El 1 de agosto quedó marcado por el estreno de Mapi, un nuevo programa de concursos que, más allá de su curiosa premisa en la que famosos responden toda clase de inusuales preguntas, sobresalió por su presentadora homónima. Una niña virtual CG capaz de interactuar en tiempo real y cuya creación requiere a una actriz que porta una cabeza de referencia y una cámara de captación facial.

Cuando el canal español La 1 hizo la presentación oficial hace apenas unas semanas, la idea era que la adaptación del show japonés Chiko’s Challenge fuera abrazada como un logro tecnológico. Que innegablemente lo es. Pero luego de su primera emisión, queda claro que el concepto quedó más bien marcado por el choque cultural y el valle inquietante.

Prueba de ello es que la etiqueta #MapiRTVE1 terminó haciéndose tendencia en Twitter, pero no por las razones que la producción hubiera esperado. A continuación algunos posts.

Dejad de discutir en twitter o @MapiTVE os comerá.#mapirtve #Mapi pic.twitter.com/Wlkacxu4xy

— LawyChan ✨Commissions OPEN✨ (@LawyChanArt) July 29, 2022

It’s Mapping time #MapiRTVE1 pic.twitter.com/kYbP0EtgN1

— 🐨 Roger von Pitufo 🐨 (@SrtoManuelColon) August 1, 2022

Deseando que entre en plató la madre de Mapi #MapiRTVE1 pic.twitter.com/EV5NnAbxrp

— Dani Lovsky (@dani_lovsky) August 1, 2022

¿Se puede hacer algo por cambiar las sensaciones de las audiencias? Sí, pero hacerlo no será sencillo y requerirá compromiso de ambas partes.

Desde La 1, lo más sencillo sería cambiar, aunque sea sutilmente, al personaje. Es un hecho que el diseño occidental suele alterar algunas proporciones corporales para la creación de niños, que son ilustrados con cabezas considerablemente grandes para sus cuerpos. Basta recordar a los más recientes bebés Disney o un film como Baby Boss para demostrarlo. Sin embargo, para nada estamos acostumbrados a la estética nipona conocida como chibi que exagera estos mismos rasgos de un modo desmesurado. El problema aquí, claro está, es que la gran cabeza de Mapi resguarda en su interior la cabeza de la actriz Carla Pulpón y todo el equipo de captura facial.

Más complejo es el valle inquietante que consiste en el rechazo que las personas sentimos por aquellas figuras que parecen humanos sin serlo. Suele atribuirse a los cada vez más avanzados androides, pero puede darse con otras manifestaciones, incluso de corte digital. Si alguna vez se sintieron incómodos con Tom Hanks en The Polar Express, fue por esto. También tiende a atribuirse a la búsqueda de un realismo extremo desde lo artificial, no sólo en el físico, sino en la gesticulación facial. Tal sería el caso de Mapi.

En este último caso, tampoco queda mucho por hacer sino acostumbrarnos. Algo que sólo sucede cuando los crecientes avances tecnológicos se normalizan con una presencia cada vez más recurrente en nuestras vidas. El proceso es lento, tanto que es difícil decir si será atestiguado por Mapi, quien seguramente seguirá siendo objeto de mofas digitales por un rato. Sólo el tiempo dirá cuál es el destino de la niña digital: una pieza clave para lograr un cambio o la más reciente víctima de los memes del momento.

Finalmente, vale la pena destacar que las burlas de Twitter no necesariamente representan un fracaso, pues a fin de cuentas el show generó curiosidad en el público. Sólo los niveles de audiencia irán diciendo si la arriesgada apuesta va por buen camino o si, efectivamente, hay que cambiar para garantizar mejores números.