Pixelatl 2021: Jorge Gutiérrez, Sandra Equihua y el fantástico mundo de Maya and the Three
La dupla creativa aprovecha a su princesa guerrera para exaltar la importancia de la unión entre pueblos.
13 de septiembre de 2021Por Luis Miguel Cruz
Si Jorge R. Gutiérrez y Sandra Equihua han ascendido entre los grandes exponentes de la animación contemporánea no ha sido sólo por su enorme talento, sino porque han descifrado la manera de trasladar la riqueza de la cultura latinoamericana a cada uno de sus proyectos. Una característica que ha marcado una importante diferenciación en comparación con otras duplas creativas y que ha resultado en algunos de los personajes más fascinantes de los últimos tiempos.
Una lista que inicia con Manny Rivera, un chico mexicoestadounidense que al girar la hebilla de su cinturón místico se convierte en un guerrero felino dotado de increíbles habilidades que responde al nombre de El Tigre. Le sigue Manolo Sánchez de The Book of Life (2014), un noble torero y guitarrista que abraza a la muerte tras la presunta pérdida de su amada, ignorante de que su deceso no es más que el trágico resultado de una vieja apuesta entre deidades.
Y para terminar Maya, una joven princesa prehispánica que deberá emprender un peligroso viaje para cumplir una antigua profecía para salvar a la humanidad de los vengativos dioses. La noble guerrera es además la gran protagonista de Maya and the Three, nueva miniserie animada de Netflix y que figura entre los títulos más anticipados del sistema de streaming. No es para menos…
Las raíces de Maya
Maya and the Three nace como un proyecto virtualmente imposible. Así lo aseguró el propio Gutiérrez durante su plática en Pixelatl, al decir que es un proyecto cuyo pitch no habría podido darse en ningún otro lugar.
De inicio por la naturaleza femenina de su protagonista. Y es que si bien es cierto que cada vez hay más proyectos de alto calibre protagonizados por mujeres, Maya implicaba una reinvención total del guerrero prehispánico exclusivamente masculino. Un reto que poco intimidó al creativo, quien insistió en la femineidad del personaje convencido de que “es hora de cambiar la forma en que hacemos las cosas”, así como por el deseo de “hacer una carta de amor a las mujeres de mi vida”: su madre, su hermana y la propia Equihua quien además de su eterna diseñadora de personajes, es su esposa.
El segundo reto fue la exploración de distintas culturas prehispánicas para honrar la pluralidad de toda la región, pero también para exaltar la necesidad de una unión entre pueblos. O como bien diría Gutiérrez, “la idea de que tenemos hermanos en toda Latinoamérica y nos tenemos que ayudar”. Equihua complementa al explicar que la miniserie “es como un estilo de buffet enorme con la esperanza de poder celebrar a todos”.
El objetivo se concretó con el viaje de la protagonista por distintos reinos fantásticos, pero fuertemente inspirados en el Caribe, Chichen Itzá y Machu Picchu. Todo esto además, sin descuidar otras civilizaciones, como los olmecas y los aztecas que entre otras cosas ayudaron a dar nombre al pueblo central del show: los tecas.
Y al centro de todos ellos Maya, cuyo nombre puede apelar directamente a la cultura del sudeste mexicano, cuando realmente es uno de los más populares del planeta al ser usado en África, Asia, Europa y obviamente América. A esto se suma un diseño físico con el que Equihua quiso enfatizar que “somos una cultura bien bonita” y que incluye los rasgos mesoamericanos más generales como tez morena, ojos almendrados, labios llenos y cabello oscuro. El caso de la vestimenta fue distinta al apuntar directamente a la mexicaneidad, con vivos en verde, blanco y rojo, así como una armadura emplumada que remite directamente a los guerreros mexica. “Ella es un águila”, explica el director. “La idea de México está en Maya”.
Y para terminar una trama tan compleja que resultaba imposible de narrar en una película, lo que exigió una miniserie con una duración de 270 minutos y con los más altos estándares de calidad dentro de la industria animada.
Una nueva visión
La muerte forma una parte fundamental de la cultura latinoamericana y muy especialmente de la mexicana, lo que puede apreciarse de lleno en la obra de Jorge R. Gutiérrez quien siempre le ha dedicado un lugar especial dentro de su obra. Más importante aún es que lo hace sin miedo, sino con un profundo respeto y una enorme alegría, siendo Maya and the Three una nueva exponente de esta tendencia.
Esto puede apreciarse en el viaje de la joven protagonista que conduce a un inframundo prehispánico caracterizado por la presencia de pirámides invertidas o al encuentro con deidades como Lady Micte, descrita por la diseñadora como “una diosa que es un balance de la muerte y la vida”. Y claro, las incontables calaveras, siempre presentes en la filmografía del realizador.
Más curioso aún fue que en esta ocasión la muerte fue también una motivación. Así lo reconoció el creativo al reconocer que el COVID_19 le permitió entenderla más de lleno, así como a valorar aún más la importancia de la vida. El impacto fue tal que incluso describió a la pandemia como “una nueva musa”.
Todas estas cualidades han convertido a Maya and the Three en uno de los shows animados más anticipados del año y en un nuevo pico para una dupla creativa que no se cansa de poner el nombre de México e Iberoamérica muy en alto.