Mejores películas de animación iberoamericana en Filmin
De los grandes clásicos a los referentes de la industria contemporánea.
3 de agosto de 2022Por Luis Miguel Cruz
Las plataformas se han convertido en una vía fundamental para dar visibilidad a la animación iberoamericana. Tal es el caso de Filmin, cuyo catálogo animado incluye títulos de todos los países imaginables, incluyendo varios de los pertenecientes a nuestra región.
Desde los grandes clásicos hasta los referentes de la industria contemporánea, hacemos un recuento de las mejores películas de animación iberoamericana que encontrarás en Filmin.
Gora Automatikoa (Dir. Esaú Dharma, David Galán Galindo, Pablo Vara, 2021)
Las películas de corte metanarrativo siempre tienen un tinte especial. Más cuando éstas incluyen una crítica dura, directa y sin tapujos a una industria cuyo operar deambula en lo absurdo. Tal es el caso de Gora Automatikoa, sobre los esfuerzos de tres amigos por ganar un Goya animado partiendo de una muy sencilla premisa: si La gallina turuleca lo consiguió, ¿por qué ellos no habrían de hacerlo? ¡Basta con ser la única opción! Es muy fácil dejarse llevar por su humor, pero vale la pena verla sin perder de vista su mensaje.
Relatos de reconciliación (Dir. Rubén Monroy, Carlos Santa, 2019)
La animación ha sido tan íntimamente vinculada con la alegría infantil que son muchos los que olvidan que también es una vía para la redención. Pocos ejemplos tan efectivos como Relatos de reconciliación, una recopilación de historias de las víctimas de la violencia en Colombia y que son llevadas a la pantalla con distintos estilos animados. No esperen algo convencional, ya que la antología se decanta por enfoques más bien artísticos, incluso por algunos que rayan en lo surrealista, lo que dota a las distintas narraciones de un fortísimo carácter simbólico y propicia una conexión emocional inalcanzable desde otros ángulos.
Ana y Bruno (Dir. Carlos Carrera, 2017)
Un fiel reflejo de muchas de las adversidades que enfrenta la producción animada en iberoamericana. Una película que tardó más de diez años en su realización, la cual se vio pausada en numerosas ocasiones por todo tipo de adversidades. La espera y sobre todo el empeño del mexicano Carlos Carrera valieron la pena. Es así como conocemos a Ana, una niña que escapa de una clínica psiquiátrica para partir en busca de su padre, con la esperanza de que este pueda ayudar a su madre. Una misión imposible de no ser por el invaluable apoyo de Bruno y toda clase de seres imaginarios que habitan en el lugar. Aunque va dirigida a todo público, dista mucho de ser la típica película animada familiar, pues su corte fantástico se entrecruza con temas tan complejos como la salud mental y la muerte.
Virus tropical (Dir. Santiago Caicedo, 2017)
Es comprensible que la novela gráfica de Paola Gaviria, también conocida como Power Paola, haya sido etiquetada como la versión latina de Persepolis. Sin embargo, el comparativo es injusto para el impreso, así como para la adaptación animada del colombiano Santiago Caicedo, pues más allá de su premisa más básica, se trata de una historia que puede presumir una esencia muy propia. Es la lucha de una joven por convertirse en mujer en la Colombia de los 80, lo que implica dejar las comodidades de la vida familiar para partir en busca de su destino. Un exquisito recorrido intimista que se adentra de lleno en las vivencias de su autora, pero también social al ahondar en el funcionamiento general de la comunidad cafetalera.
Arrugas (Dir. Ignacio Ferreras, 2011)
La adaptación del español Ignacio Ferreras a la multilaureada novela gráfica de Paco Roca es una anomalía en sí misma por abrir un espacio a la tercera edad. Un sector que no suele contar con gran visibilidad en el terreno audiovisual y mucho menos en la animación. Pero su grandeza no se debe únicamente a la edad de sus protagonistas, sino a la enternecedora manera en que los explora. Dos amigos que habitan en un geriátrico, uno de los cuales padece Alzheimer, lo que resulta en un descabellado plan para evitar la planta de los desahuciados. Una historia de vida en una eterna carrera contrarreloj y una prueba fehaciente de que la amistad, la alegría y la aventura no conocen de edades.
Un día más con vida (Dir. Raúl de la Fuente, Damian Nenow, 2018)
Un día más con vida es el título de la obra en la que el prestigioso periodista Ryszard Kapuscinski relató su viaje de tres meses por una Angola sumida en guerra. Es también el nombre de una celebrada adaptación animada realizada por el español Raúl de la Fuente y el polaco Damian Nenow. Es, finalmente, una de las mejores exploraciones cinematográficas a un conflicto bélico. Por la forma en que plasma los horrores de la guerra y cómo estos son decisivos para cambiar la forma de ser de un joven idealista, quien termina convirtiéndose en un hombre profundamente realista y sobre todo, en un periodista obsesionado con contar la verdad a como dé lugar.
¡Vampiros en La Habana! (Dir. Juan Padrón, 1985)
La obra maestra del cubano Juan Padrón, quien aprovecha el mito vampírico para plasmar su escepticismo en torno al capitalismo y la manera en que este, secundado por las potencias extranjeras, ha impedido el florecimiento latinoamericano. Todo esto plasmado en una película de vampiros muy poco convencional y que gira en torno a una fórmula que los hará inmunes al sol. Al menos hasta que su distribución gratuita desde Cuba se ve entorpecida por colmilludos estadounidenses y europeos que tienen otros planes para la misma. Su fuerte carga política se ve potenciada con el uso de elementos distintivos de la revolución cubana, los cuales hacen del film un reflejo fidedigno de su contexto y toda una pieza histórica.
La casa lobo (Dir. Cristóbal León, Joaquín Cociña, 2018)
Si los chilenos Cristóbal León y Joaquín Cociña figuran entre los grandes maestros del stop motion contemporáneo no es sólo por la calidad técnica de su obra, sino por la manera en que lo aprovechan para que historias de corte realista sean impregnadas de una fuerte carga simbólica. En este caso, una de las más fascinantes exploraciones de lo sucedido en Colonia Dignidad, con una joven que se refugia en una casona tras escapar de la secta germana. Sus anfitriones son un par de cerdos y la casa reacciona a los sentimientos de la chica, pero las cosas no son lo que parecen y una estancia que inicia como un cuento de hadas termina convirtiéndose en una inquietante pesadilla.
Josep (Dir. Aurel, 2020)
Las historias de guerra, refugiados y exiliados suelen venir acompañadas de una gran humanidad, así como de increíbles anécdotas de las partes involucradas. Tal es el caso de Josep, película animada que se centra en el artista español Josep Bartolí. No en sus años de gloria, sino en uno de sus momentos más oscuros, relegado a un campo de concentración francés que fue creado ante la gran cantidad de republicanos que huía de la dictadura franquista. Irónicamente esto resulta en mucha luz plasmada en su lucha a la distancia, su improbable amistad con un militar galo y un viaje a México donde alcanzó la consolidación personal y profesional. Una de las mejores películas animadas de los últimos tiempos que, al igual que las vivencias de su protagonista, sigue en espera de ser descubierta por el grueso del público.
O Menino e o Mundo (Dir. Alê Abreu, 2013)
Una de las joyas de la corona de la animación iberoamericana. Por su nominación al Oscar que puso al brasileño Alê Abreu y a la industria del bloque en la mira del mundo, pero sobre todo por su singular fórmula. Es el viaje de un niño que parte en un viaje por reencontrarse con su padre y cuya mirada inocente contrasta con las visiones de una sociedad decadente por la alienación, la explotación y la tecnología. Que la sencillez de su diseño, el cual remite a los dibujos infantiles, y sus poquísimos diálogos ininteligibles dichos en portugués invertido no los engañen. Aunque su mensaje va dirigido a todo público, la película tiene una construcción sumamente compleja que será un deleite para las audiencias más exigentes.