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Buenos Aires: Pasado, presente y futuro de la animación iberoamericana

La provincia argentina es el ejemplo perfecto de lo importante que es conocer el pasado, para entender el presente y forjar el futuro.

2 de diciembre de 2022
Por Luis Miguel Cruz
Buenos Aires: Pasado, presente y futuro de la animación iberoamericana
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Buenos Aires es historia de la animación en estado puro. Desde hace más de un siglo, la provincia argentina ha sido un baluarte imprescindible para la animación iberoamericana, con todo tipo de esfuerzos por promover este arte.

Estos provienen de distintos orígenes. Los hay de numerosos artistas y estudios que continuamente sacan adelante una amplia gama de grandes proyectos. También de instituciones educativas que buscan una mejor formación para los jóvenes talentos. Asimismo, de los múltiples eventos que ofrecen espacios para la exhibición y con ello, para la reflexión. En torno a las obras, pero también a la industria. Todos y cada uno de ellos luchan continuamente contra toda clase de adversidades, muchas de las cuales son un común denominador entre varios países del bloque, como son los escasos apoyos nacionales y la inestabilidad económica.

Nada de esto les impide continuar adelante en busca de una industria animada sólida. No sólo de carácter local, sino en el panorama mundial. Por esto y más Buenos Aires se ha ganado el derecho a ser considerada una tierra de animación. Es, después de todo, un territorio que representa pasado, presente y futuro de nuestras industrias.

 

Pilares animados

Hay que decirlo con mucho orgullo: Buenos Aires es la cuna del primer largometraje animado de todos los tiempos. Se trata de El apóstol, dirigido por el italoargentino Quirino Cristiani. No menos importante, es el escenario de la historia vista en pantalla.

Estrenado un 9 de noviembre de 1917, es una sátira política centrada en el entonces presidente argentino Hipólito Yrigoyen y sus esfuerzos por erradicar la corrupción bonaerense. Su lucha conduce al cielo donde cruza camino con los dioses romanos, aprovechando sus poderes para destruir la ciudad con el fin de reconstruirla desde cero. Al menos hasta que el mandatario despierta de su sueño y no tiene más opción que resignarse a la realidad.

Se perdió en un incendio y por consiguiente son contadas las personas que la han visto. Aún así, su reconocimiento ha ido en aumento gracias a distintas iniciativas desde Argentina y muchos otros territorios, lo que a su vez ha contribuido a que cada vez más personas reconozcan su importancia para el panorama animado que conocemos hoy en día. Como industria, lo que incluye a los titanes hollywoodenses, cuyos orígenes comunes invariablemente se remontan a esta producción. Pero también en lo narrativo, algo especialmente palpable entre numerosos artistas iberoamericanos, que desde entonces aprovechan la técnica para manifestar todo tipo de inquietudes sociopolíticas.

Se habla mucho –aunque lo admitimos, a veces no tanto como quisiéramos– de Quirino Cristiani. Diálogos que casi siempre conducen a la necesidad de continuar la búsqueda de su obra perdida, lo que permitió el hallazgo del corto Entre pitos y flautas. Hay que seguir por esta ruta, pero sin que el continuo interés en el pasado más lejano impida voltear al más reciente.

Buenos Aires ha sido sede de muchas otras iniciativas que han sido de gran importancia para cimentar el camino animado. Algunas de las más importantes se remontan a los 60, ya que permitieron la creación de importantes instituciones y eventos como la Cámara Argentina del Film Publicitario de Dibujo Animado (1960), la Asociación de Productores de Dibujos Animados (1961) y el Primer Festival de Dibujos Animados Argentinos (1961). Un legado que fue evolucionando y que puede rastrearse hasta la actualidad con organizaciones como Animadorxs Organizadxs Buenos Aires.

 

La construcción de una cultura animada

Uno de los mayores logros en el panorama animado bonaerense es la gran cantidad de entidades centradas total o parcialmente a promover la animación. Empecemos por los estudios.

El Libro Blanco de los Premios Quirino registra más de 110 casas productoras ubicadas en la provincia argentina. El alto número ya es una ventaja por sí solo, pues contribuye a una mayor producción animada. Es importante destacar que las hay de todo tipo: desde las completamente independientes hasta las especializadas en la publicidad. Esta situación que bien podría ser un arma de doble filo ha sido bien aprovechada en la provincia.

La alta cifra es el perfecto reflejo del interés local en la animación, pero también permite entender la enorme pasión que genera. Los estudios indie suelen ser aprovechados para saciar inquietudes artísticas con la realización de todo tipo de proyectos. Ahí está Zaramella Animación – JPZtudio, que encabezado por Juan Pablo Zaramella, ha dado algunas de las producciones más celebradas en toda la historia de nuestras industrias. Fue aquí donde se gestó Luminaris que ostenta el récord al corto animado más premiado con 324 galardones. Los publicitarios, por su parte, no pierden la oportunidad de realizar cortos, series o incluso largos entre encargos. Muchos otros contribuyen directamente al desarrollo de la técnica al cubrir áreas como los videojuegos, el motion capture o la realidad virtual, entre otras.

Absolutamente todos y cada uno de ellos contribuyen a la creación de puestos de trabajo. Esto no debe tomarse a la ligera, ya que contribuye a que los jóvenes estudiantes se interesen por la materia al tiempo que evita la fuga de talentos.

Y es que si de números se trata, Buenos Aires puede presumir casi una veintena de centros de formación que contribuyen de lleno a la causa. La oferta es amplia y se extiende de los institutos especializados como IDAC Escuela de Cine de Animación de Avellaneda o Image Campus, a los centrados en arte, cine y diseño como el Centro de Investigación Cinematográfica, la Escuela Da Vinci o la Nueva Escuela de Diseño y Comunicación, y finalmente a lo generalista como la Universidad de Buenos Aires o la Universidad Nacional de Avellaneda.

La provincia incluso puede presumir de FX Primera Escuela Argentina de Efectos Especiales. Un lujo en nuestra región, pues no todos los países del bloque pueden presumir de centros educativos especializados en una de las áreas más populares de la industria cinematográfica, y que para sorpresa de muchos, asienta sus bases en la animación.

Pruebas irrefutables de los continuos esfuerzos bonaerenses para la creación de una auténtica cultura animada.

 

Fusión de presente y futuro

Buenos Aires alberga algunos de los eventos animados más importantes de Argentina y de toda Iberoamérica. Hablamos de la casa de Anima Latina, Bit Bang Fest, Cartón y Stop Motion Our Fest, por nombrar algunos. Todos capaces de coexistir en armonía gracias a su pasión y compromiso, pero también porque cada uno de ellos cuenta con una esencia muy propia que puede apreciarse en sus respectivas selecciones y eventos paralelos. Esto, invariablemente, facilita espacios para todos. No sólo hablando de artistas, sino también de audiencias.

Si hay uno que sobresale es Animation!, espacio especializado de Ventana Sur que se ha consolidado como el mercado animado más importante de Iberoamérica.

Se trata de un espacio en el que los asistentes pueden conocer el panorama regional y mundial de la animación, y reflexionar sobre los temas de interés para la industria. Es también un área imprescindible para proyectos en busca de alianzas estratégicas; en el que se fomenta el networking entre individuos, estudios y países; en el que se propicia el pitching; y en el que los talentos ascendentes que buscan abrirse camino conviven con algunos de los principales artistas de la región. En otras palabras, un evento que invita a mirar hacia el futuro animado del bloque con ilusión ante las promesas que se vislumbran. Con los proyectos, pero también con los artistas responsables, pues son ellos los que forjan nuestras industrias.

Por esto y más, Buenos Aires es un punto imprescindible para entender el pasado, reflexionar sobre el presente y mirar hacia el futuro de la industria argentina e iberoamericana. Un perfecto exponente de lo que significa ser una tierra de animación.