Crítica: Acorda, Carlo!
La nueva serie animada de Copa Studio sobresale por su jovialidad, pero también por tratarse de una obra crítica que invita a reflexionar sobre muchos aspectos de nuestras vidas.
7 de julio de 2023Por Viridiana Torres
Si Copa Studio se ha posicionado entre los principales referentes de la animación iberoamericana no es sólo por su capacidad para hacernos reír. Más bien por la forma en que ha ejecutado este cometido: con historias alocadas e hilarantes, pero que abordan diversas inquietudes para generar reflexiones sobre el mundo en el que vivimos. Pasó con Trombra Trem, después con Irmão do Jorel, y ahora el esfuerzo se retoma, e incluso se magnifica con su nueva serie Acorda, Carlo!.
El show es sobre un niño que habita en un mundo de diversión junto con otros pequeños. Su única preocupación es tratar de ganar en los disparatados juegos en los que participan y disfrutar de las galletas rellenas de guayaba que tanto le apasionan. Todo cambia cuando el grupo juega al escondite y el pequeño en cuestión no es encontrado por haberse ocultado en un territorio prohibido, razón por la cual termina durmiendo durante varias décadas hasta que un día es hallado y despertado en una actualidad muy diferente. Una donde todos sus conocidos son adultos y de un modo u otro se han alienado, en buena parte porque viven bajo un régimen empeñado en suprimir el recuerdo y obsesionado con controlar hasta la forma en que la población se divierte.
Resulta muy fácil dejarse seducir por la más reciente creación de Juliano Enrico (Irmão do Jorel), que además pasa a la historia como la primera colaboración entre el estudio brasileño y Netflix. Una producción alegre en lo narrativo y lo técnico, dotada de un hermoso colorido y protagonizada por excéntricos personajes. Una oda al cartoon que garantiza una sonrisa de oreja a oreja del primer al último minuto. Pero ésta es sólo una de muchas capas de una obra brillante y valiente en su concepción.
Acorda, Carlo! es una crítica directa a esa adultez que confunde el ser maduro con ser aburrido, por no decir muerto por dentro. Alguien que sacrifica su identidad sólo para encajar en los estereotipos impuestos por una comunidad que piensa que alcanzar cierta edad va ligado con la pérdida de la jovialidad. No por nada las acciones se desarrollan en un territorio llamado Zona de Comfort. Esto se observa en Alberto, un monstruo que alguna vez fue el disparatado mejor amigo del personaje titular, pero que se ha convertido en una triste sombra de lo que era. Su verdadera esencia resurge de manera caótica por la frustración en la que habita y sólo empieza a relucir tras el reencuentro con su antiguo compañero de aventuras.
También es una serie profundamente social. Esto se aprecia en diferentes aspectos como la enajenación de la gente con sus teléfonos móviles, la representación de distintos segmentos de la comunidad, como se aprecia desde el primer episodio con bandas que aluden a las favelas y la sátira a Mad Max, el desdén de algunas personas hacia los trabajadores de servicios primarios y la mofa directa a una burocracia inoperante.
Es también una obra que cuestiona, sobre todo desde el rey Blaus, antagonista principal de la serie y un personaje más complejo de lo que puede parecer. Abajo de su excéntrica personalidad hay un mandatario que ejerce un dominio absoluto sustentado en la manipulación para la toma de decisiones del pueblo; su título de rey y su consejo sugieren un gobierno de carácter dictatorial; la apariencia sensorial de sus allegados, un ojo (los medios), una nariz (el sistema jurídico), una mandíbula (las élites), una mano (el sector empresarial y financiero) y un puño (la milicia) invitan a pensar en un Gran Hermano total que vigila a los súbditos de todas las formas posibles; su fortísima presencia en redes y en numerosos elementos decorativos de la urbe muestran a un sujeto obsesionado consigo mismo y que invariablemente considera un peligro a todo aquel que pueda robarle un atisbo de atención. Finalmente, es alguien tan empeñado con el control, que no sólo atenta contra la actualidad del pueblo, sino también contra el pasado con un programa que pretende suprimir cualquier recuerdo de una vida mejor y dejar todo en el olvido. Una dura crítica a todos los políticos que han alcanzado el poder bajo la premisa romana de panem et circenses (pan y circo), pero que parece centrar su atención en el expresidente brasileño Jair Bolsonaro. Una decisión valiente si consideramos que la producción de la serie comenzó antes de que el político perdiera las más recientes elecciones.
La construcción del gobernante resalta aún más con la llegada de Carlo. El pequeño protagonista refleja el destape simbólico de una cápsula del tiempo cuya eterna alegría amenaza con derribar los cimientos de un gobierno malsano. Los creadores no dudan en manifestar otra fuerte crítica al momento en que el rey Blaus encarga su desaparición por ser una especie peligrosa conocida como «niño artista». Sin duda Acorda, Carlo! es una poderosa representación de cómo la tiranía puede ser enfrentada por los valores más primarios de la animación, el arte y la cultura.
Acorda, Carlo! es diversión en estado puro, pero es también una serie que invita a pensar en nuestra realidad individual y colectiva. Una nueva joya de Copa Studio y una producción imprescindible que se merece toda nuestra atención… y nuestras risas.
Ficha técnica
- Título Acorda, Carlo!
- Creación Juliano Enrico (Irmão do Jorel)
- Año 2023
- País Brasil
- Técnica 2D
- Voces Gustavo Pereira, Andrei Duarte, Julia Cartier Bresson
- Disponible en Netflix