su tío. La cita no se concreta y los chicos deciden abordar un tren para partir rumbo a California en su búsqueda. Es así como conocerán a Nick, un pequeño con parálisis cerebral y quien forma parte de un grupo de huérfanos que son llevados con sus nuevas familias por todo lo ancho de la unión americana. No pasa mucho para que la tercia forme un lazo especial, el cual se torna determinante cuando los pequeños pierden el tren para dar inicio a un viaje lleno de riesgos por el oeste americano.

Una de las mayores cualidades de Buffalo Kids es la triple lectura que permite, siendo todas igual de importantes. La primera y más básica es un western de tintes revisionistas con tres niños que se alzan como los héroes improbables de una peligrosa aventura. La mayor anomalía procede de Nick, pues su padecimiento supone una adversidad mayor en un terreno de naturaleza tan hostil, lo que invariablemente conecta con la segunda lectura.

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El filme plasma con gran honestidad y humanidad las adversidades que enfrentan las personas con discapacidad en su vida diaria. Si bien este caso puede parecer extremo por la naturaleza propia de los escenarios, el guion sí que deja ver la manera en que Nick es señalado continuamente por su condición: sucede con algunos niños que se alejan, con la pareja que se rehúsa a adoptarlo y con un grupo de forajidos que amenaza con deshacerse de él al considerar que no sirve de nada para sus planes. Un duro reflejo de una sociedad que no termina de aceptar plenamente a quienes considera diferentes. La producción, sin embargo, también plasma la otra cara de la moneda con Mary, cuya curiosidad motiva su acercamiento, pero también con otros personajes que son capaces de ver más allá de las limitantes físicas para centrarse en el valor interno del chico. Un mensaje muy importante para una película de naturaleza familiar y que invita a erradicar cualquier tipo de prejuicio con las personas que sufren estos u otros trastornos.

Los esfuerzos por promover la empatía no se quedan aquí, sino que se extienden con la representación de un pueblo cheyene que saca a relucir su bondad en cada oportunidad. Estas muestras de nobleza resaltan todavía más ante recelo de los autodenominados ‘hombres civilizados’. Crudos reflejos del mundo en que vivimos y que invitan a reflexionar sobre la discriminación padecida por tantas personas sólo por su nacionalidad, sus costumbres o su color de piel.

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La tercera y quizá más compleja de las lecturas sea la que implica al director Pedro Solís García, quien concibe una obra profundamente personal en la que comparte la interacción entre sus hijos. Ya lo hizo en 2014 con Cuerdas, cuya entrañable representación del amor entre sus hijos rompió el Record Guinness al cortometraje más premiado de su tiempo y más importante aún, le ascendió como una de las obras más queridas por el público. El cineasta adelantó en su momento que Buffalo Kids debe mucho a este título, lo que puede evidenciarse en que muchos de sus momentos más memorables son adaptados y replicados en el largometraje, pero también en el hecho de que las condiciones son distintas a una década de distancia ya que Nico, hijo del realizador que inspira al personaje de Nick, falleció en el 2021.

Antes que un western, Buffalo Kids es un homenaje al pequeño así como una forma de garantizar su supervivencia a través del poder de la animación. El realizador concibe una obra netamente chauceriana, sólo que en vez de exaltar los rasgos negativos de sus personajes centrales, se decanta por los positivos, lo que exalta los valores de sus hijos y perpetúa el gran amor mutuo que se profesaron durante su infancia. Pasa así de lo personal a lo colectivo, dirigiéndose a las familias que de un modo u otro han atravesado por situaciones similares, así como una invitación a abrazar lo positivo incluso en los momentos de mayor adversidad.

En los aspectos técnicos y artísticos, la producción ejecuta una labor tan destacada como en Momias, quizá más incluso si consideramos que la trama implicó más retos con la presencia de elementos como el fuego y el polvo. Las texturas de la piel y las prendas también son un elemento importante a destacar, especialmente por el deterioro que permiten ver conforme nuestros protagonistas avanzan en su viaje. Las secuencias de acción, por su parte, son complejas y aunque algunas lucen ligeramente lentas por momentos, no entorpecen el resultado final.

Con dos largometrajes en su haber, aún es pronto para decir que Core Animation ha alcanzado la consolidación absoluta. Lo visto en Buffalo Kids, sin embargo, deja ver que ésta llegará más pronto que tarde, con el estudio manteniendo su paso firme para convertirse en uno de los gigantes animados del bloque.

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Ficha técnica

  • Título Buffalo Kids
  • Dirección Pedro Solís García, Juan Jesús García Galocha
  • Año 2024
  • País España
  • Técnica 3D
  • Voces Mia Pérez Ullod, Jaume Solà, Javier Cassi Gimeno