José María Fernández de Vega rememora su interés en Buñuel en el laberinto de las tortugas
El productor asegura que Luis Buñuel intentó usar el surrealismo para cambiar las cosas.
31 de mayo de 2022Por Staff
Buñuel en el laberinto de las tortugas (2018) es una de las películas más fascinantes de los últimos años. Prueba de ello es que pasan los años y sigue siendo motivo de conversación entre el público y los involucrados en la producción. Tal fue el caso del productor José María Fernández de Vega, quien fuera invitado al Ciclo de cine contra la despoblación organizado por el Ateneo de Madrid y España Creativa.
Empezó explicando su cargo: “soy una persona creativa que no le ha quedado otra que ser productor. En la animación especialmente está la figura del productor creativo que es alguien que [dice] ‘se me ha ocurrido hacer esto, no sé cómo demonios sacar el dinero para hacerlo, pero lo quiero llevar a cabo’, que era un poco lo que pasaba en esta película”.
Posteriormente explicó que “yo soy de Extremadura. Conocía de toda la vida la leyenda negra de la frase casi acuñada: ‘la película que tanto daño hizo a los extremeños de Luis Buñuel’ que era [Las Hurdes] tierra sin pan. Cuando conocí el libro en que se basa la película, que es de un cacereño que es Fermín Solís, pues lo leí con muchas ganas porque lo que hace es una ficción. Es decir, Fermín dice ‘esto puede ser así, no lo sé’. Pero los que han trabajado, los que han hecho cine saben que muchas veces el objetivo es producir la película y muchas veces no importan los medios o por dónde tenga que pasar. Entonces me imagino a Luis Buñuel, 1931 o 32, haciendo esto que él quería hacer y se encontraría con todas las dificultades que tiene, ya logísticas simplemente de rodar en las Hurdes en 1930”.
Pero la fascinación de José María Fernández de Vega no termina aquí, sino que apenas empieza con las intenciones del mítico cineasta español. “Lo que [Buñuel] quería hacer era una denuncia, un acto de denuncia. Claro que se juntaron muchas cosas políticas, la situación… todo como para que efectivamente fuera muy fácil decir ‘este hombre ha venido aquí a reírse de nosotros’. El libro lo que cuenta un poco es que Buñuel lo que estaba intentando hacer era un acto de denuncia, que es el culmen del surrealismo. Usar el surrealismo para cambiar las cosas, y el libro y la película lo que cuentan un poco es eso: cómo se hace una película y cuál es el objetivo final”.
La adaptación de Buñuel en el laberinto de las tortugas ha sido determinante para dar nuevas lecturas a la incomprendida Las Hurdes, tierra sin pan (1933), así como para renovar el interés de las nuevas generaciones en esta película. Un film animado cuya enorme calidad fue reconocida con el Goya a Mejor película de animación, premio que a su vez le ayudó a captar una mayor atención del público. Ha inspirado además incontables coloquios, debates e incluso exposiciones como la que puede apreciarse en la localidad cacereña de Pinofranqueado y que recientemente fuera visitada por los Reyes de España y que detalla el proceso de realización del film animado.