Olharapo Filmes: La mirada que impulsa la animación iberoamericana
La animación iberoamericana encuentra nuevos ojos gracias a esta iniciativa de distribución hecha por artistas para artistas
12 de noviembre de 2025Por Luis Miguel Cruz
Olharapo. Criatura del folclore portugués, traviesa y curiosa, reconocible por su único ojo vigilante. Ese que hoy se posa sobre la animación iberoamericana, decidido a acompañarla y proyectarla al mundo. Así nace Olharapo Filmes, una distribuidora que mira —y hace mirar— el cine animado con una nueva perspectiva.
La iniciativa fue creada por O Covil, colectivo compuesto por Alexandra Allen, Bruno Caetano, Bruno Simões, Inês Peres Mesquita y Laura Conde, todos referentes de la industria lusa contemporánea, siendo esta una de las principales virtudes de la agrupación. Y es que el hecho de que los involucrados estén tan familiarizados con distintas áreas de la industria es precisamente lo que les permite conocer y atacar todo tipo de necesidades, siendo la distribución en festivales una de las más urgentes.
“Hay muchas cosas en la animación que sabemos que deben hacerse y nadie está haciendo”, exalta Inês Peres Mesquita, quien funge como presidenta de la agrupación. “Así que decidimos enfocarnos en estos asuntos que no están relacionados con la producción, pero que son una necesidad común para muchos productores; cosas que identificamos en nuestro panorama que no suceden y que quizá podamos rellenar el vacío”.
En esta primera etapa, su labor se centrará de lleno en los cortometrajes animados de todo el mundo. Una labor que podría marcar una revolución en nuestras industrias, que deben buena parte de su desarrollo a este formato.
El arte de la distribución
Podría pensarse que la distribución de cortometrajes es un proceso sencillo que solo consiste en enviar las obras al mayor número de eventos posibles. Esta estrategia, si es que se le puede llamar así, es engañosa, ya que impide el cumplimiento de objetivos bien estructurados que saquen a relucir las mayores virtudes de las obras. También resulta desgastante, al tratarse de un trabajo desordenado que casi siempre colapsa con el cumplimiento de otras responsabilidades. Aun así, numerosos artistas han caído en la práctica, unos por iniciativa propia, otros obligados por las circunstancias.
Así lo enfatiza Bruno Simões al señalar que buena parte de las compañías concentran sus esfuerzos en la acción real, lo que invariablemente reduce los espacios para la industria animada. “La distribución de muchas obras es mala porque la hacen los productores”, explica. “A nosotros nos ha pasado. Si teníamos tiempo, las mandábamos a festivales, pero si no teníamos, no iban”.
Por si esto no fuera suficiente, el colectivo coincide en que “la distribución animada tiene muchas peculiaridades”. Como ejemplo están las distintas condiciones de elegibilidad que implica un arte que tiende a moverse entre dos mundos: los festivales generalistas y los exclusivos de la técnica, cada uno de los cuales exige tratamientos distintos.

Olharapo Filmes afronta el reto con una estrategia muy clara desde los primeros acercamientos. Así nos lo explica Alexandra Allen, al detallar que “hacemos una lista específica para cada título. Lo analizamos y vemos cuáles son los mejores festivales para cada obra”. Esta aproximación es clave para sacar a relucir las mayores fortalezas de cada producción, potenciar sus posibilidades de selección en los distintos encuentros y apuntar a lo más alto rumbo a la temporada de premios.
Los primeros resultados ya saltan a la vista, con selecciones en todo tipo de eventos, incluidos algunos de los más prestigiosos del mundo. Entre ellos, encuentros iberoamericanos como Animayo, Cinanima, Chilemonos y Monstra, así como otros de distintas latitudes, como Animasyros, Animest o el Melbourne International Animation Festival, por nombrar algunos.
Todo esto, además, con un catálogo en expansión que irradia diversidad. Los primeros títulos representados destacan por la variedad de sus géneros, del fantástico al terror bélico; por la experiencia de sus cineastas, que abarca tanto nombres consolidados como talentos estudiantiles; por la técnica, que se despliega en 2D, 3D y stop motion; y por su público objetivo, con obras concebidas tanto para los más pequeños como para el público adulto. Pruebas irrefutables de que Olharapo Filmes cree fervientemente en la animación como una forma de arte en toda su amplitud.

Por artistas, para artistas
Las fortalezas de Olharapo Filmes trascienden más allá de su meticulosa planeación para extenderse a lo favorable de sus condiciones. Se trata de una distribuidora hecha por artistas y que, como tal, entiende a los artistas y sus principales inquietudes en esta etapa decisiva de su trabajo.
Por esto mismo, el colectivo nos explica que su servicio se enfoca en la distribución en festivales durante un periodo de dos años y con un mínimo de 400 inscripciones. Esto incluye la gestión de todo el proceso de inscripción y el envío de materiales en caso de selección.

Destaca también que no es un servicio limitante, lo que significa que los productores y directores no ceden los derechos de distribución en ningún momento. Esto garantiza que los creadores puedan presentar sus obras en festivales, muestras u otros eventos por su propia cuenta si así lo desean.
En cuanto a las posibilidades de comercialización, Laura Conde resalta que “no realizamos ventas ni recibimos porcentajes. Si nuestra distribución logra que alguien se interese en comprar las películas, o si el festival paga una cuota, todo va al productor. Cobramos una tarifa fija por la distribución”.

Una mirada al futuro
El talento y compromiso mostrados por los responsables de este esfuerzo invitan a pensar que no pasará mucho tiempo antes de que Olharapo Filmes experimente una expansión hacia otros formatos, como sería el caso del largometraje. El equipo no se intimida ante el reto, pero de momento se concentra en la consolidación de este esfuerzo, sin perder de vista otras necesidades de la industria, muchas de las cuales apuntan directamente a nuestra región.
La agrupación dio sus primeros pasos con la muestra Animalusa, que busca aumentar la visibilidad de la animación portuguesa. Un objetivo que comenzó en España y que recientemente se extendió a los Estados Unidos, dejando además cinco títulos elegibles al Oscar por proyección en una ciudad calificadora, como es el caso de San Francisco, donde se celebró el encuentro.

“¿Pasarán a la shortlist o a las nominaciones?”, se pregunta Bruno Caetano. “Quizás no, quizás sí, pero si alguno, de vez en cuando, pasa a la siguiente ronda, creo que es una victoria. Esto permitirá dar visibilidad a producciones magníficas, que han tenido su recorrido por festivales, pero que quizás no han contado con la promoción y la presencia mediática que merecen”.
La construcción de una industria animada verdaderamente sólida es una tarea compleja. El talento está ahí, latiendo en cada proyecto; y los esfuerzos por fortalecer la producción se multiplican año con año. Pero el viaje no termina con la última imagen renderizada. Es ahí donde empieza el verdadero desafío: llevar esas historias al mundo, hacer que sean vistas, celebradas y recordadas. En ese punto crucial aparece el colectivo O Covil, con iniciativas como Olharapo Filmes, Animalusa y las que vayan surgiendo en el camino. Todas concebidas para abrir nuevas rutas y lograr que la animación iberoamericana no solo se produzca, sino que sea vista y apreciada por audiencias cada vez más amplias en todo el mundo.
¿Quieres saber más? Ingresa a las redes sociales de Olharapo Filmes o comunícate directamente al correo OlharapoFilmes@gmail.com y descubre todas las posibilidades de distribución que el colectivo O Covil tiene para tu cortometraje animado.
