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Críticas

Crítica: Black is Beltza

Un foco de resistencia y una película necesaria para el mundo en que vivimos.

15 de septiembre de 2022
Por Viridiana Torres
Crítica: Black is Beltza
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La animación ha sido estampada con numerosas etiquetas a través del tiempo, pero nos hemos empeñado en usar tan pocas, que a veces se nos olvida que como todo arte, puede catalogarse como un foco de resistencia. Basta con echar un vistazo a la historia de la técnica para así comprobarlo, con historias que no se limitan a la documentación de las injusticias, sino que alzan la voz contra ellas. Pocas películas lo ejemplifican con tanta destreza como Black is Beltza, que se apoya en los turbulentos 60 para una de las ficciones históricas más fascinantes de los últimos años.

La trama inicia con el que debiera ser uno de los momentos más gloriosos para la cultura española, el cual se vio distorsionado hasta convertirse en uno de los más infames. Corría el año de 1965 cuando la comparsa de gigantes de Pamplona recorrió la 5ª avenida neoyorquina, en una fiesta que se vio opacada por el racismo local luego de que los personajes negros no fueran autorizados a realizar el trayecto por su color de piel. Es así como conocemos a Manex Unanue, uno de los mozos encargados de los gigantes afectados y cuya inconformidad le adentra en una lucha de la que no hay vuelta atrás.

El punto de partida ya es sumamente atractivo por sí solo, pero en vez de convertirlo en el eje central de las acciones, el director Fermín Muguruza lo aprovecha para iniciar el desarrollo de un mensaje crudo y duro: vivimos en un mundo hostil donde la violencia se manifiesta de muchas maneras.

Una aseveración de este tipo nunca es sencilla. Manex lo descubrirá de la peor manera en un recorrido por un camino profundamente engañoso. Se arranca desde la presunta simpleza, con conflictos que todos hemos escuchado y creemos conocer, pero con los que no estamos completamente familiarizados. Racismo, Guerra Fría, operaciones secretas…

El personaje no lo entiende del todo hasta que se encara con cada uno de ellos, lo que resulta en una ruta que se torna cada vez más compleja. Tanto, que implica países tan variados como Argelia, Canadá, Cuba, España, Estados Unidos y México; personalidades como Ernesto “Che” Guevara y Germán Valdez “Tin Tán” y organizaciones de impacto global como la CIA o las Panteras Negras. Un viaje que desemboca en un auténtico inframundo y en una dura lección: los tiempos cambian, la naturaleza humana no.

Uno de los mayores aciertos de Black is Beltza es la manera en que voltea al pasado para mirar al presente. Como ejemplo la lucha racial que se manifiesta desde el título, con la exploración de la subcultura afroamericana de los 60, tan acostumbrada al rechazo que pocas veces reflexiona sobre cómo la delgada línea que divide la discriminación de la violencia. Algo que se logra con una trama que combina figuras como Martin Luther King Jr., Malcolm X y Mohammed Ali, reinterpretaciones ilustradas de movimientos icónicos y brutales secuencias que muestran el odio del Ku Klux Klan.

Temas que, tristemente, se mantienen vigentes a casi medio siglo de distancia. Como prueba el contexto en que estrena la película, pues no es casualidad que llegara sólo unos meses después de las manifestaciones racistas que tuvieron lugar en Charlottetown en 2017. Una construcción que además obliga a cuestionar nuestro futuro y a preguntarnos si hay esperanza para una humanidad tan obsesionada con las diferencias que es incapaz de vislumbrar los lazos que nos unen.

Una historia de este tipo no podía ser concebida desde las técnicas convencionales. Si bien Muguruza emula de lleno la estética de la novela gráfica original que fuera escrita por él mismo en colaboración con Harkaitz Cano y con ilustraciones de Dr. Alderete, el salto a la animación requiere la toma de nuevas decisiones. En este caso, el director se inspira de lleno en las producciones animadas de los 60 que tendían a usar menos cuadros para crear la ilusión de movimiento. Un golpe bajo al sistema si consideramos que algunas de las más famosas fueron creadas precisamente en los Estados Unidos.

Irónicamente, la mayor debilidad del filme se deriva de su principal fortaleza. El telón de fondo es tan elaborado que la película corre el riesgo de tornarse confusa. La producción es consciente y para solucionarlo, se decanta por amplias explicaciones en cada escala, un apoyo importante pero que por momentos resulta en una cinta demasiado didáctica, lo que repercute de lleno en la escalada de las acciones.

Una falla perdonable ante las múltiples virtudes que caracterizan a Black is Beltza, una película profundamente necesaria para el mundo en que vivimos, y que deja muy en claro que en lo bueno y en lo malo, la realidad siempre supera a la ficción.

Ficha técnica

  • Título Black is Beltza
  • Director Fermín Muguruza (Nola?)
  • Año 2018
  • País España
  • Técnica 2D
  • Voces originales Unax Ugalde, Isaach De Bankolé, Sergi López
  • Disponible en Netflix